Capítulo Treinta y Dos

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Capítulo treinta y dos.

—Hay cosas que nunca voy a perdonarme —dice William.

Alzo la vista de mis manos sosteniendo la taza de té para encontrarme con sus ojos, me da una sonrisa triste para luego ver la cafetería de este hospital en donde nos encontramos a casi medianoche luego de un día particularmente duro para Arthur.

—Hay dolores a los que no debemos aferrarnos, Will.

—Hay momentos en los que te veo y recuerdo las fotos que he visto, sobre cómo te viste embarazada, pero no puedo imaginar la primera vez que él te dio patadas o cuando te dijeron que sería niño, cuando vino al mundo o sus primeros meses de vida. Su primer cumpleaños, todos los que vinieron después... Llegué tan tarde.

—No, no has llegado tarde y en todo caso lo que me importa es que llegaste.

—Son momentos que no recuperaré e incluso si tengo otro hijo, no es lo mismo, cada bebé es especial y diferente.

» ¿Qué pasa si...? —Se calla abruptamente.

— ¿Si qué?

— ¿Qué pasa si llegué lo suficiente tarde para tener que dejarlo ir? —Su voz se quiebra—. Estoy aterrado de compartir con mi hijo una cifra incluso menor a la mitad de los años de vida que tiene.

—Por favor no digas eso —imploro—. Por favor no pienses en esa posibilidad.

—Lo siento, tienes razón —estira la mano por sobre la mesa para tomar la mía—. Solo estoy teniendo un horrible momento de culpa, perdona y olvida lo que acabo de decir.

Pero no puedo olvidarlo ¿Qué pasa si el tiempo comienza a agotarse? No ha sido suficiente, nunca será suficiente.


6 de abril, 2016.

Es un despertar diferente y no lo digo por el hecho de hacerlo en la cama de Andrew, usando una de sus camisas y aun sintiendo las sabanas tibias a mi lado que me hacen saber que no lleva mucho de haberse despertado. Lo digo porque este es un despertar lleno de posibilidades, un despertar luego de dos pruebas de embarazo con resultados positivos.

Giro hasta estar acostada sobre mi espalda y con la vista en el techo, llevándome casi de forma inmediata las manos al vientre. Mordiéndome el labio inferior, lucho contra la sonrisa que se quiere plasmar en mi rostro, porque sé que aún es necesario una prueba médica, que necesito tal vez un eco, algo que lo haga más real y positivo, que los resultados de ayer no son certeros, pero ¿Cómo hago para reprimir esa emoción y alegría que crece con cada minuto?

Realmente ¿Está sucediendo? ¿Tengo a este puntito creciendo dentro de mí que luego se convertirá en mi persona favorita?

Cerrando los ojos puedo viajar en el tiempo, adentrarme en mis recuerdos y recordar cada sensación de mi embarazo, cuando llevaba a Arthur en mi vientre, pese a que fue hace tantos años. Es evidente que las situaciones son muy diferentes, en aquel momento estaba aterrada cuando lo supe, solo tenía quince años y no era un embarazo planificado, pero con el tiempo, al miedo se unió una emoción real y genuina al saber que le daría vida a una persona cuyo rostro no conocía, pero ya amaba. Puedo verme con mi lindo vientre crecido, quejándome, siendo una pequeña mandona, pero también sonriendo. Las fuertes patadas, el dolor de espalda, los pies hinchados y cómo tomaba la tarjeta de papá para comprarme cualquier ropa de maternidad que me parecía "linda" lo que tenía a Eva enloqueciendo.

Ahora soy adulta, busqué a un bebé, no tengo que tomar la tarjeta de papá y mi miedo es muy diferente al hecho de ser madre ¡Cielos! ¿De verdad podría estar sucediendo? ¿De verdad estoy embarazada?

La inspiración de Andrew  (BG.5 libro #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora