Capítulo 8

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EL LAGO

—Dos cosas: necesito que me acompañes a un lugar. Y no le digas a nadie.

Cierro lentamente la puerta de mi casillero y me giro a ver a la persona menos esperada invitándome a salir. Elder William está recostado en la pared mirándome en tono despreocupado.

—¿Disculpa? —apreté mis cuadernos a mi pecho.

—Lo que oíste —dice— Necesito que me acompañes a un lugar. Es todo.

Miré para todos lados para cerciorarme de que nadie nos estaba viendo porque en realidad esto parece una broma.

—¿Qué fumaste?

Él roda los ojos.

—¿Vas a venir o no? Mi paciencia se agota.

Lo pensé. Era muy raro que Elder me hablara y peor, que me invitara, pero antes había hecho un plan: acercarme a ellos para averiguar qué es lo que traman. Y tal parece que Elder me lo está poniendo demasiado fácil.

—¿Por que quieres que vaya? ¿Qué te dio por invitarme a mí? —quise saber.

—Está bien, si no quieres no vayas —se reincorpora haciendo el amago de irse, pero lo detengo.

—Está bien, voy a ir —acepté— ¿qué pasará con el resto de las clases?

Se ríe.

—Amara, por Dios. Vamos —empieza a caminar así que lo sigo. Esto es muy, muy sospechoso, ¿y si me hará otra de sus supuestas bromitas? Porque no me fío de este chico, más bien lo estoy investigando.

—¿A donde vamos a ir? —le pregunto.

Cuando salimos afuera hay un jeep negro allí, Elder lo rodea para montarse en el asiento principal. Se monta y me abre la puerta desde adentro. Antes de entrar noto que ciertas chicas se me quedan viendo y me fulminan con la mirada. Al final me subo.

—No preguntes, ya verás —me responde. Enciende el coche y arranca.

—No te entiendo, Elder, ¿es una especie de trampa? Porque déjame decirte que yo me sé defender muy bien —lo sentencié con mi dedo índice.

Él hace el amago de sonreír.

Ahora ya no me parece tan rudo.

—No dudo de eso.

El cielo se estaba poniendo nublado amenazando con llover.

—¿Entonces?

—¿Por que eres tan impaciente? —niega con la cabeza— Te llevaré a un lugar y ya, no lo pienses tanto.

—Es que no me fio de ti.

Noté que apretó el volante cuando dije eso, pero se contuvo ¿qué planeaba hacerme?

—No es la primera vez que lo escucho.

—Lo siento, Elder, pero es la verdad.

—Bien, pero haré que lo hagas —me da una mirada rápida.

Decidí confiar en él, solo por esta vez.



—Llegamos —Elder abre su puerta y se baja.

Yo hago lo mismo.

Habíamos llegado a un especie de bosque, ha decir verdad había manejado como una hora para llegar aquí. Había una casa grande en color blanca y un lago frente a ella. Wow, qué hermoso. Muy hermoso.

Internado de lobos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora