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Conducía a toda velocidad por aquella zona insegura. A Piers le disgustaba pasar por las calles sin compañero a lado, en su mente no cesaban los pensamientos negativos acerca de un posible asalto al mirar personas sosteniendo cualquier utensilio que pueda ser un potencial para usarlo de arma, los habitantes de la zona vivían bajo el miedo de los delincuentes, lo cual convertía en una difícil realidad.

Esto aterraba a Piers. Se escuchaba de zonas inseguras, pero nunca imaginó que Raccoon formaría parte de una lista, disminuyó la velocidad de aquel coche patrulla cuando se percató que cercas de un callejón había una pistola abandonada, sin quitar los seguros y sin bajar las ventanas, visualizó que se trataba del arma reglamentaria del Capitán Redfield.

Una incertidumbre lo invadió, existían varias posibilidades del hecho; se dejó llevar por su intuición y bajó del coche sosteniendo su arma para entrar a aquel lugar solitario.

Se escuchaba el sonido de ratones cercas, con cautela avanzaba en el camino hasta que se detuvo cuando miró gotas de sangre y en su mente pasó una imagen de Chris herido de bala a punto de morir. La tensión incrementó para el joven Nivans, su corazón se aceleró e intentó mantener la calma antes de entrar en una crisis existencial acerca de lo sucedido.

—Oficial herido —dijo Piers, a través de la radio.

Dejó un walkie talkie para correr hacia Chris. La preocupación de Piers se elevó al notar una herida punzocortante en el abdomen de su superior, buscó entre los bolsillos de su chaqueta un pañuelo para realizar presión en la herida, sin embargo quitó la bufanda verde que llevaba para hacer un vendaje impidiendo una notable cantidad perdida de sangre.

Chris no dejaba de moverse y emitir quejidos de dolor. Entre murmullos y las quejas constantes, Piers intentaba descifrar las palabras para comprender el mensaje sin éxito, tomó la iniciativa en decir unas palabras.

—No digas nada —dijo Piers, mientras mantenía presionada la herida evitando que su superior sufriera un shock—. Chris, deja de hacerlo.

Chris tocó el brazo de Piers para intentar pronunciar unas palabras, el dolor le invadía de nuevo cuando intentaba hablar, sin embargo en esta ocasión Chris no le tomó importancia y detuvo a Piers.

—Cámara —fue lo último que pudo decir antes de caer inconsciente.

⚡⚡⚡

—¿Cómo te sientes en ese momento? —preguntó la psicóloga.

Piers desvió la mirada por unos segundos. El motivo de su visita con la psicóloga del trabajo, se debió a que el Jefe Wesker descubrió que no asistía a las sesiones en ningún momento, pero al parecer lo encubría frente a los superiores.

—Espantosa horrible —se quejó Piers—. Recuerde lo sucedido con Matt, por esa razón ya no contiene contando la experiencia.

La psicóloga realizó varias anotaciones en su libreta.

—¿Cómo te hizo sentir lo ocurrido con Matt? —volvió a preguntar

Mordió su labio inferior. Le desagrada revivir emociones que congeló después de haber sollozado por días sintiendo un dolor en su corazón.

—Enojado, triste, frustrado y con miedo —respondió Piers, con honestidad.

—Cada emoción tiene un por qué en nosotros —dijo la psicóloga—. Debes conectar con cada emoción y escucharla encontrarás la respuesta.

—¿Lo hago justo ahora?

—No, será una tarea para nuestro diario emocional.

Piers estaba un poco preocupado por conectar con emociones del pasado, al saber que un caos puede desatarse cuando logré revivir una parte "superada", le disgustaba esa tarea dejado, aunque tenía que hacerlo, no deseaba perder su empleo que con un grado de dificultad lo consiguió.

—Por supuesto —replicó Piers

—La sesión ha terminado —dijo la psicóloga

Se despidió y salió de aquel consultorio ubicado en planta baja. Las personas que asistían a un servicio médico gratuito de Raccoon normalmente eran víctimas de un hecho violento en la ciudad o eran colegas que realizaron un caso extremo que perturbó su mente.

