❝Oye, pequeña tonta
¿Por qué insistes en averiguar
quién soy?
¿Acaso no es suficiente para
ti saber que te amo?❞
✒ Diabolik Lovers pertenece a Rejet e Idea Factory. Tanto la protagonista como personajes secundarios son de mi propiedad.
✒ No se perm...
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¿Por qué sigues sin dar señales de vida? ¿Por qué no vuelves? ¿Por qué me ignoras cuando tú has empezado todo esto?
Shu, yo. . .
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Doyeon paró de escribir al notar como la carta se mojaba. Y es que ella estaba llorando, eran sus lágrimas las que empapaban el papel y hacían inentendibles algunas letras.
Dejó el boli a un lado, agachando levemente su cabeza, llorando en silencio.
A su derecha, tenía las cartas que ella le había mandado durante este mes y medio. No había leído ninguna, estaban intactas. Sus esfuerzos eran en vano.
Y había intentando comunicarse de cualquiera de las maneras, incluso acudió al menor de los Sakamaki para que le llevara una de las cartas en su nombre, pero al día siguiente se la devolvió intacta.
--- Cuando le dije tu nombre, me gritó que me fuera.
Esa fue la respuesta que recibió y las palabras del albino no se habían borrado de su cabeza aún.
Por otro lado, Yui entró a la biblioteca. Sabía que Doyeon estaba allí, en una mesa apartada de los demás, escribiendo otra carta.
Ella era su mejor amiga, la había apoyado desde el primer momento. Incluso cuando sabía por todo lo que pasaba, la animaba.
Junto a Doyeon, había hecho cosas que desde que entró a la mansión Sakamaki nunca pensó que volvería a disfrutar. Algo tan simple como una tarde de películas de Disney o dramas asiáticos, una pijamada, salir al cine, a tomar algo. . . Cosas tan simples, pero que anhelaba y, para Yui, eran sinónimo de libertad.
Antes de que pudiera decir nada, oyó unos pasos detrás suya, topándose enseguida con la figura de Annie. Su semblante era serio. Su boca se torcía, haciendo una mueca de inconformidad y molestia.
--- Ese idiota. . . Doyeon, no me gusta verte así. Deberías olvidarte de él ---se acercó, posando una mano sobre el hombro de la azabache, dando un leve apretón.
--- Pero Annie. . .no lo puedo olvidar así como así. Además, yo estoy. . . estoy enamorada de Shu.
Yui miró la escena y, luego, las cartas. Una idea cruzó su cabeza.
--- Doyeon, dame las cartas. Yo. . . se las llevaré ---dijo decidida.
Ambas miraron a la Komori, Doyeon con un brillo de esperanza en sus ojos y Annie seguía con esa mueca de disgusto.
--- ¿Te recuerdo que Subaru fue y no funcionó?. . . Sin ofender, Doyeon, pero es lo que ocurrió ---argumentó la albina, dando pequeñas caricias en los cabellos oscuros de la Minami.
--- ¡Al menos dejadme intentarlo! ¡Yo. . .! ¡Se que puede haber alguna manera de convencer a Shu y hacer que lea las cartas!
--- ¿De verdad harías eso por mí, Yui?
--- ¡Claro! ¡Vosotras me habéis ayudado tanto! Además, eres una de mis mejores amigas, Doyeon. Estamos aquí para ayudarnos entre todas ---enseguida notó como la abrazaban.
Doyeon se aferró con fuerza al cuerpo de la rubia. Salieron más lágrimas de sus ojos, pero estas eran de alegría, de esperanza---. Gracias ---susurró en un hilo de voz.
Yui sonrió---. No me las des.
Después de estar un rato más sumergidas en ese abrazo, Yui se separó, tomando las cartas y colocándolas en la cartera donde guardaba sus libros.