CAPITULO NUEVE

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CAPITULO EDITADO

Hernán

Dia siguiente...

Pudimos llegar a la casa de mi tío, debo admitir que no quiero entrar a esta casa, por eso, no quise despertar a nadie de los chicos. León se quedó profundamente dormido desde que le dije que descansé igual que Edric.

Esta casa me trae mucho recuerdo.

Mi tío y su familia fue una de las razones que no vine más a esta casa. Una de la condición de que Ana se quede conmigo era que yo venga aquí una vez al mes para visitar a mi padre, pero esos fines de semanas que venía eran una tortura ya que sufrí muchos abusos y maltratos.

Se que es hora de enfrentar a esta familia ahora, León y Edric, están conmigo, ahora soy adulto así que no tengo que tener miedo a esas mujeres. Es hora de enfrentarles, es momento de que mis miedos se superen ya que con los años Ana me demostró que puedo confiar en las mujeres.

Minutos más tarde...

Bajo del auto, cierro la puerta despacio para que los dos individuos no se despierten. Me encamino hasta la entrada y suspiro profundo antes de tocar el timbre dos veces, abre la puerta una mujer hermosa pelirroja la miro de arriba abajo.

— ¿En qué puedo ayudarle? — pregunta con una hermosa voz.

¿Es nueva? Claro que sí, nunca he visto a esta mujer.

— ¿Se encuentra el señor Mojica? — cuestiono con temor y asiente me hace una seña para que le siga, entro a la casa empiezo a notar que está totalmente cambiado así que me doy la confianza de que nada pasará. La mujer me indica en donde ir y para en una puerta enorme, toca.

— Adelante — grita el hombre que me dio la vida. Me quedo helado en mi lugar.

¿Dónde estará mi tío? No he visto todavía

— Puedes pasar — murmura y sale corriendo del lugar, frunzo mi ceño. Entro sin pensar dos veces, el hombre que está parado, es más viejo, no se parece a mi papá.

— ¿Hernán? ¿Qué pasa? ¿A que se debe tu visita? — interroga asombrado mientras se levanta de la silla y rodea su escritorio para saludarme.

— Necesitamos tu protección. Estamos en problemas — hablo sin más.

— ¿Qué pasa? — cuestiona con un tono serio y suspiro.

— Es la mafia rusa. Nos están buscando por algo que no cometimos — explico y me observa pensativo.

— ¿Que paso? ¿Por qué te buscan a ti? — pregunta.

Perdón Ana, tengo que usarte o no nos ayudará.

— Ellos tienen a tu hija, papá. Tienen a Ana ¿De acuerdo? — miento descaradamente, abre los ojos asombrados.

— Ellos tienen a tu hija porque ayudó al hijo de ese hombre porque estaba herido y ahora Ana está en peligro — menciono. Mi padre se queda callado, no dice una palabra y asiento, me doy media vuelta para salir del lugar hasta que su voz me detiene.

— Les ayudaré, el hijo de ese hombre quiero verle la cara — habla sin ninguna expresión. Se que en el fondo el se quiere acercar a Ana, solo que siente vergüenza por todo lo que sucedió en el pasado. Salgo de la oficina, me encamino hasta el auto para despertar a los imbéciles, los pego en la mejilla lo cual se quejan como niños pequeños.

— ¿Qué te pasa idiota, porque mierda nos pegas? — pregunta León.

— Mi padre quiere verte — comento con tranquilidad.

— Y una cosa más, le he mentido, le dije que Ana está secuestrada — confieso.

¿Por qué dijiste eso? — pregunta Edric escandalizado.

— Él es un hijo de puta, no nos ayudará, tuve que mentirle. Ustedes solo síganme y ya, León tienes que contar lo que ha pasado — explico y los dos asienten.

Solo espero que no se haga realidad todo lo que dije de Ana porque me arrepentiré de ello.

El Heredero Perdido (# 2 PM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora