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Mi mano se mueve sobre la tela de mi pantalón soltándome un gruñido. Siento a Yoongi junior ir despertando de su sueño poco a poco y mandando sus lindas cosquillas por mi cuerpo sacándome un ronco gemido.

Perdóname Jesús pero si Park Jimin está de rodillas frente a ti con orejas de gato y una mirada puramente insinuante mientras bate sus pestañas inocentemente hay que aprovechar el bug. Estos ofertones no se ven todos los días viniendo del chico chicle.

— ¿Me darás de tu dulce de leche? — Me pregunta el canijo inocente sacando su rosada lengua. — Quiero lecheeee~ .

Perdóname satanás que diosito no lo hará.

— Bueno, ya que insistes tanto. — Bajo la cremallera de mi pantalón y ahora sí, ¡hasta el fondo mocoso malcriado!

Él gime cuando meto dos dedos en su cavidad bucal y comienza a succionarlos suciamente. Ayyy, ¿cómo puede ser tan caliente y tierno al mismo tiempo? Qué ganas de reventarle sus globos abismales a nalgadas.

— ¿Yoongi? ¡Yoongiiiii! ¡Qué desesperación! ¡Ya ni yo con la quincena! - ¡Tierra llamando a Yoongi! ¡Tierra llamando a Yoongi!

Un momento...

Parpadeo repetidas veces viendo a Jimin chasqueando sus dedos frente a mí con el ceño fruncido y un gato gordo casi rapado en mis piernas. Sacudo mi cabeza viendo mi ropa puesta y a un Jimin sin orejas de gato frente a mí con una extraña expresión en su rostro.

Ya decía yo que era demasiado bueno para ser real.

Jimin, mi amor, sé que nunca sabrás esto pero te comeré el culo sobre la barra de la cocina y jadearás como perra en celo. No lamento la palabra, todo es con amor.

Soy puto yo también, ¿y qué? Estamos en confianza chavos.

— ¿Qué pasa? — Logro hablar después de otros largos segundos regresando a la realidad.


— Llevo hablándote como diez minutos y tú solo te quedas ahí con la boca abierta. — Me reprocha. — ¿Te dio fiebre? ¿Te duele algo?

Me duele la polla, ¿me la sobas?

— Ando bien, lo siento, me perdí en mis pensamientos. — Pestañeo y sacudo de nuevo mi cabeza para quitar la imagen mental meramente erótica que tuve del chico chicle. — ¿Tan rápido llegaste?

— Ya pasaron tres horas. — Contesta. — Levanta tu culo del sofá y ayúdame a cortar verduras.

— Heyyy, alto ahí chico chicle. — Le freno mientras él me observa extrañado. — Nel, aguanta. En el periódico decía que yo solo me ocupo de gastos de renta, luz, agua y gas. NADA MÁS.

— ¿Ayudarme te costará tanto? — Me pregunta de mala gana.
Me mantengo sentado y simplemente estiro mis brazos dejándolos caer al segundo dramáticamente a mis costados con una falsa cara de cansancio. Jimin me barre de mala gana y se da la media vuelta para avanzar a la cocina.

— Idiota...idiota... — Repite una y otra vez en voz baja.

— ¡Te estoy escuchaaando! — Canturreó de mala gana.

— ¡No me importaaaa! — Me imita viéndome con una sonrisa. — Y hablando de cosas que no me importan, haré lo que se me de la gana cocinar y no me interesa tu opinión.

— Mientras sea comida y esté rico ya me tienes a tus pies. — Le contesto con una sonrisa. — ¿Aunque te digo qué sería mejor?

— ¿Qué? — Pregunta sacando una tabla.

— Tú de rodillas frente a mí y no para rezar. — Río mientras él voltea a verme con un tic en el ojo. Le lanzo un beso haciendo que se torne rojito rojito. ¡Pero qué mooono!

— ¿Jimin se pone caliente con este perreo?— Me burlo en risas.

— Meneo mi culo pero no para ti. No tienes tanta suerte. — Me sonríe adorablemente. Cabrón, ¿Cómo le hace?

— ¿Apostamos? — Le doy una mirada traviesa.

— Me menearás tu culo en... — Entrecierro mis ojos y hago cuentas rápidas en mi cabeza. — En menos de tres meses.

— ¿Qué? — Pregunta confundido, hasta su lindo ceño se frunce y sus labios se abultan.

— ¿Y si no lo hago? — Se cruza de brazos con una sonrisa llena de soberbia.

— Te ayudaré en la casa lo que queda del año. Básicamente, once meses. —Alzo ambas cejas y él sonríe.

Candy Rock RoomateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora