Un pequeño rayo de sol golpeando directamente en su rostro le despertó. Suga abrió los ojos, muy lentamente, aún agotado por todos los sucesos del día anterior. Sucesos en los que no había podido dejar de pensar, incluso mientras dormía y que le atormentaron en forma de pesadilla durante las pocas horas que pudo conciliar el sueño. Le gustaría decir que se sentía más tranquilo, pero sería una verdad a medias y estaba sinceramente cansado de ellas.
Koushi parpadeó un par de veces para desperezarse y para calmar el picor de sus ojos hinchados y secos. En cuanto lo hizo, fue consciente también de su cuerpo y de su respiración dificultosa. Era ruidoso al exhalar y al inhalar y entonces se dio cuenta de lo irresponsable que había sido al marcharse del hospital sin cargar su inhalador. En ese momento había estado pensando en otras cosas, pero ahora, creía que no debió habérselo tomado tan a la ligera. Una pequeña crisis y estaría de vuelta al hospital.
El chico se incorporó del futón, intentando regular su respiración como le habían enseñado y recargando su peso sobre sus antebrazos un poco adoloridos por el forcejeo de la noche anterior, cuando fue obligado a subir al auto de su padre. No había nadie en la habitación y los futones habían sido recogidos, incluyendo el de Daichi. Su cabeza se sentía pesada (por la falta de sueño o por el llanto, no estaba seguro) y por un microsegundo, se sintió como si estuviera solo en el universo.
El tipo de soledad que te hace sentir pequeño, miserable e insignificante.
Y fue aterrador.
De repente, como si su mente le estuviera jugando una broma pesada, se dio cuenta; no tenía familia, no tenía a dónde ir, no tenía dinero y aún tenía muchas explicaciones que darle a los profesores y a sus compañeros que tan amablemente habían querido ayudarlo. ¿Qué tanto les había dicho Daichi? ¿Seguirían queriéndolo cuando les dijera la verdad? ¿O lo odiarían? ¿Sería asqueroso? Muchas dudas lo asaltaban y no estaba seguro de querer resolverlas. Todo estaba pasando demasiado rápido y él era más cobarde de lo que quería admitir.
La puerta se abrió de repente, dejando ver al equipo completo. La tropa era encabezada por los de primer año que, aunque intentaban mantener la voz baja, estaban siendo demasiado ruidosos. Todos portaban ropa deportiva que no era el uniforme y pequeñas perlitas de sudor empapaban sus rostros enrojecidos por lo que parecía, había sido su entrenamiento matutino. En cuanto se percataron que estaba despierto, el ruido se elevó en un doscientos por ciento. Todas palabras dirigidas a él.
Volviendo el mundo menos solo.
—¿Dormiste bien, Suga-san?
—¿Cómo está tu pie?
—¿Tienes hambre?
—¿Quieres un masaje?
—¿Un analgésico?
—¿Vas a venir a vernos?
—A que no adivinas lo que dijo Daichi-san
—Adivina lo que acaba de pasar.
Un torbellino de preguntas que lo dejaron sin respuestas y que, sólo por un instante le hicieron sentir más tranquilo. No se había dado cuenta de lo mucho que había extrañado el caótico ambiente de preparatoria hasta que lo envolvieron con sus gritos, bromas y palabras de genuina preocupación. Casi como si solo se hubiera ausentado un par de días y no la mitad del año escolar. Nadie lo trataba como un extraño, y tal vez eso hubiera sido lo mejor.
Suga tragó saliva y se preparó para hablar. Para explicar. Para confrontar.
—¿Chicos? —comenzó con la voz temblorosa por los nervios y el miedo. No tenía ni idea de como abordar el tema. ¿Preguntar directamente? ¿Una confesión de la nada? No estaba seguro de que alguna de sus opciones garantizara que iban a seguir tratándolo como siempre.
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Lágrimas y flores para un amor no correspondido
FanficDaisuga |Hanahaki Disease| Cuando la felicidad de ver a la persona que añoras se vuelve un sofocante dolor en el pecho y las sonrisas se transforman en lágrimas, sabes que has enfermado de amor. Los buenos recuerdos se convierten en tragedias y todo...