CAPÍTULO ONCE

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CAPITULO EDITADO

Ana

Me despierto toda adolorida, no puedo ver nada, está totalmente oscuro, siento que algo en mi rostro, me doy cuenta de que tengo una venda en los ojos, quiero quitarme, pero no puedo mis manos estoy atada mis manos.

Escucho que alguien viene y abre la puerta de la habitación, me pongo en alerta y el hombre ríe a carcajadas.

Se burla de mí.

— No podrás hacerme nada niña, estás atada a una maldita silla — dice el hombre, se aproxima hasta mí y siento su respiración cerca de mi rostro, me retuerzo de dolor al sentir que algo me quema en mi brazo, me saca las vendas de los ojos.

— Iremos al grano, dime dónde está León— dice entre dientes.

— ¿Quien? — pregunto adolorida, hace la misma acción, pone el cigarrillo para que me queme mi piel.

Quema, me duele mucho.

— Dime dónde está — repite la pregunta.

— No sé de qué está hablando — hablo con una voz entrecortada.

— Tanta lealtad tienes hacia mi hijo, ¿perra? — pregunta enojado, abro los ojos asombrada.

¿Qué es esa forma de hablar?

Es ese hombre es el padre de León, ese hombre es el que le hizo tanto daño.

— Si tengo mucha lealtad a él, y no diré nada — admito con mucha valentía. El hombre me mira con sorpresa y ríe, mira al otro que está atrás de él.

Mi padre me buscará, te destruirá - hablo enojada. Él no sabe quién es mi padre, se nota porque no entiende nada de lo que digo.

— Solo quiero saber dónde puta está mi hijo — explica entre dientes.

— ¿Para qué? ¿Para hacerle daño de nuevo? — pregunto encarándole. Me mira atento y sonríe de lado.

— Esa marica es una chismosa de mierda — expresa y se levanta de la mesa al escuchar disparos.

— Anda a ver qué pasa — ordena y el hombre se va rápido, me observa.

— Mi hijo es muy rápido — dice riendo, pero niego con la cabeza.

No creo que sea León, es mi papá.

— No creo que sea su hi... — corto la oración al escuchar a mi papá gritar, en mi interior estoy festejando, pero en todos momentos solo quiero salir de aquí.

— Romanov, hijo de puta. devuélveme a mi hija ahora mismo — grita mi papá como una vieja. Está muy enojado.

— Dios mi tímpano — se queja el señor, me da una mirada de asombro y terror, lo escucho maldecir, escucho varios disparos más, enseguida me desata de la silla. Una patada destruye la puerta.

— Mi hija ahora mismo, Romanov — dice mi papá enojado, me mira si estoy intacta, pero abre sus ojos al notar las marcas de cigarros en mi brazo.

— No sabía que era tu hija — se justifica el señor con temor.

— Me importa una mierda — grita histérico mi padre.

— Ella sabe dónde está mi hijo — explica, mi papá y yo rodamos los ojos al mismo tiempo.

— Si, está en MI Mansión. No quería venir — dice mi papá mientras guarda su arma en su espalda.

— El me traicionó, Mojica ¿Por qué está en tu mansión? — pregunta quejándose como un niño ¿enojado? El señor Romanov.

— Porque no lo hizo, eres una cabeza hueca que no confía en su hijo — regaña mi papá con tranquilidad al señor.

— Tu hijo te odia y ahora yo por tocar a mi hija — confiesa.

— Lo sé y tienen los motivos, perdóname Mojica— comenta el señor Romanov mientras se rasca la nuca avergonzado por lo sucedido. Aclaro mi garganta y los dos me miran.

— ¿Qué está pasando? ¿Ustedes se conocen? — pregunto sin entender nada.

— Somos compañeros de facultad y mejores amigos — dicen los dos al mismo tiempo y ríen los dos juntos.

Que verga. Con razón, los dos son iguales. 

El Heredero Perdido (# 2 PM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora