Capítulo 11

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—Tu casa es muy bonita —estaba muy elegante y tenía cuadro de pinturas por las paredes.

—Espera, no pases todavía, te traeré una toalla para que no ensucies —se quitó sus zapatos y su suéter, dejando su ropa menos sucia puesta. Tardó sólo unos minuto en ir por la toalla— ¿Qué haces? —me miró confundida.

—¿De qué?

—Quítate la ropa, no puedes meterte así.

—Pero si tú lo hiciste.

—Estoy menos sucia que tú, me quité los zapatos y por algo te traje la toalla.

—Hay otras maneras para verme sin ropa —sus mejillas se pusieron rojas y no pude evitar reír- Sólo déjame entrar a tu baño así.

—Es mejor que entres al baño de mi cuarto, no quisiera que viniera mi hermano y te viera en una toalla, y jamás te quisiera ver desnuda, ¡Qué asco! —hizo que la siguiera a su cuarto.

—Tu cara demostró otra cosa, ¿Además por qué no quieres que tu hermano me vea?

—¿Bromeas? Estaría babeando por ti e imaginándose mil cosas.

—¿Y? ¿Por qué te molestaría eso?

—Mejor vete a bañar —me dio su ropa y la revisé.

—¡No hay ropa interior!

—¡No te pienso compartir mi ropa interior!

—¡Bien! —me metí al baño y me empecé a bañar, estaba muy sucia, tenía lodo por todos lados y olía mal, pero la bañada me estaba sirviendo.

—¡Rosé! —dijo Jen detrás de la puerta del baño— ¡Ya salte, que llevas ahí como una hora! —había perdido la noción del tiempo, pero es que el agua estaba muy a gusto. Me cambié y cuando salí Jen estaba en la cama con su pijama de ositos puesto, una toalla enrollada al cabello y su celular en la mano.

—¿Te bañaste abajo eeh?

—Sip —Jen estaba viendo a su celular pero cuando me miró, peló los ojos y rápidamente volvió su vista a su celular nerviosa.

—¿Qué? —estaba secando mi cabello con la toalla.

—Nada... En mi cajón están los braziers —seguía viendo a su celular y comprendí porqué se puso nerviosa.

—No entiendo por qué te pones así —me acerqué a ella— Tenemos lo mismo, somos mujeres daah.

—¿Ponerme cómo? Obvio tenemos lo mismo —seguía nerviosa viendo al celular.

—Podrías darme el brazier en la mano, hay muchos cajones.

—¡Es el que está a tu derecha!

—¡Podrías levantar la vista!

—¡No! —fui por el brazier y me quité la blusa para ponérmelo.

Fui por el brazier y me quité la blusa para ponérmelo.

—¡¿Mierda qué haces?! —levantó la vista pero yo me cubrí con el brazier.

—Y cuando me quito la blusa levantas la vista —reí— ¿Me podrías ayudar a abrochármelo? —me acerqué ella y le mostré la espalda para que me lo abrochara, nada más escuché como tragó saliva, cuando terminó de abrochármelo se escuchó un trueno cerca de la casa que hizo que se apagaran las luces, no era completamente de noche pero estaba oscureciendo y se veía muy poco.

—¡Mierda! —dijo Jennie asustada.

—Será mejor que me vaya ahora antes de que se oscurezca más —me puse la blusa que me dio y me giré hacia la puerta.

—¡No! -—ennie se paró y me detuvo.

—Tranquila, la ropa te la devolveré mañana.

—No es eso, es que... —me veía a los ojos con miedo y nerviosismo— Te... ¿te podrías quedar conmigo esta noche? —miró el piso.

—¿Tienes miedo? —solté una carcajada— La niña mala le tiene miedo a la oscuridad aww —hice pucheros burlescos— Pero que tierna —seguía riendo.

—Te golpearía en este momento si no fuera porque si tengo miedo, pero es porque se fue la luz, no tengo velas, mi celular está descargado y ni siquiera sé si venga Tae, odio decirlo pero necesito compañía y por eso quiero que te quedes.

—¿Por qué tendría que quedarme contigo?

—Ya no te molestaré.

—Esa no te la creo —reí con ironía.

—Por favor quédate —me miró con cara triste.

—No, adiós —iba a salir pero Jennie me detuvo de nuevo.

—Rosé, por favor.

—Mmm... Me quedaré si me dices la verdad —me acerqué a ella.

—¿Qué verdad?

—Desde que entré a la escuela me haces la vida imposible y estás en contra de mí, pero también actúas muy raro conmigo, y quiero saber por qué.

—Porque me caes mal obvio.

—Te caigo mal y quieres que me quede contigo esta noche, vaya, que manera de odiarme -me burlé.

—Sólo tengo miedo.

—Jennie, ¿Te gusto? —le pregunté acercándome más a ella.

—¡¿Qué?! ¿Gustarme tú? —se alejó de mí— ¡Qué asco! No soy lesbiana y si lo fuera no me gustarías tú, no es mi culpa que tú lo seas y yo te guste.

—No soy lesbiana y tampoco me gustas —me acerqué poco a poco a ella y deje a pocos centímetros mis labios de los suyos, podía sentir lo nerviosa que se puso y podía escuchar un poco los latidos de su corazón, ella cerró los ojos— Porque me gustaría una horrible persona, que me hace la vida imposible, que me ha pegado, que se quiere sentir más que los demás, o que quiere que todos estén tras ella, envidiosa, estúpida, molesta, grosera, irritante, mentirosa y demás, de seguro tu novio ni te quiere —salí y cerré su cuarto.

No me gustaba hacer sentir mal a las personas, pero Jennie se portaba muy mal conmigo. Había comprendido todo, Le gustaba a Jennie y posiblemente era así conmigo porque odiaba saber que justamente le tuve que gustar yo, aparte de así poder estar conmigo. Estaba parada en la puerta del cuarto de Jennie, no me pensaba ir, sólo quería que mis palabras le dolieran, cosa que funcionó porque enseguida la escuché llorar.

Entré a su cuarto y la vi sentada en su cama con las manos en los ojos llorando, fui con ella a abrazarla, pero ella empezó a llorar más.

—Quítate —me dijo llorando y tratándome de quitar.

—Nel —la abracé más.

—¡Vete mierda!

—No me iré —le quité las manos de sus ojos y le di un beso en la mejilla para tratar de calmarla.

—¡No! —me empujó pero yo la volví a abrazar.

—La chica mala tiene sentimientos —me reí y la recosté en la cama sin dejar de abrazarla, ella seguía llorando y tratándome de quitar pero al tenerla abajo de mí no podía hacer mucho, me acerqué a su oreja— En realidad eres una buena chica, eres sensible y tierna aunque no lo admitas, no eres una horrible persona, no eres estúpida, a veces sólo te pasas de lista, con todo lo que te dije sólo te estaba jodiendo —levanté la cabeza para verla a los ojos— Puedes hablar conmigo sobre lo que quieras —había parado de llorar y limpié las lágrimas que estaban en su cara por ser linda con ella— Perdóname, no lo decía enserio.

—¿Puedes levantarte? Necesito ir al baño -me dijo ya seria.

—Claro —me levanté y ella enseguida hizo lo mismo— Me la pasé muy bien hoy contigo —le sonreí y ella se fue al baño, estaba oscuro casi no se veía nada pero no le importo y cerró la puerta.

¡𝑳𝒂 𝑶𝒅𝒊𝒐! - 𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒏𝒊𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora