Aquel día quedo con verme con los chicos más temprano de lo habitual, en lugar de las doce, a las diez de la mañana. El chico chicle entra tarde a la Universidades día así que prácticamente nos despertamos al mismo tiempo. Bueno, él media hora antes y me despierta con el escándalo de la cocina. Ya no hay respeto de veras.
— Ya desperté del sueñuuum. —Digo abriendo mis ojitos y estirándome mientras bostezo.
— Buenos días. — Contesta el chico chicle detrás de la barra haciendo seguramente el desayuno.
— ¿Qué hora es? — Pregunto.
— Las ocho con trece minutos. — Contesta todavía distante.
¡Min Yoongi se despertó temprano! ¡Pidan un deseo, corran todos, el mundo va a explotar, es un milagro de año nuevo 2018!
— Gracias. — Termino de estirarme y suelto un suspiro de satisfacción antes de levantarme del sofá tranquilamente y bostezar. Me rasco la panza aún con cara de adormilado y admiro al zapato frente a mí. Luce realmente interesante y atractivo hoy día.
No tanto como yo pero me es imposible apartar la mirada de él. Se está volviendo negro... A la madre, no. ¡Me estoy quedando dormido! Me cacheteo con fuerza soltando un gruñido y me levanto antes de dirigirme a la barra frente al chico chicle y sentarme en el banquito.
Él me observa un pequeño segundo pero desvía rápido la mirada y lo veo haciendo unos ricos huevos con jamón. Merece el cielo por tenerme bien alimentado todos los días. Nada más no me lo quiten básicas que él es mío.
Cuidadito muchachos, cuidadito que los estoy vigilando.
— ¿A qué hora te vas? — Pregunto para romper el hielo.
— A las nueve. — Me contestando moviendo un poco el tierno huevo con la pala.
— ¿Tú a qué hora te vas?
— A la misma hora. — Contesto con una sonrisa pero él no parece destensarse.
— ¿Quieres que nos vayamos juntos?
Él me da una mirada que me recuerda lo estúpida que es mi pregunta ya que novamos en las mismas direcciones. Suelto una risa y paso mi mano por mi cabello para revolverlo un poco y seguir bostezando. Chico chicle infla y revienta aquel chicle rosa que lleva a la boca y no me había percatado que lo masticaba. Se vería más bonito mi polla reventando su culo pero no quiere.
— ¿No te da un poco de asco comer chicle antes de desayunar? — Pregunto alzando una ceja.
— Ya desayuné. — Me contesta con una sonrisa más bien falsa antes de tronar el chicle frente a mí y succionarlo como un profesional después. Anuma, esa no me la esperaba. — Esto es para ti.
— Oh. — Qué incómodo, no mamen. — Gracias. Creí que tú ya habías, bueno...eso...
Él apaga la estufa y saca un plato en el que me sirve antes de dejármelo enfrente con todo y cubiertos. Lo repito, que agradable sujeto. Da una rápida limpiada con el trapo sin quitarme la vista de encima y rodea la barra para alejarse de mí. ¿Porqué me siento mal? No sé, como cuando me peleaba bien feo con mi madre y ella después me hacía una rica comida. Ese sentimiento pero como veinte veces peor.
— Jimin. — Lo llamo levantándome, él se detiene cuando su mano toma el pomo de la puerta de su cuarto pero no se da la vuelta. — Lo siento.
Su cuerpo se pone un poco rígido y yo no tengo otro remedio que suspirar y acercarme a él. Él finalmente se voltea de brazos cruzados frente a mí sin dejar de masticar. Me siento amenazado, tengo la impresión de que ese chicle son mis bolas. Qué elegante.
ESTÁS LEYENDO
Candy Rock Roomate
Novela Juvenil- ¡Eres un anormal con complejo de niña erótica! - ¡Habla el que tiene un puto piercing en el pene! Donde Park Jimin es un chico que ama los dulces (y no forzosamente por eso es un chico dulce) y Min Yoongi un integrante de una banda de rock con un...