Capítulo 29

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MENTIRAS

—Amara, por favor, dime algo.

Wade seguía insistiendo, me había traído a un extraño lugar cerca del pueblo. Fue después donde me di cuenta de que era una heladería. El lugar estaba medio vacío. Estábamos sentados en una mesa frente a una enorme ventana de cristal que daba a la carretera y al parqueadero, del otro lado de la carretera empezaba el bosque. Gotas de lluvia empañaron el vidrio. Había empezado a llover.

—Yo... él... ellos... —fue lo que musité, me sentía demasiado shockeada como para pronunciar una oración completa.

—Lo sé —responde.

Lo miré rápidamente, fue cuando recordé que Wade no se había asustado por ver ese enorme lobo; él actuó de manera muy natural. Y eso me desconcertó.

—¿Lo sabias? —cuestioné. Me dolía que Elder no me hubiera dicho lo que en verdad era. Me dolía que me haya endulzado el oído y que me hubiera convencido de estar con él en todos los sentidos. Pienso que quizás él y Melania se reían de mí a mis espaldas.

—Este es un pueblo lleno de... cosas. Todos los saben. Por eso es medio fantasma. No hay turistas, no hay nada. Ni animales en el bosque. La mayoría han sido cazados ya. —Wade hablaba demasiado bajo, temiendo que alguien escuchara.

—El colegio... —musité.

—Es una fachada, Amara, la mayoría son algo... son como Elder... son diferentes —responde— Nadie lo eligió, algunos de nosotros no tuvimos opción.

Fruncí el ceño.

Mi corazón estaba triste y mi cuerpo estaba débil. Afuera empezaba a relampaguear.

—¿Nosotros? —inquirí.

Wade me mira indeciso.

—También soy como ellos —confiesa.

Bufé, no podía ser.

—¿Estás bromeando? ¿Si quiera éstas cosas existen? Porque parece todo sacado de un libro de fantasía —me cabreé un poco. La verdad es que seguía pensando que era todo una pesadilla y que despertaría muy pronto.

El helado de chicle que tenía en una taza frente a mí se empezaba a derretir.

—Es tan real como que tu helado se derrite —dice—Sé que no estamos preparados para lo que no conocemos, pero estas cosas siempre han existido y están allí, entre las sombras, disfrazados de gente normal.

Me sobé la sien.

—Esto es extraño —sorbí mi nariz— Quiero volver al colegio.

—Te llevo entonces —Wade saca dinero y lo deja en la mesa para después ponerse de pie. También me pongo de pie, Wade me intenta tomar del brazo pero me adelanto para evitar que lo haga. La verdad es que no sabía si confiar en él... en ellos. Son unos asesinos y no podía con esto.

Cuando salimos la lluvia nos empapa, quiero correr al coche de Wade pero una figura de pie a unos metros de mí hace que me detenga en seco.

Elder.

Está con las manos metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón. Y me observa. Su pelo le cae por la frente, mojado. Sus ojos están caídos, sienten culpa.

Internado de lobos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora