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Sus días de descanso solía dedicarse a realizar una rutina de ejercicio entre dos a cuatro horas para mantener saludable su cuerpo, pero debido a las consecuencias de una fuerte ingesta de alcohol optó en quedarse en casa recostado sobre aquel sofá había sido una pésima idea decirle a Piers en pasar la noche en su departamento porque ahora Chris tenía un insoportable dolor de espalda y cabeza.

Adolorido se levantó de aquel sofá incómodo y con la vista borrosa intentó leer el reloj de manecillas ubicado en la pared de la cocina. Maldijo varias veces terminando por revisar su celular para tener noción de la hora todavía tenía la posibilidad de disfrutar un desayuno ligero.

Camino sintiendo un hormigueo en la nuca cada día los efectos de las desveladas y alcohol se intensificaban en su organismo debido a la edad. Debía disminuir sus hábitos fiesteros para cuidar su salud.

Se miró al espejo dándose cuenta de una mirada cansada y recordó la pequeña conversación con Wesker y León, ambos hombres tenían razón en su vida personal, lo cual le dolía a Chris en pensar las decisiones que lo llevaron a estar solo en un departamento ideado para un matrimonio y un hijo, aunque él confiaba en la llegada de su pareja ideal en cualquier momento.

—No te frustres, todo tiene un por qué en esta vida —se dijo asimismo

Lavó su rostro y salió del baño para dirigirse a su habitación en la búsqueda de un cambio de ropa al dejar de soportar el fuerte aroma a alcohol sobre su camisa. Entró a su dormitorio olvidando que Piers Nivans estaba acostado sin camisa en aquella cama provocó un leve sonrojo en Chris.

Con la mirada hacia el piso caminó hacia el closet para sacar un cambio de ropa, su pensamientos intentaban no incomodarse ni crear momentos ficticios con un joven, esto era vergonzoso ¿Por qué sus hormonas lo traicionan en un momento así? No sintió ninguna atracción física ni emocional con el muchacho si no se sentía nostálgico al recordar esos días de amistad.

—¿Chris? —preguntó Piers adormilado

El hombre se quedó congelado y apresurado sacó un cambio de ropa sin fijarse.

—Disculpa por invadir tu privacidad —balbuceó Chris

—No debes disculparte —comentó el joven—. Soy un intruso en su espacio por un error cometido.

Chris le dedicó una sonrisa a Piers.

—Ey, no es cierto —dijo—. Es agradable tener a alguien en el departamento y puedo platicar para no volverme loco en el silencio que hay tradicionalmente.

Redfield, era sincero con sus palabras.

El vivir solo puede traer consecuencias graves que no son percibidas por las personas hasta que el problema se convierte en una pesadilla hacia sus amigos y familiares por los cambios constantes en la personalidad siendo una persona con el objetivo de sabotear los momentos de otras personas, un fuerte sentido de amargura o  aumentas el hábito de  socializar  en todos los ámbitos.

Piers soltó una risa.

—No puedo imaginarte viviendo solo —aseguró Piers—. Creía que tendrías una esposa al ser el chico popular en la ciudad. Todas las chicas quisieron salir contigo.

Sus momentos de juventud cuando fue codiciado entre las mujeres solteras en su época; nunca tomó la iniciativa de aprovechar las oportunidades dadas por el destino en ligarse a cada jovencita porque le parecía inmoral jugar con los sentimientos de las mujeres y aprovecharse de las buenas intenciones tenidas.

Entonces, ¿Por qué no tomó ese camino? Chris Redfield tenía buenos principios y valores a pesar de no haber tenido una figura paterna y materna en cada etapa de su vida, lo cual admiraban y respetaban varios de sus conocidos al no haberse convertido en un mujeriego o simple en un hombre que solo busca satisfacer sus necesidades sexuales con cualquier persona que se atraviese en su camino.

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