JIMIN

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Necesitaba salir de ahí ya, así que después de hacer el hechizo de teletransportación un par de veces al fin pude irme a casa, espero estar a tiempo porque se lo prometí a Isabella. Cuando aparecí en mi cuarto no había nadie por suerte, eso significaba que llegue a tiempo, me quite la ropa y me di una larga ducha necesitaba despejarme. No puedo creer todo lo que paso hoy, aun no entiendo como rayos estuvimos en la misma habitación con el chupa sangre y los dos estamos vivos, tampoco puedo creer que prometí ayudarlo, yo solo me había comprometido a decirle donde estaba y ahora me comprometí a ayudar a encontrarlo y destruirlo. Se mostró tan débil ante mí que en otras circunstancia me hubiese muerto de la risa aunque creo que estamos a mano ya que el me vio igual. Creo que le estaba dando un ataque de pánico o algo así, ni siquiera sabía que eso les podía pasar a los vampiros, toda esta tarde fue rara, incluso nos reímos, por favor eso no se ve todo los días, no puedo creer que me riera con él, todos esos pensamientos no salen de mi cabeza, lo único que quiero es que todo esto termine ya no quiero pisar otra vez la casa de ese chupa sangre.

Cuando termine de bañarme salí de la ducha, me puse mi pijama y cuando salí del baño fue que la vi ahí de espalda mirando por la ventana.

-Madre me espantaste-Ella se volteo y me miro fríamente.

-Has estado entrenando no es así-Me pregunto con su tono seco de siempre.

-Si claro todo el día, solo que me di una ducha para despejarme un poco, pero ahora seguiré entrenando-Ella se acercó a mí, lo cual me pareció muy raro, no fue tan solo hace un segundo que lo entendí.

-¡Mentiroso!-Me grito y su mano se estrelló contra mi cara.

-Madre de que hablas yo...-Y otra mas.

-¡Cállate!-" Ya basta" era lo único que podía pensar en ese momento-¡¿Donde diablos estabas?!

-Yo me fui con mis amigos...-No podía decirle donde había estado en realidad, porque me mata y con esa respuesta voló otra cachetada a mi cara.

-Esta es la última vez que me desobedeces, si te atreves a tratar de desobedecerme otra vez, ni siquiera veras la luz del día, ¡ya estoy harta de ti!- Fue lo último que me grito antes de pasar por mi lado e irse.

Solo me arrodille en el suelo y llore, solo llore, mi rostro no me dolía, el dolor pasaba desapercibido con el dolor que sentía dentro de mí, las últimas palabras de mi madre se repetían dentro de mi cabeza, estoy tan harto de todo esto, siento que en cualquier momento me derrumbaré, pero si hago eso estoy cavando mi propia tumba, no puedo dañar el prestigio de mi familia. Cuando estaba ahí tirando en el suelo torturándome a mí mismo fue cuando recordé a Isabella, ¡oh no! Fue lo único que pensé, corrí por toda la casa buscándola y cuando entre a la despensa fue que la vi en una orilla llorando y con una mejilla roja, creo que nos había ido igual, pero ella estaba así por mi culpa, así que me acerque.

-Bella-Le dije para que me mirara.

-Oh Jimin no me había dado cuenta de que estaba aquí-Se seca rápidamente las lágrimas, supongo que para no me dé cuenta, pero eso ya lo hice. Me arrodille a su lado.

-No sabes cuánto lo siento pequeña, enserio que lo siento, pensé que había llegado a tiempo-Me sentía tan mal y verla así me ponía peor.

-No se preocupe yo estoy bien, yo debería disculparme por no avisarle-Bajo su mirada.

-No digas eso, yo había prometido llegar a tiempo, pero creo que calcule mal-Ella me miro y yo le regale una sonrisa para que supiera que todo estaba bien.

-Aunque creo que nos fue igual, pero creo que a usted peor-Una pequeña risa salió de sus labios-
Lo siento no debería haber dicho eso-Se apeno y yo me reí.

Todo fue culpa del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora