Capítulo 10

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—¡¿A dónde me llevas?! —pregunté a Jen mientras me llevaba atrás de la escuela.

—Sal —señaló una reja que estaba abierta, quería que saliera.

—¡¿Pretendes que nos escapemos de la escuela?!

—Si —rió y salió por la reja.

—Nos vamos a meter en más problemas, mejor me regreso —iba a regresarme pero Jennie me agarró del brazo y a la fuerza hizo que saliera.

—Mejor les diremos que me sentía mal y que nos fuimos a mi casa.

—¿Quieres que vayamos a tu casa?

—No, que aburrido —me tomó de la mano y me jaló para que caminara.

—¿A dónde me vas a llevar entonces? —estaba caminado a su pasó y en eso se escuchó un fuerte trueno, por lo cual ella me apretó fuerte la mano.

—¡Mierda! Casi me da un infarto —ella estaba asustada, mientras yo reía a carcajadas— No es divertido —frunció el ceño.

—Dime a donde vamos.

—No te diré.

—¿Esto es un secuestro? —pregunté divertida.

—Tal vez.

—Oh, eso lo explica todo...

—¿Qué explica? —me miró confundida.

—Estás... —me le quedé viendo por unos segundos— Tomando mi mano —reí— No sé mucho de esto, pero eso puede significar muchas cosas —vi cómo quitó la mano de inmediato y se sonrojó.

Jennie se había sonrojado... ¿Por mí? No sería que... ¿Le gusto? Jennie se veía muy heterosexual, aparte de que tenía novio, no podía ser posible que le gustara, aunque se comportaba muy extraño conmigo, pero tenía que comprobar esto.

—Que eres estúpida en verdad —frunció el ceño.

—¿Sólo por decirte que tomaste mi mano? Lo siento reina —dije con ironía y tomé su mano, pero ella la quitó de inmediato— ¿Qué no querías que la tomará?

—Sólo lo hice para que me siguieras, no te ilusiones.

—¿Ilusionarme yo? Antes preferiría ilusionarme con alguien más que contigo —estábamos ya lejos de la escuela y empezó a llover.

—Si claro —rió— ¡Mierdaaaa!

—Deja de decir "mierda" que me estresas.

—Diré lo que se me dé la gana babosa, se me ensuciarán mis zapatos nuevos que me costó mucho conseguir —dijo con tristeza.

—Uyy que pena —estábamos ya un poco alejadas de las casas y se había formado lodo por la tierra, así que le salpiqué un poco en sus zapatos— Eso es por secuestrarme.

—¡¿Que te pasa?! —me gritó muy enojada, pero yo sin importar la ropa que tenía puesta me acosté sobre el lodo un momento para después pararme y abrazar a Jennie— ¡Oh fuck! —se intentó sacudir el lodo pero tenía mucho como para poder quitárselo.

—Atrápame —aún con la lluvia corrí para que tratará de alcanzarme, hasta que llegué a unos juegos y me subí a una rueda que giraba, pero ella me alcanzó, se subió a la rueda con un poco de lodo en su mano y me la embarró en la cara.

—¿Sabes que tenía caca de perro no? —me bajé rápido de la rueda y la giré para que Jen se mareara— ¡Wiii! —se rió y después me subí con ella para embarrarle lodo en la cara también, la rueda aún giraba así que nos empezamos a marear y cuando salimos parecíamos borrachas, entre risas y lodazos en todo el cuerpo y unas cuantas caídas, tratamos de ir a su casa.

—Oye ¿Y si sabes para dónde queda tu casa? Porque estoy perdida.

—Tranquila que obvio que lo sé, ya casi llegamos —ella se me trepó en la espalda— Hazme caballito y llévame a mí casa —señaló derecho.

—Estás algo pesada —reí— Mis papás me van a matar al verme así.

—Llegamos a mi casa, te bañas y te presto ropa —me abrazó del cuello y me lo dijo en la oreja.

—¿Tú prestándome ropa a mí? Esto sí que debe ser el fin del mundo, pero aunque digas que me odias sé que por dentro estás loca por mí.

—¡Jajaja! Ni en tus mejores sueños —se rió.

—Con tus acciones lo dices todo, y ahora me estás abrazando del cuello románticamente y estás en mi espalda.

—Bájame —dijo seca y me dejó de abrazar.

—¿Te enojaste porque dije la verdad? —reí.

—¡Bájame!

—No —ella trataba de bajarse pero yo no la dejaba y trataba de correr.

—¡Que me bajes!

—¿Y tú me cargas a mí?

—¡No!

—Entonces no.

—Da la vuelta a la izquierda —di la vuelta a la izquierda— Párate que aquí es mi casa —su casa a simple viste se veía muy bonita, ella se bajó de mí, abrió la puerta de su casa y al entrar cerró la puerta en mi cara.

—¿Ahora no me vas a dejar entrar?

—No —contestó adentro.

—¿Ni por el servicio de caballo? —ella abrió la puerta divertida e hizo que pasara.

¡𝑳𝒂 𝑶𝒅𝒊𝒐! - 𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒏𝒊𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora