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Doyeon suspiró con cansancio mientras terminaba de limpiar la última mesa de la pastelería donde trabajaba. Al fin había terminado su turno y tenía tantas ganas de irse a casa.

Se la notaba decaída. ¿Y cómo no iba a estarlo con lo que había pasado? Porque cuando Doyeon llegó a la sala de música, no había nadie. Y tampoco logró ver al rubio el resto del día en el Instituto.

Con la cabeza gacha, se acercó al cristal de la tienda. Miró afuera, a esas horas de la noche no había mucha gente, mucho menos cuando la cafetería ya estaba cerrando sus puertas.

Sin embargo, hubo algo que llamó su atención. Hizo un esfuerzo por ver mejor, acercándose más al cristal. Por un momento, pensó que era una simple imaginación, tal vez fruto del cansancio y la frustración. Pero cuando estuvo un tiempo mirando, supo que era real. Conocía esos cabellos rubios, esos ojos azules y también esos auriculares que llevaba en los oídos.

--- ¡Na-Nana, yo. . .! ¡Necesito irme ya!

--- ¿Hm? ¿Tan rápido? Normalmente te quedas más tiempo ---habló aquella anciana, dueña del negocio.

--- ¡E-Es que yo. . .! ---no sabía cómo explicarle la situación. Pero sus acciones lo decían todo: la manera en la que se sonrojaba y miraba de reojo hacia el cristal.

La anciana rió--- ¿Acaso alguien consiguió conquistar el corazón del pequeño pastel?

--- ¡Nana, n-no me digas así! ---se quejó, haciendo un berrinche---. Yo. . . en el siguiente turno puedo quedarme más tarde y-

--- No te preocupes, ve. Hoy has trabajado muy duro ---dijo, sonriéndole de manera cálida y amable.

Doyeon sonrió, dejando el trapo en la mesa y tomando su típico bolso rosado, con pequeños pines de panda--- ¡Muchas gracias, Nana! ¡Nos vemos el lunes! ---y menos mal que ya se había quitado el uniforme antes, porque salió corriendo de allí.

Su sonrisa se borró al ver que no estaba. ¿Acaso se había ido? ¿Por qué? Miró a sus alrededores con rapidez y cierta desesperación.

Y lo vio. Iba a paso lento en dirección al parque. Sin pensarlo mucho, volvió a correr, yendo detrás de él con la intención de alcanzarlo.

 Sin pensarlo mucho, volvió a correr, yendo detrás de él con la intención de alcanzarlo

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--- ¡Shu! ---gritó, sintiendo como su respiración se entrecortaba por la agitación. Se estaba cansando de estar corriendo todo el rato. Y sí, Doyeon era una persona muy activa, pero después de haber pasado horas en el Instituto y trabajando no era lo mismo.

Se detuvo, posando las manos en sus rodillas, recuperando el aire. Aunque parece ser que hizo bien, él también detuvo su paso.

Cuando se encontró mejor, se puso recta, mirándolo. Aunque estaba quieto, le seguía dando la espalda.

--- ¿Leíste las cartas?

Hubo un gran silencio al principio, cosa que la asustó porque pensó que iba a ignorar su pregunta, pero al final recibió respuesta---. Sí ---su tono de voz seguía sonando grave y desganado---. . . Así que, ¿estás enamorada de mí?

𝐀𝐍𝐎𝐍𝐘𝐌𝐎𝐔𝐒 ━ 𝐒𝐡𝐮 𝐒𝐚𝐤𝐚𝐦𝐚𝐤𝐢 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora