Capítulo 12

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CULPABLE

—Disculpa la tardanza —le digo a Wade sentándome en el asiento frente a él.

Wade sonríe.

—No te preocupes, ¿todo está bien? —me inquiere.

Asiento sin ánimos, ni mente estaba en Elder y en lo que había pasado. ¿Por qué no dejaba de pensar en ese idiota manipulador?

—Todo está bien —mentí.

—¿Qué pedirás para comer? Mira, estaba pensando en que podríamos ordenar estas... —empezó a decir Wade, pero fue como si no lo escuchara más cuando miré venir a Elder con otro chico hablando sobre algo. Elder tenía la cara amargada como siempre. Parecía estresado, no lo sé. Quizás sienta remordimiento por lo que me hizo.

Siento lástima por él.

Elder se sienta con su amigo en una mesa del otro lado de la piscina y se ponen a platicar sobre algo. Pero pasó: Elder me mira, atento y expectante. Le aparto la mirada y me concentro en Wade que seguía hablando pero no lo escuchaba.

—... Así que, ¿qué dices? ¿Te parece la idea?

¿Idea de qué? Por estar poniéndole atención al idiota ese no le escuché nada a Wade, a quien sí me interesa.

—Sí, está bien, me parece bien.

—Perfecto. Cuéntame, ¿qué has hecho, Ami? Todo este tiempo me pregunté qué habría pasado contigo.

—Nada importante, estudiar y salir con amigas nada más.

—¿Tienes novio? —quiso saber tan de repente.

—No, no lo tengo —confesé.

Él asiente.

—Me parece bien entonces.

—¿Tú? ¿Novia, esposa, hijos? —quise saber.

—Eh, no, nada. Estoy mejor solo.

—Lo sé.

—¿Cómo fue que viniste aquí? —se pasa al asiento de la par mía. Más cerca.

—Mi padre tenía cosas que hacer así que... yo estaba mejor aquí. —respondí sintiéndome un poco nerviosa por su cercanía, además que no le diría las verdaderas razones que me llevaron a aceptar venir aquí. Sería vergonzoso para mí.

—Entiendo. Me alegra que hayas tomado esa decisión, así te pude encontrar —Wade me toma de la mano. Un gesto un poco extraño al inicio pero luego no me desconcertó. Lo que sí noté  fue que Elder se levantó bruscamente de la silla y salió de la cafetería.

—Eso creo.

—Te puedo hacer una pregunta —me dice.

—Ya la hiciste —bromeo.

Él ríe.

—¿Te puedo hacer dos preguntas entonces?

—Dime.

—¿Por qué me hacías groserías en primaria?

Internado de lobos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora