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--- Shu-san, ¿puedo pasar? ---preguntó Yui mientras daba unos leves toques en la puerta de la habitación del rubio. No recibió ninguna respuesta, pero sabía que estaba allí.

Tomó una bocanada profunda de aire, como recogiendo todo el valor que necesitaría para realizar la siguiente acción. Era peligroso enfadar a un vampiro, pero de todos modos, Yui entró en la habitación, encendiendo la luz y caminando con paso firme.

--- ¡Shu-san! ¡Necesito hablar contigo! ---exclamó. Lo vio allí, tumbado en la cama, con los ojos cerrados y el ceño levemente fruncido por la luz.

--- Eres una mujer demasiado molesta. Lárgate antes de que te deje seca.

Por un momento, sus amenazas la hicieron echarse atrás. Pero no podía olvidar porqué estaba ahí: le había hecho una promesa a Doyeon e iba a cumplirla.

Sin decir nada, se acercó a la cama, abriendo su cartera y poniendo a su lado las cartas.

Shu reaccionó. Al estar recién despierto, le costó un poco entender lo que le estaba diciendo, pero fue cuestión de segundos que se percatase de lo que estaba pasando.

--- Quítalas de mi vista.

--- ¡No, no lo haré! ---notó como clavaba sus ojos azules en ella de una manera amenazante, pero Yui no se calló--- ¡Llevas todo este tiempo evitándola! ¡Do quiere hablar contigo y Shu-san solo desaparece! ¡Y yo no puedo soportar más ver a Do-chan llorando!

La habitación se quedó en un silencio sepulcral. Shu no dijo nada, pero su expresión se había calmado, como si el enojo se hubiera disipado.

--- Solo. . . léelas. Y si después de eso no quieres salir, se lo diré. Pero no puedo irme de aquí sin que Shu-san haya leído las cartas. Después de todo, se lo prometí ---dicho esto, se dio media vuelta para irse de allí, cerrando la puerta tras de sí.

Shu se quedó mirando las cartas durante un largo rato. Con inseguridad, tomó una, mirando el sobre. Como siempre, esos colores pastelosos que tanto le gustaban, acompañado de esos dibujitos tan ñoños e infantiles que hacía a su alrededor.

Eran completamente opuestos. A ella le gustan las cosas dulces, los tonos pastel, es demasiado activa. Y él es todo lo contrario.

Aún así, ella le gustaba. Le gustaba mucho, demasiado, le. . . ¿Qué tan patético es que un vampiro se haya enamorado de una humana con tan solo verla sonreír a lo lejos y oír su dulce voz? Ese tono tan melifluo, pero que también podía ser irritante cuando se ponía a chillar.

Bufó, resignándose a abrir la primera carta.

--- ¿Entonces no te dijo nada?

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--- ¿Entonces no te dijo nada?

--- Solo se las di, pero no sé que ocurrió después. Aunque no parece ser que las haya tirado.

Doyeon suspiró, resignada---. Al menos lo has intentado, te lo agradezco, Yui.

Se levantó, pero justo en ese momento oyeron los pasos apresurados de Annie, corriendo en dirección a ambas.

--- ¿Annie? ¿Qué-?

--- Yui, ¿Shu ha venido contigo cuando has llegado con los Sakamaki?

--- ¿Eh?. . . N-No, ¿por qué lo dices?

Annie suspiró, recuperando la compostura, ya que su respiración estaba algo agitada por lo que había corrido---. Bueno, como no tenía clase de inglés porque el profesor no ha podido venir, y por suerte no lo han podido sustituir, iba a ir a la biblioteca y. . . me lo crucé en el pasillo yendo a la sala de música.

--- ¡¿Que tú qué?! ---gritó Doyeon, sin poder contener su emoción.

--- ¿L-Lo dices en serio? Qué extraño, ¿por qué habrá venido solo?

--- ¿Qué más da? Lo importante es que está aquí, Yui. Y ya sabes lo que eso significa ---se giró en dirección a la azabache--- ¿Y bien? ¿A qué esperas para ir a verlo?

--- ¿Ahora? Pero las clases. . .

--- Doyeon, por favor, él se salta las clases casi todo el año. Además, esto es importante. Le diré a una de tus compañeras que luego te pase los apuntes, ¿sí?

Doyeon miró a ambas, esbozando una pequeña sonrisa. Tomó su mochila para irse, no sin antes despedirse de ambas con un abrazo--- ¡Gracias!

--- ¡No tienes que agradecer, Do!

--- Yui tiene razón. Vamos, vete corriendo antes de que el ricitos de oro desaparezca ---dijo de manera burlona.

Doyeon asintió, separándose y corriendo en dirección a la sala de música, mientras escuchaba de fondo un 'suerte' al unísono por parte de sus amigas.

𝐀𝐍𝐎𝐍𝐘𝐌𝐎𝐔𝐒 ━ 𝐒𝐡𝐮 𝐒𝐚𝐤𝐚𝐦𝐚𝐤𝐢 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora