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Yo aquí después de un largo mes sin actualizar. Pero les traigo tres noticias.

La primera: Esta novela tendrá una segunda parte. 🎉🎉🎉🎉

Ya sé todo es hermoso.

La segunda: es qué Darius y Emily les tienen algo grande preparado para sus mentes débiles.

Y por último: nos quedan cinco capítulos y el epílogo para que nos despidamos de la primera novela, mil gracias por leerme y por darme la oportunidad de entrar en sus corazones llenos de vida.

Gracias y…

Feliz Lectura…

Ya pasó una semana desde lo ocurrido con Dakota, y en ese tiempo… las cosas han sido un poco turbias con la especie de las brujas y no con todas, las Sacerdotisas son las que son por la vida y el castigo a Dakota lo ven como algo justo, pero las del Norte… no tanto.

Quemar a una bruja no es algo que se haya visto en muchos años y lo que sucedió hace una semana fue algo que muchas especies vieron como la señal de que Darius no va a durar en castigar conforme la ley si se quebranta y que soy su pareja, su luna y me deben el mismo respecto que a él.

En este momento está profundamente dormido a mi lado, la luz del sol dejo de brillar hace unas cuatro horas y la oscuridad combinada con la luz de la luna hace que el lugar se vea precioso.

Escucho algo parecido al llanto de un bebé y niego creyendo que es absurdo no escuchar uno. Pero no hay nadie en el castillo con uno y los sonidos de un bebé en la aldea no los alcanzo a escuchar hasta aquí.

Me levanto para ver de dónde puede venir ese sonido, sé qué debería ignorarlo pero no puedo, no cuando parece qué sólo yo lo estoy escuchando porque Darius duerme profundamente en la cama.

Me detengo antes de pensar bien en lo que… no. No voy a dejar a ese bebé si es que no tiene padres, me pongo un par de botas y algo con lo que pueda salir y no parezca que estaba por dormir. Tomo una linterna antes de salir de mi habitación, bajo las escaleras principales y me encamino a la puerta, estoy por abrirla cuando dos siluetas se paran a mi lado.

—¿A dónde vas tan noche?—pregunta Aiden.

—El bebé, ¿No lo escuchan?

Aiden y Asher se miran como si estoy loca, pero lo escucho, lejano, pero escucho ese llanto.

—Emily…

—Por favor, si gustan ir conmigo…

—Aiden…

—Bien.

Abro la puerta y ambos me siguen a dónde escucho el llanto, pero el internarnos en el bosque no forma parte de lo que esperaban cuando les dije que escuchaba el llanto de un bebé, ambos me siguen por las veredas del bosque y por dónde el llanto del bebé va aumentando de manera sútil.

Subimos lo que parece ser una colina como a dos kilómetros del castillo, al llegar a la cima de la colonia, vemos un castillo abandonado. El llanto del bebé desaparece y eso me extraña, giro mi cabeza a Asher que parece sorprendido de ese lugar.

—No lo vimos cuando venimos a explorar—comenta Aiden.

—Em…

—El bebé no está ahí.

Un olor parecido al de un bebé llega a mi nariz y el llanto aparece de nuevo, y está vez no dudo en correr a dónde se escucha, pero bajo la colina por un lado de ella no en dirección al castillo, corro entre las veredas y rama que me estorba, es rama que se rompe por la fuerza y velocidad que llevo. Creo que corro otro par de kilómetros hasta que me detengo en una especie de coliseo pequeño, es como una pequeña mesa de piedra y en ella hay un pequeño bebé que mueve sus manitas para que alguien lo abrace y es quien a estado llorando y llamando mi atención.

Sin Amor ©® +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora