IV

613 56 4
                                    

Las palabras de naruto eran como miles de cuchillas por todo mi cuerpo, claro que me importan mis maestros, pero no podía ponerme a llorar como una niña pequeña, no podría, no cuando danzo estaba suelto, todos mis seres queridos corrían peligro por tan solo estar conmigo, así que si, no había escogido esto, no había elegido que danzo me secuestrara y que matara a mis padres enfrente de mí, no sin antes torturarlos, así como no había elegido que ellos cayeran en coma, joder, no dolía, me quemaba por dentro verlos en esas camillas, postrados sin poder hacer nada, sin que ellos pudieran conocer a la linda niña de los que eran padres, la desesperación se hacía más grande a medida que pasaban los días, pero ya había hecho de todo y no podía traerlos, la impotencia se apoderaba de mi cada día al saber que ni con todos los conocimientos del mundo, era incapaz de poder sacar de un coma a las personas que más amo en esta vida.

-No tienes derecho a reclamar nada cuando no estabas aquí, se hizo lo mejor que se pudo en base a las circunstancias, así que siéntate en esa puta silla y no me reclames cosas que no están bajo mi control.

Las manos me empezaron a temblar y me estaba costando respirar, me deje caer en mi asiento mientras la vista se me tornaba borrosa, un ataque de pánico, no, no el día de hoy, mierda. Las cálidas manos de shikamaru se deslizaron por mi cara y me obligaron a verlo.

-Respira conmigo sakura- trataba, pero no podía, ya no más, ya había aguantado mucho, así que me desconecté, fui al lugar en donde residía Matatabi, era un lugar esplendido, estar aquí me transmitía paz, era mi lugar de descanso cuando ya no podía más, estar aquí, con los pies desnudos, caminando sobre el pasto, me daba una sensación de libertad, el pequeño lago y las nubes que parecían ser algodones de azúcar, siempre sacaban una sonrisa cuando lo veía.

-Supongo que te veré aquí más seguido, no es que me moleste, pero cuando entras de improvisto, siempre es porque no puedes soportar estar en la realidad- Matatabi me saco de mi ensoñación.

-Es algo inevitable, sabíamos que esto pasaría cuando ellos volvieran, solo era cuestión de tiempo.

-Si, supongo que si- me acerque a una de las colas de Matatabi y esta gentilmente me dejo sobre su lomo mientras me tapaba con sus colas.

Estuvimos un rato así, es silencio, en paz, los problemas aquí no existían, corrección, una sakura totalmente rota aquí no importaba, porque aquí no tenía la presión de nadie, aquí no era hokage, aquí no estaba danzo, aquí no estaban mis errores y problemas.

-Ya están bastante preocupados allá afuera, tienes que volver- solo suspire y corte la conexión.

Lo primero que me recibió fueron unos ojos rojos, que rápidamente se volvieron negros, seguido de una cara preocupada de shikamaru.

-Joder una ya no se puede tomar una siesta después de respirar agitadamente porque se vuelven locos- traté de quitarle peso a la situación.

-Un día de estos me vas a matar sakura, que problemático- shikamaru solo suspiro y se sentó a lado mío.

-De algo nos tenemos que morir- respondí, pero shikamaru solo se frustro más y paso una mano por su pelo, despeinándose en el acto.

-No sakura, no así- me pare y volví a peinar el cabello de shikamaru y me acerque a su oído.

-Tranquilo, todo está bien- apreté sus hombros y me permití darle una mirada tranquilizadora.

-Solo quiero que estés bien- coloco sus manos sobre las mías y me dio un apretón acompañado de una sonrisa que me hacía sentir que todo estaba bien.

-Tal vez algún día, no lo sé – me aparte de shikamaru y tome de nueva cuenta mi asiento. Shikamaru junto nuestras manos por debajo de la mesa. En estos momentos agradezco tener a shikamaru a mi lado.

SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora