—Quisiera entrar al equipo femenil de básquetbol —dije.
Si, quería entrar al equipo de para demostrarle a Rosé de lo que puedo hacer. Rosé me alteraba, es que ella es tan... Tan... ¡Ella! Sé que debería dejarla en paz pero es que me estresa como es. Así que iba a jugar con ella a hacerle la vida imposible.
—¿Pero no tendrás problemas con Rosé? —dijo el entrenador.
—No, para nada, estoy arrepentida de mi comportamiento, solo déjeme entrar ¿Sí? —supliqué.
Después de que el entrenador pensara un poco al final me dijo que sí, yo solo sonreí con triunfo y le pedí información acerca de los entrenamientos.
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Una hora más tarde
—¡TE METISTE A UN EQUIPO DE BÁSQUET! —me gritó mi novio Kai.
Estábamos sentados en una de las mesas de la cafetería de la escuela y le había dicho que me había metido a básquet, pero al parecer la idea no le agrado.
—Sí ¿Por qué? —respondí.
—¡No puedes hacer eso!
—¿Por qué no?
—Pues... Porque... ¡No puedes! —dijo.
—¿Me lo estás prohibiendo? —lo miré molesta.
—¡Pues sí! —gritó.
—Pues sabes qué —me levante del asiento— ¡Vete al carajo! —me salí de la cafetería.
En eso dieron el timbre para volver a clases, y me dirigí a mi salón. No podía creer que Kai me prohibiera hacer algo, definitivamente lo iba a terminar
Las horas sé pasaron lento, pero después de largas horas por fin dieron el toque de salida. Ya me iba a salir del salón pero el maestro me detuvo.
—Señorita Jennie y señorita Rosé, ustedes no se van hasta que cumplan su castigo, el director me dijo que no las dejará escaparse así que por favor vuelvan a sus lugares y ¡No se muevan de ahí! —dijo el maestro.
No creí que el castigo empezará desde hoy... Pufff... Ahora tendré que estar en este estúpido salón con la estúpida de Rosé, estúpidamente aburrida.
Me dirigí a un asiento alejada de Rosé y me senté.
—¡Oigan! —dijo el maestro llamándonos— Denme sus celulares.
"¡NOOOO!" grité por dentro ¿Ahora que iba hacer?.
Fui con el maestro y le entregué mi celular después Rosé hizo lo mismo y nos regresamos a nuestros lugares.
—Bien —dijo el maestro— Les devolveré sus celulares cuando terminen su castigo. Yo tengo que salir, me llevaré los celulares conmigo para que no los agarren, por favor ¡No se muevan! —salió del salón.
