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Aquella mañana soleada el Capitán de los STARS se encontraba bebiendo un jugo de naranja y contemplaba el paisaje que tenía frente a sus ojos. Las únicas ocasiones que solía disfrutar una hermosa vista era cuando León (prometido de su hermana menor), lo invitaba a disfrutar un desayuno en uno de los restaurantes costosos de Raccon.

Dejó de mirar aquel bosque para concentrarse en la conversación que mantenía Claire acerca de su día a día cómo maestra de preescolar, mientras León no paraba de jugar con aquel cubierto intentando no quedarse dormido por décima ocasión en una salida familiar.

—Organice un convivió para mis alumnos —dijo Claire—. La idea salió cómo una manera de mantenerlos motivos antes de las vacaciones, he notado que pierden su ritmo.

Recordó las veces que solía motivar a sus colegas del trabajo para mejorar los resultados cuando llegaba el famoso final de mes tóxico que todo trabajador huye evitando tener una carga laboral excesiva, pero Chris halló una manera en continuar con un ritmo de eficiencia en las actividades diarias, por lo que, su hermana heredó el gen Redfield, el cual lo hace sentirse orgulloso.

—Estoy orgulloso —replicó Chris, y probó un bocado de los panqueques que había pedido.

—Claire, sabía que lo lograrías —dijo León—. Tienes un hermoso potencial que estás demostrando y eso me enamora de tí, muestras que eres una mujer empoderada.

Rodó los ojos intentando no ponerlos en blancos puesto que, León puede malinterpretarse cómo un insulto por las bonitas palabras mencionadas hacia su hermana, pero en ocasiones le parecían falsas y sin emoción alguna; debe ser por los largos periodos de tiempos que conviven diariamente al laborar en la misma empresa las veinticuatro horas del día.

Aunque, no puede quejarse de León ha sido un buen prospecto para Claire después de todo mantiene una buena relación de amistad con él y puede confiar plenamente sin tener conflictos por los años que llevaban conociéndose.

—Lo sé, gracias por reconocerlo —comentó Claire, intentando no soltar ninguna lágrima tras sentir una nostalgia—. No me hagan llorar, saben que no me gusta hacerlo en público.

El momento del desayuno se convirtió en una escena de película romántica de los años 40 cuando León le hizo entrega a Claire de un pañuelo para limpiarse las lágrimas y el maquillaje derramado sobre su rostro.

Algunas mujeres buscaban tener a un hombre a su lado que fuera honesto, cariñoso, amable y respetuoso hacia su persona, por lo tanto, las mujeres de Raccoon envidiaban la relación tenía entre León y Claire al considerarla inocente a pesar de los rumores que habían circulado bajo la creencia que Claire había embrujado al guapo policía desde el primer día en que llegó a la ciudad.

Por otro lado, Chris anhelaba tener un romance similar donde abandonara cualquier prejuicio relacionado a los comentarios dichos por la sociedad ya que, señalaban un determinado rango de edad para salir a citas o simplemente no hallaba pareja al estar casados o en una unión libre que son desventajas que impiden continuar con su vida personal.

No estaba decepcionado en no tener pareja sino todo lo contrario mantenía una esperanza en que algún día encontraría a esa persona especial que lo acompañaría el resto de su vida.

—¿Cuándo será la boda? —preguntó Chris

Claire miró a su prometido con una sonrisa y colocó su mano sobre la mano derecha de León mostrando apoyo en la decisión. Ambos se veían contentos por escuchar noticias de los planes que tenían en un futuro desde que decidieron vivir juntos han estado ideando y planeando su vida juntos a ciegas sin considerar cualquier circunstancia que pudiera afectar su matrimonio.

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