Camino por los pasillos con una sonrisa en su rostro, un poco fuera de lo común en Piers conociendo su amplió historial personal. Los únicos momentos de felicidad que experimentaba Nivans se debía cuando recibía su pago semanal o eran días festivos en su empleo.

Se dirigió hacia los casilleros para recoger sus pertenencias después de un día largo en la estación de policía desde el accidente con Chris en el campo de batalla, el jefe Wesker tomó el cargo temporalmente a fin de no dejar a jóvenes veinteañeros en una oficina.

—Estuve investigando a ese tipo Nivans —replicó un agente

Piers se detuvo y evadió abrir la puerta. Esto se escuchaba a chisme entre colegas, lo cual se convierte en incómodo al generar problemas internos y creando un ambiente tóxico de trabajo.

—Leí un artículo de Chicago Time acerca del último caso que tuvo en sus manos —volvió a repetir el mismo agente.

La respiración de Piers se agitó con escuchar el tema del periodico de Chicago, no eran noticias favorables, sin dudarlo entró a la habitación sin decir ninguna palabra aparentando no saber la conversación.

Sacó sus pertenencias de aquel casillero y se apresuró a salir. Su único pensamiento consistía en pasar a visitar a Chris y llevarle un poco de comida después de haber sido dado de alta hace dos días después de pasar una semana hospitalizado, los médicos no deseaban autorizar su salida hasta notar una mejoría, ya que conocían a su superior haría cualquier locura para estar de regreso.

Y ahí estaba Chris con un bastón apoyado afuera de la oficina de Wesker esperando ser atendido.

—¿Chris? —preguntó Piers, atónito—. No deberías estar en el trabajo sino en casa descansando hasta nuevo aviso.

—No. Debemos estar en campo persiguiendo al hijo de perra que ha causado todo mi sufrimiento —se quejó el hombre

—Estas loco, la venganza no trae felicidad sino amargura.

Piers intentaba convencer a Chris de regresar a casa para descansar, le preocupaba que fuera a complicarse su salud después de cometer una locura estando en las instalaciones del RPD.

—Lo estoy, puedes llamarme Chris, el loco —comentó Redfield

La puerta de la oficina se abrió por Wesker, quien sostenía un maletín y sus llaves para cerrar decidido a tomar un descanso de una larga jornada laboral. La nueva política del departamento de policía consistía en no hacer horas extras al menos de ser necesario a fin de reducir el riesgo de padecer problemas de salud mental a causa de falta de descanso y recreación de los trabajadores.

—Christopher Redfield, ¿Qué hace aquí? —expresó Wesker, con enfado.

—Quiero estar de regreso —replicó

—No puedo permitirlo. Chris, son órdenes que debes acatar.

Piers intentó buscar una bolsa de patatas en su mochila para mirar el programa que tenía ante sus ojos. Desafortunadamente, no traía ningún aperitivo y solo le quedaba recargarse en la pared para no tener al personal que va saliendo de las instalaciones.

—Jefe Wesker, estoy aburrido de estar en casa —se quejó Chris

—Es una oportunidad de descubrirse a uno mismo —replicó Wesker—. Dedica el tiempo a conocerte y puede que Nivans esté encantado de ayudarte, te espera para llevarte a casa—. Nivans, te lo encargo y no le quites el ojo.

—Espere... señor... no puede dejarme a cargo, apenas puedo conmigo —afirmó Piers

Piers soltó un quejido e hizo un pequeño berrinche. No estaba de acuerdo en ayudar a Chris en esa pequeña aventura de descubrirse dado que, es un viaje que debe hacerse en solitario para no sentir la presión de la sociedad.

—Agente Nivans, tengo una propuesta mejor —replicó Chris

Empezó a imaginar el peor escenario a lado del Capitán Redfield. Entre sus colegas escuchó que Redfield acostumbra a tener momentos de inspiración, los cuales terminan en tragedias y muertes.

—No quiero decir víctima de la maldición Redfield —susurró Piers

BittersweetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora