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La paternidad es algo que nunca ha estado en la naturaleza de los demonios.

Ni su padre, ni el padre de su padre o el padre de este tuvieron algún tipo de afecto hacia sus crías y, en respuesta, estos nunca crearon ningún tipo de conciencia filial hacia ellos. No había lazos, ni afecto o un respeto directo de ninguna de las dos partes más allá de la relación consanguínea entre sí.

Es por esto mismo que el parricidio nunca fue algo que se pudiese considerar extraño entre demonios o al menos no más allá de la traición al clan que esto implicaba. Sin embargo, el crimen bien podría ser ocultado de las autoridades y aunque fuese un secreto a voces nadie haría mucho por investigar la muerte de un padre a manos de su hijo o viceversa. Mientras hubiera un regente, la causal de llegar al trono importaba poco.

Fue por este medio que su padre ascendió al trono después de que el rey de turno amaneciera clavado a la cama gracias a una espada que atravesó tanto su cabeza como la madera.

Él por su parte no tuvo que hacer algo como esto para suceder a su padre en el trono, dado que Linguang-Jun se encargó de hacer el trabajo sucio creyendo que obtendría el poder del clan. Lamentablemente para él, los ancianos del consejo consideraron que un joven XueHua ya contaba con la edad suficiente para tomar el control del reino, por lo que fue coronado como el nuevo rey del Desierto Norte. Su nombre cambiando por el título con el que sería conocido el resto de su vida: Mobei-Jun.

Poco puede decir sobre encontrar el cuerpo de su padre o la ascensión al trono. Ninguno de estos dos sucesos logro despertar algo en él más allá que un absoluto fastidio al saber todo lo que se le venía encima con esto, mismo fastidio que se incrementó ante las palabras filosas de Linguang-Jun y la promesa que de este sobre acabar con su vida antes de la real ascensión.

Nada de esto le podría importar menos. Solo hizo lo que debía hacer y gobernó de la mejor manera que un rey demonio de trece años podría haberlo hecho.

Lo que no era mucho, a decir verdad, pero los ancianos insistieron en que la línea de sangre principal era la que debía seguir teniendo el mando del clan.

Con todo esto planteado no puede evitar recordarse a sí mismo buscando algún tipo de afecto entre sus padres, mismo que nunca consiguió. Su madre murió demasiado joven para recordarla con claridad, su padre por su parte no fue más que un déspota al cual por alguna razón le tuvo algún tipo de estima hasta el día en que su tío lo envío con los humanos a morir y el asunto fue dejado por su padre como un incidente menor del que no hubo ningún tipo de consecuencia.

Se demoró días en darse cuenta en que su hijo de 5 años había desaparecido, mismos días en los que fue torturado por los cultivadores del palacio Huan Hua en la mazmorra de agua.

Desde ese día se cerró para el mundo, creando una coraza que lo protegiese de todos los que lo rodeaban; evitando encariñarse con alguien, crear algún tipo de vínculo con cualquier ser que ante la primera oportunidad terminaría por traicionarlo.

Al igual que su padre.

Al igual que su tío.

Igual que todos.

Quería creerse fuerte, sin embargo, en el fondo siempre se supo débil. Su tío se lo dijo desde que no era más que una cría, palabras dichas con odio bajo la promesa de una muerte segura que al final nunca llego. Mobei-Jun, muy para su pesar, las aceptaba como verdad, pues a diferencia de los demás demonios, por alguna razón él siempre sintió la necesidad de recibir afecto, siendo esto la causa de su debilidad.

Confió en su tío y fue enviado a morir aun siendo muy pequeño para comprender la crueldad del mundo que lo rodeaba. Su padre lo hizo al no dar un escarmiento, dejándolo al cuidado de un sanador al volver al palacio sin darle una segunda mirada después.

Un narciso que brota en invierno; svsssDonde viven las historias. Descúbrelo ahora