Capítulo 17

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EL PACTO

Cuando volvimos al colegio, nadie dijo nada, eran casi las diez de la noche. Es decir, no había entrado a clases en todo el día por haber pasado la mayor parte del tiempo siguiendo pistas y escondiendo evidencias. Los cinco estábamos en la cafetería, sentados en una mesa cerca de la piscina. Todo estaba medio oscuro y no había nadie. Ni un estudiante.

—¿Qué hacemos ahora? —rompe el silencio Karla.

Wade tenía la mirada perdida, quizás procesando lo que recién había pasado.

—No lo sé, ¿hacer como si nada pasó? —responde Flavia.

—Nadie hablará nada de esto —dice Elder— Haremos un pacto. Este día nunca existió. Nadie sabe nada. Sus ropas quémenlas, hagan lo que sea con ellas pero desaparezcanla.

—¿Hacer como si nada pasó? —ahora es Wade quien habla— Hay dos chicas que no volverán jamás a sus casas, una era casi una niña y la otra... tenía la edad de Amara. Ellas dos... merecían más que incinerarlas en el bosque.

Wade tenía razón, ahora recuerdo el por qué me llamaba la atención; era muy sensato y siempre se inclinaba por hacer lo correcto.

—Es lo único que queda. —responde Elder. Él, en cambio, siempre se inclina por lo ilegal.

Me sobé la sien y suspiré profundo.

—Tendré que hablar con el director mañana —comenta Wade. Todos lo miramos— Para explicarle el por qué no di clases hoy. Le diré que estaba enfermo.

—Creo que nosotras nos vamos a dormir, necesitamos procesar esto —Flavia se levanta, seguida de Karla—¿Vienes Amara?

—Ella se queda conmigo. —responde Elder antes de que yo siquiera pueda abrir mi boca para decir algo.

Lo fulminé con la mirada pero no le reproché, la verdad me sentía sin fuerzas para discutir ahorita con Elder.

—También me voy —Wade se pone de pie— Amara... —me ve—... cuídate.

Y los tres se van.

Ahora sí miro al idiota de Elder para escuchar lo que tiene para decir. Alguna idiotez que sale siempre de su boca. Se pone de pie y se sienta en el lugar junto a mi.

—¿Como estas?

—Bien —miento.

—¿Bien?

—Así es —pasé un mechón de pelo detrás de mi oreja.

Elder no se veía preocupado o asustado o shockeado como nosotros cuatro. Parecía fresco, sin sentimientos hacia lo que había pasado. Y no sé por qué no me sorprendió esa reacción de su parte.

—¿Quién te envió esos mensajes de que fueras al bosque? —me inquiere.

Lo miré.

—No lo sé, es desconocido.

—¿Qué decía?

No estaba segura de si mostrárselo o decirle porque la verdad el mensaje decía que me dirían la verdad sobre él así que no creo que sea conveniente mostrárselo.

Internado de lobos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora