Jennie ya había estado con otras personas y no me había molestado. Pero ahora no sé porque había sentido algo feo en mi pecho, cómo si me hubieran arrancado una parte de mí.
No quería llorar pero no podía evitarlo, ya que lo que sentía jamás lo había sentido y era algo que me destrozaba por dentro. Cuando había sentido los labios de Jennie junto con los míos, abrazarla, dormir y reírme con ella, era algo que empezaba a revivir en mi cabeza una y otra vez, pero después de todo lo que había pasado se me hacía difícil imaginarme a Jennie con alguien más y que la tocara, por primera vez sentí lo que era ser una persona egoísta porque quería que Jennie fuera sólo mía.
No entendía por qué me hacía sentir así, ¿Qué tenía ella que me hacía sentir así? Y porque ella me tuvo que sacar lágrimas que no debían de salir nunca. No sabía si me dolía el orgullo por llorar o el saber que ella quería a alguien más que no era yo.
—Es... —me estaba dejando en suspenso, mientras yo quería saber en quién se había fijado y ¿Por qué?
—Necesito saberlo —empecé a sentir más lágrimas saliendo de mi ojos, era algo inevitable.
Miré a Jennie que sus ojos se mostraban cristalinos, y cuando soltó la primera lagrima, no pude evitar llorar más, ¿Por qué ella estaba llorando?
—No llores —me tomó de la cara y limpió mis lágrimas.
—¿Por qué lloras tú? —ella también estaba llorando pero trataba de hacerlo en silencio igual que yo.
—Porque tú lo estás haciendo —me abrazó y empezó a llorar en mi hombro al igual que yo en el de ella.
Una vez que nos calmamos un poco Jennie me llevó a su cama se sentó en ella e hizo que me sentara igual pero en frente de ella.
—Rosé —Jennie me veía atentamente, repentinamente tomó mi mano y la llevó abajo de su blusa y su sostén, logrando que tocara uno de sus pechos desnudos.
—¡¿Qué haces?! —sentí mi cara volverse un tomate y quise quitar mi mano pero Jennie la tomó fuerte para que se quedará ahí.
—¡Shh! No hables tan fuerte, mi mamá está aquí —dijo susurrando.
—Tu Mamá salió hace un rato, no te preocupes.
—¿En serio?, bueno como sea... Dime ¿Qué es lo que sientes ahora? Tocándome.
—¿Qué tratas de hacer?
—Habló en serio, dime que sientes ahora que estás tocándome una parte desnuda de mí.
—No lo sé, Jen —miré a otro lado y quité la mano.
—Mírame Rosé —Jennie me volteó la cabeza con sus manos para que la viera— No hay nadie que me interese más que tú —sus ojos se cristalizaron de nuevo— Creí que ya era muy obvia, aunque trate de negarlo y decirte que no es así, la verdad es que estoy loca por ti, solo por ti —se subió encima de mí y me tomó de las mejillas— Estoy enamorada de ti Rosé —me miró profundamente— Y sé que tú también estás enamorada de mí, sólo quisiera que fuéramos sólo de las dos —empezaron a salir lágrimas de sus ojos— Rosé, quiero que toques...
—¿Qué? —dije sin comprender, mientras ella se quitaba la blusa.
—Quiero que me toques —en su mirada se notaba que me lo decía con súplica, mientras se quitaba el brazier.
—¿Qué estás haciendo, Jen? —me estaba poniendo nerviosa.
—Quiero que veas que soy sólo tuya, así que quiero que me toques —tomó mis dos manos y las puso en sus pechos desnudos.
—A mí no me tienes que demostrar de esta manera que eres mía —puso sus manos encima de las mías y empezó a dar masajes, indicándome que eso hiciera con sus pechos.
—Pero quiero hacerlo, Rosé, quiero que me sientas y quiero sentirte —tomó mis manos y las entrelazó con las suyas por un momento, para después abrazarme y besarme intensamente— ¡Vamos Rosé! Siénteme —dijo entre mis labios y de nuevo agarró mi manos para llevarlas a su trasero, me besaba de forma tierna pero a la vez con algo de desesperación, después llevó de inmediato sus labios a mi cuello y lo besó, mientras trataba de quitarme la blusa.
No tenía nada de experiencia en esto por lo tanto no sabía que hacer o cómo reaccionar, en realidad no me sentía preparada para hacerlo, pero Jennie parecía que moría de ganas por hacerlo conmigo.
Finalmente logró quitarme la blusa y enseguida siguió con mi brazier. Deseo, eso veía en su mirada al quedarse estática admirando mis pechos como si fueran lo que siempre deseó ver.
—¿Puedo tocarlos, Rosé? —se me hizo extraño que lo preguntara, creí que no mostraría algo de respeto hasta este punto.
—Si...
Como si fueran algo en los que pudieras dibujar, Jennie pasó uno de sus dedos por mis pechos como si fuera un lápiz, haciendo que su tacto de esa manera me erizara la piel. Jennie les empezó a dar leves masajes provocando que se me pararan los pezones, inmediatamente me besó apasionadamente, mordiendo también mis labios, para después pasarse a besar mi cuello, succionó mi cuello, dejando un chupetón.
—Jen... —trataba de decirle algo pero al momento en que los labios de Jennie llegaron a uno de mis pechos, mi cerebro dejó de pensar. Jennie los empezó a lamer delicadamente provocando que se me pararan más y mi corazón se empezara acelerar extrañamente, mientras mi cuerpo pedía más.
Jennie siguió con el otro pecho dando masajes mientras lamía el otro, siguió haciendo lo mismo por un rato hasta que decidió bajar a mi estómago y besarlo para seguir haciendo su recorrido hasta abajo. Cuando llegó hasta el cierre de mi pantalón, lo abrió con cuidado y desabrochó el botón, cuando estaba bajando mi pantalón la detuve.
—Espera.
—¿Pasa algo? —preguntó Jen sin entender.
—No estoy todavía lista para esto —Jennie sin reclamarme subió mi pantalón y me lo abrochó de nuevo para de inmediato dirigirse a besar mis labios.
—Lo entiendo, Rosé —Jen se acostó a lado de mi abrazándome, aun estando las dos desnudas de la parte de arriba— Te mojaste —se río y me besó en la mejilla, haciendo que me sonrojara— No me importa que mi mamá nos encuentre así, sólo quiero estar contigo.
Mi corazón se empezó a acelerar y volví a sentir el hormigueo en mi estómago. ¡Joder! ¿Por qué carajos debía tener sentimientos? Y ¿Por qué justo por Jennie?
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