𝐀𝐍𝐎𝐍𝐘𝐌𝐎𝐔𝐒 ━ 𝐒𝐡𝐮 𝐒𝐚𝐤𝐚𝐦𝐚𝐤𝐢 ©

O11

Doyeon se dirigía con gran entusiasmo a la sala de música, el lugar donde había quedado con aquel rubio. Siempre se emocionaba cuando conocía a alguien y veía la posibilidad de hacer una nueva amistad.

Sin embargo, cuando abrió la puerta, lo primero que vio fue al Sakamaki dormido en el suelo. Se acercó de manera cautelosa, abriendo la boca con la intención de decir algo y despertarlo, pero algo llamó su atención.

De uno de los bolsillos de su pantalón, sobresalía algo de color rosa. Eso le causó curiosidad y, cual infante, se acercó con sigilo, agachándose para quedar a su altura. Alzó una de sus manos y la extendió para poder tomarlo, pero enseguida fue detenida.

Parecía completamente dormido y, aún así, la había agarrado de la muñeca y la miraba de manera seria, con su ceño fruncido.

--- ¿Qué crees que haces?

Doyeon tragó saliva de manera nerviosa---. Yo. . . lo siento. Solo quería saber que era.

Shu mostraba molestia, pero enseguida vio su arrepentimiento y una pizca de temor en sus ojos por la fuerza que ponía en el agarre, lo que provocó que se calmase, además de soltarla.

--- No deberías fisgonear en las cosas de los demás ---dijo mientras se guardaba aquel objeto que antes había llamado la atención de la Minami. Aunque, en cuestión de segundos, sus facciones pasaron a mostrar una sonrisa pícara y burlona--- ¿O acaso querías aprovechar para tocarme mientras dormía?

--- ¡Claro que no!

--- Lo que suponía. Eres una mujer pervertida.

--- ¡Shu!

Para desgracia del rubio, tuvo que pasar de estar tumbado, a sentarse. Pero por otro lado, era la primera vez que estaba con ella y no quería echar el momento a perder. Así que intentaría quejarse lo menos posible.

--- ¿Y tu almuerzo?

--- No tengo.

Doyeon alzó una ceja en sinónimo de duda--- ¿Acaso no comes? ---él no le dio una respuesta a ello, así que solo se preocupó aún más. Enseguida, sacó su bento de su mochila, tomando los palillos y acercando a su boca una bola de carne--- ¡Con razón estás tan pálido y delgado! ¡Shu, debes comer, no puedes tomarte tan a la ligera el tema! ¡Es por tu salud!

--- Apenas me conoces. ¿Por qué me estás dando sermones?

--- ¡Porque me preocupas, tonto!

Esas palabras fueron una sorpresa para el rubio. Por una parte, esa chica se veía tan inocente y enseguida confiaba en cualquiera. Pero por otro lado, que tuviera esa preocupación por él, lograba enternecerlo.

Y cuando volvió a la realidad, la vio con sus ojos acuosos---. Shu, abre la boca. Necesitas comer. . .

El Sakamaki se quedó durante unos segundos en silencio, completamente quieto. No podía decirle la verdad, no podía decirle que realmente necesitaba sangre humana para alimentarse. Pero, si la hacía feliz, no le molestaba comer comida humana en su compañía, sobretodo si la preparaba ella. Así que, terminó por comerse la bola de carne que le había ofrecido.

--- Está buena. . . ---murmuró---. No hace falta que te pongas a llorar. Si lloras, seguramente te veas más horrenda.

Doyeon soltó una pequeña risa, dándole un golpecito en el hombro. Aunque, por otra parte, esas palabras le sonaban. Las había oído de parte de alguien. O leído.

--- ¿Me prometes entonces que vas a comer más?

--- Supongo que lo intentaré. Si eso hace que no llores. . .

Escuchó un grito agudo de su parte que lo hizo soltar un quejido. A veces era bastante escandalosa.

--- ¡Eso me alegra! Es que. . . no puedo evitar preocuparme por mis amigos.

--- ¿Amigos? ---esa palabra retumbó varias veces en su mente---. No creo que sea buena idea que te involucres conmigo.

--- ¿Cómo que no? Desde que aceptaste quedar conmigo, somos amigos.

--- Creo que la gente no hace amistad tan rápido.

--- ¡Pues yo sí! ---exclamó, alzando un poco más su mentón, en una señal de orgullo---. Además, siempre estás muy serio y solo. Y si frunces tanto el ceño te saldrán más arrugas.

Ese comentario le pareció algo infantil de su parte, pero no le sorprendía a estas alturas.

--- ¿Entonces no quieres que seamos amigos? ---las comisuras de los labios de Doyeon bajaron, formando una mueca que mostraba tristeza--- ¿Es porque no te caigo bien?

Y aunque no lo hubiera querido admitir, Shu se preocupó de verla decaída---. Mujer tonta ---respondió, dándole un pequeño golpe en la frente con sus dedos---. Si no me cayeras bien, ni siquiera te habría dirigido la palabra ---por no decir que estaba enamorado de ella.

Eso levantó los ánimos de la azabache, quién volvió a sonreír, para luego volver a tomar su bento--- ¡Entonces abre la boca! ¡Voy a darte más comida!

Shu no emitió queja al probar la comida que ella hacía. Realmente, si su corazón pudiera palpitar, lo haría tan rápido que parecería que le iba a dar un ataque. Sin embargo, por otra parte, sentía cierta inseguridad.

Inseguridad por si esa humana acababa de mala manera a su lado. Inseguridad de que ella pudiera rechazarlo.

Tal vez, tendría que utilizar su faceta anónima para hacerla alejarse de sí mismo.