Un beso bajo las estrellas © ✔️ [ BORRADOR 2023 ]

Capítulo 26 II

Los procesos no son lineales. Ya lo había oído más de una vez, pero entenderlo me iba a costar.

Uno de los niveles más horribles en los que puedes caer mientras cruzar todo ese camino para sanarte es el que parece llevarte de regreso al inicio. Es desesperante. Tenía la duda de si todo ese tiempo había estado dando vueltas en círculo, de si había estado en el camino correcto y solo había dado un paso en falso que me había hecho caer en la trampa.

Mis ojos no cedían al cansancio de mi cuerpo. Mi mente no se quería callar. No dejaba de creer que ese ciclo no tenía final. Todo se repetía vez trás vez y tenía miedo de no salir.

¿Cómo escapas de ti mismo?

Solo pensaba en una forma.

Atticus tampoco podía dormir. Sus ojos estaban cerrados porque las caricias en el cabello lo tranquilizaban. El tenue brillo de las luces que entraban por la ventana, cuyas cortinas habían quedado abiertas, me dejaba ver su rostro. Me dolía verlo llorar. Ahora lo hacía sin ninguna mueca o ruido, las lágrimas solo salían de sus ojos y viajaban por sus mejillas hasta perderse en las sábanas.

Me había asegurado no tener salvación, pero con sus acciones demostró lo contrario. Su situación amenazaba con quitarle sus avances y dejarlo en la ruina otra vez. En las que me había guardado un lugar desde el primer momento.

Recosté mi cabeza contra el respaldo de la cama.

—Saldrás de esa tormenta.

—¿Y si tienes que entrar en ella para sacarme?

—Ya estoy aquí.

Sus ojos cristalizados detallaron mi rostro. Le di una sonrisa de boca cerrada. La noche estaba jugando duro con los dos.

—¿Te dije que te hice una playlist?

—¿De verdad? No.

Alcanzó su teléfono y buscó entre las aplicaciones conmigo a su lado esperando pacientemente. Me lo dio para mostrarme la lista de canciones nombrada con el símbolo de una estrella. Reconocí algunas y a algunos artistas. No sabía qué decir. Viniendo de él sentía que era el gesto más lindo.

—La hice para que me sientas contigo cuando me necesites. —Miró el techo—. Ya sabes. En caso de que volvamos a alejarnos o cuando vayamos a estudiar. O si solo me necesitas y no estoy.

—Estarás conmigo.

—¿Quién lo asegura?

—Ya te conté el plan.

Sacudió la cabeza levemente y me ofreció una sonrisa, aceptando que no iba a cambiar de opinión. Seguí pasando las canciones hasta llegar a las finales y le devolví el teléfono con una enorme sonrisa. Mi pecho rebozando de alegría.

—¿Qué te pasa? —preguntó riendo.

—Me dedicaste una canción de zoé. —Chillé sacudiendo su brazo— Bueno, me dedicaste canciones y es la primera vez que alguien lo hace. Estoy muy emocionada.

Me di cuenta de que había dejado de pensar en mis problemas, aunque fue un momento. Ninguna de esas preocupaciones me estaba torturando.