VI

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Solo quería morir, dejar este mundo, ya no quería nada, ¿de verdad merecía lo que me había pasado?, ¿tan mal persona era para merecerlo?

Mi mano brillo en color azul, bisturí de chakra, lo lleve directo a la carótida, pero no pude, así que derrotada me limpie las lágrimas antes de entrar a la oficina, antes de hacerle compañía a las estrellas, necesitaba dejar todo arreglado, porque hace mucho tiempo ya había tomado la decisión, solo lo adelantaría un par de años.

Las miradas de mi equipo me recibieron y baje la mirada, me dio vergüenza saber que ellos se habían enterado de eso, tal vez me odiarían o me despreciarían, no quería que nadie supiera eso, era solo para mí.

Los ojos lloros de Hikari me distrajeron, así que me acerque a ella, y la cargue.

- ¿Tú y dada ya no se quielen? – la vocecita de Hikari me trajo de vuelta a la realidad, una realidad, que no había sido buena conmigo.

-Perdón, es que tu papá y yo estamos muy estresados, por unas cosas del trabajo, no es nada, mañana todo irá bien.

-Eta bien Lala, ¿me puelo quelar a mir aquí? – negué con la cabeza.

-No, por esta vez no, tienes que descansar, te aseguro que a la abuela le caería bien la visita de su nieta.

-Me quelale – Hikari hizo un puchero.

-Solo por esta vez corazón, ¿sí?, si lo haces harás muy feliz a mamá.

Ya no podía aguantar más tiempo, las lágrimas amenazaban en salir.

Solo suspiro y se bajó de mis brazos para tomar la mano de tigre. Sus hombros gachos me indicaron que estaba triste.

- Tsuki, te acuerdas que te dije ese día.

Sus ojos se iluminaron antes de responderme- tu siemple me cuilalias, y que siemple que te etlanara viela el cielo, tu estalias ahí, siendo mi gualdiana, mi amiga, mi protectola, como una estleya que cuila su luna.

-Recuérdalo siempre mi amor, tú siempre serás mi Tsuki.

-Y tú siemple selas mi Hoshi.

Hikari alzo sus brazos para que tigre la cargara, y se fue.

Saque un cigarro y lo empecé a fumar, cerré los ojos y me comunique con Matatabi.

-Creo que realmente podría arrancarle de un mordisco las bolas a tu ex equipo y al idiota del Nara.

-Es una idea tentadora, pero no vine por eso, ¿qué has pensado de mi propuesta?

-Creo que no tengo otra opción más que aceptar, pero la que me preocupa eres tú, ¿Qué harás después de que me valla?

-Seré una estrella, cuando mires el cielo oscuro, probablemente me encontraras.

-Sakura Haruno, ha sido un honor conocerte, espero que encuentres la paz que necesites, pensare en ti cada tanto.

-Matatabi, gracias, por todo, recuerda algo, que nunca nadie te diga que eres un monstruo, lo que crean ellos que eres, no deje que te importe, pero sobre todas las cosas, nunca agaches la cabeza ante nadie, no eres esclava del destino, mucho menos de un jinchuriki, que le den por el culo a todos.

Ambas nos reímos y Matatabi puso su pata sobre mi cabeza y empezó a dar delicados golpes.

-Adiós.

-Adiós.

Corte la conexión, me sentía más aliviada de que Matatabi aceptara. Mi estomago gruño de hambre, solo había desayunado y ya estaba a punto de amanecer.

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