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A lo largo de su vida se ha mantenido como un muerto más de una vez para poder sobrevivir. Su cuerpo totalmente paralizado, su respiración lo más lenta, y suave posible para no llamar la atención del peligro que le acechaba. En cada una de esas ocasiones, Shang Qinghua salió victorioso, pues al final él tenía un don inigualable en lo que a salvarse el trasero se refería.

Él es un experto en lo que a escondite y huidas se refiere entre todos los reinos de este mundo.

Sin embargo, no estaba preparado para esto, y francamente ya se estaba desesperando. El sol hacía mucho tiempo que había salido, lo sabe por lo alto que este está en el cielo, así como por los fuertes rayos que atraviesan la ventana mientras él sigue en cama con Shuixian plácidamente dormido sobre su pecho, impidiéndole levantarse o incluso hacer algún movimiento brusco para evitar despertarlo.

Si fuese un día cualquiera estaría complacido de no hacer nada más que recostarse con su bebé en brazos a dormir hasta que pase de medio día, pero este no es un día ordinario y todos en el castillo lo saben muy bien. Hoy es la presentación de Shuixian ante los demás reinos como el único heredero del clan más prominente del norte. Dos años habían pasado desde que el niño nació, por lo que, era el momento perfecto para ser nombrado oficialmente como sucesor ante demonios y humanos por igual.

Aquí el problema es que Shang Qinghua puede escuchar como hay todo un castillo casi que entrando en colapso afuera de sus puertas, preparando todo para la ceremonia del príncipe mientras este sigue durmiendo plácidamente sobre el pecho de su ya cansada madre. Él simplemente no puede tomar a Shuixian y apartarlo de encima suyo, pues el bebé empezaría a llorar ante el mínimo movimiento lo que sería terrible porque calmarlo es una tarea que requiere una paciencia extraordinaria.

Él actualmente no tiene mucha paciencia. Además, solo hay una persona que es capaz de tomar a A-Xian y cargarlo sin que este se ponga a tirar todo el palacio a punta de llanto, ese mismo Mobei-jun que no ha tenido la decencia de aparecerse por sus recámaras desde que Shang Qinghua despertó.

Ese mismo que, Shang Qinghua sabe, fue quien puso a Shuixian encima de él mientras estaba dormido, y ahora lo ha atado a la cama hasta que Mobei-jun quiera aparecer para salvaguardarlo.

No sabe la razón por la que Mobei-jun hizo esto, no cuando es un día tan importante en el que se supone que él debe participar activamente en los últimos detalles de la preparación del palacio, supervisando todo a su paso para que las cosas salgan perfectas.

No cuando es la presentación de su hijo y en vez de estar dando órdenes está mirando los pájaros volar fuera de la ventana.

Se siente ansioso, realmente quiere estar abajo al pendiente de las cosas. No es que no confíe en Mobei-jun o en los sirvientes del palacio, ¡claro que lo hace! Más al tomar en cuenta que todos se están guiando por el plan que él diseñó hace ya tantos meses. Sin embargo, nada está escrito y cualquier cosa impredecible puede pasar llegando a arruinar todo.

Shuixian se remueve y Shang Qinghua baja la mirada para observarlo. El pequeño sigue plácidamente dormido, sus espesas pestañas blancas es lo que más nota junto a las pecas que besan su carita. Un sentimiento cálido se instala en su pecho, uno de un amor desbordante de la más pura adoración que quiere hacer que bese cada parte de la carita de su pequeño por siempre.

Shuixian babea su túnica de dormir. No le puede importar menos, no cuando este se ve como un ángel que descansa plácidamente sobre el pecho de su madre, tan calmo y hermoso como el día en que llego al mundo.

Shang Qinghua lo ama mucho.

Cuidando de no despertarlo, acaricia suavemente con la punta de sus dedos la carita de su hijo. Su pequeña nariz de botón, su espeso cabello de color blanco platino, y las pequeñas pecas que enmarcan su preciosa carita.

Un narciso que brota en invierno; svsssDonde viven las historias. Descúbrelo ahora