Capítulo 18

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CRIATURAS

—¡Es un Chevrolet Camaro en Blanco! —me dice Mell más entusiasmada que la misma Melania. Sin embargo ni siquiera estaba viendo su estupido coche sino pensando en cosas importantes.

—¡Haré una fogata hoy en la noche en el bosque para celebrar! —exclama Melania— Ya saben donde, en el mismo lugar.

—Iremos a la fogata, ¿cierto? —me inquiere Mell.

—No, tengo que estudiar. Mell, ya vi el lindo coche de Melania ahora si me disculpas tengo que seguir con mis trabajo —iba a dar un paso para irme per ella me detiene. Se pone seria, como queriéndome decir algo.

—¿Tienes algo que decirme? —quise saber.

Me pareció raro su gesto.

Mell mira unos segundos detrás de mi para después volver a poner su sonrisa en su rostro.

—Nada, solo te quería desear suerte en tus cosas —se gira y va en busca de Melania. Yo me quedo unos segundos tratando de explicar su reacción pero no lo logro, lo que hago es ver en donde ella miró hace unos segundos: Elder y su grupo.

Elder me da una mirada rápida llena de tantas cosas que no supe explicar para después volver su atención a sus amigos.

Doy un suspiro profundo para después irme a hacer mis trabajos.



—Estoy muerta —me quejo mientras me dejó caer en mi cama. Eran las siete de la noche y recién terminaba de todos los trabajos que tenía por hoy. Al menos ya estaba al día.

Karla y Flavia estaban viendo alguna película en su computadora mientras comían cositas.

—¿Te quieres unir a nosotras? —me inquiere Flavia.

—Necesitas desestresarte, ven —le sigue Karla.

Me pongo de pie y las miro: se veían tan cómodas las dos allí que se me hizo feo unirme a ellas e incomodarlas.

—Estoy bien así, me ducharé y me pondré mi pijama. Dormiré temprano hoy. —empecé a quítarme la ropa.

En eso, la puerta del dormitorio se abre y de afuera aparece Elder, sin siquiera tocar ni nada.

Me tapo con la camisa ya que había desabrochado todos los botones.

—¿¡Qué te pasa?! Tienes que tocar antes de entrar —refuté.

—Como sea, necesito hablar contigo —se recuesta en el borde de mi cama, mirándome de pies a cabeza con desdén.

—Pero yo no así que te pediré que por favor te salgas de mi dormitorio y me dejes en paz —señalé la puerta.

—Tenemos que ir a una fogata en el bosque. —me dice.

—¿Tenemos? —le inquiero— Tendrás que ir tú porque es la de tu noviecita —le di una mirada llena de reproches.

—¿Y?

—Que no me interesa nada que tenga que ver con ella ni contigo, fuera de aquí. —lo intenté tomar del brazo pero no tuve fuerzas para moverlo.

Internado de lobos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora