Capítulo Veinte

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Capítulo veinte.

—Díganme algo que les gustaría hacer —pide Elanese antes de tomar una de las galletas— y tiene que ser algo egoísta, algo que harían por ustedes, no por pensar en otros.

Hay unos pocos segundos de silencio antes de que Eva alce la mano cómo alguna colegiala en un salón de clases, por supuesto que Elanese accede y le da el derecho a la palabra.

—Escaparme a la playa, apagar el teléfono y fingir que soy una mujer sin historia, alguien libre, sin preocupaciones, sin expectativas —responde Eva en medio de un suspiro.

Eso no está mal y para alguien que vive siempre con expectativas altas, dejando la diversión de un lado y queriendo el control absoluto sobren todo, es un deseo significativo.

En cuanto a mí, últimamente mis pensamientos y deseos están dirigidos a mi hijo por lo que me resulta difícil tener un pensamiento propio que consista en un deseo de interés único y egoísta, es difícil conseguir alguno. Ellas me ven a la expectativa y decido que en lugar de pensarlo demasiado tal vez la clave sea decir lo primero que me nazca.

—Me gustaría un maratón corrido y sin pausa de sexo sudoroso en todas sus formas —Ambas me ven con la boca abierta y eso consigue hacerme reír mientras tomo una de las galletas— ¿Qué? Es un deseo genuino, me relajaría, ejercitaría y la pasaría bien, es algo bueno.

»Al menos es el deseo egoísta que me viene en este momento a la mente, un deseo y querer fugaz ¿Qué hay de ti, Ela?

—Lo que me gustaría hacer es poder decir "lo lograste, Ela" eso básicamente será cuando me sienta muy, pero muy feliz. Cuando sienta que finalmente lo logré.

— ¿El qué? —pregunta Eva con genuina curiosidad.

—No lo sé, pero lo sabré cuando suceda.

—Soñadora —despeina Eva su cabello.

—No está mal soñar —digo y Elanese me sonríe—. Soñar a veces nos impulsa a ir por cosas que el miedo detiene. Sigue soñando, hermanita, vuélvelo tu realidad.

—Vuelve tú también tu maratón de sexo una realidad —Se ríe.

—No ahora, pero lo haré —sentencio y Eva rueda los ojos—. Deberías también cumplir tu escapada a la playa. ¡Todas vayamos por lo que queremos!



Puede que el ambiente esté frío, pero la calidez que emana del cuerpo de Andrew lo soluciona todo o tal vez estoy tan cautivada que poca atención le presto a la temperatura de la noche. Se mantiene detrás de mí, envolviéndonos dentro de su abrigo y viendo las luces de una ciudad que se extiende frente a nosotros.

— ¿Por qué viniste? Cualquiera pudo haberme ignorado.

—Porque cuando me dijiste de manera tentativa que podía venir, el sueño se fue y todo lo que pensé fue "no hay manera en la que rechace esa oferta", parece evidente que me gusta pasar tiempo contigo —Alzando una mano y llevándola hacia atrás acaricio su mandíbula, sintiendo la raspadura de su barba creciendo.

—Me siento halagado —ríe con suavidad acercándome más a su pecho—. No imaginé que sería tan afortunado de que acudieras a mi llamado, pocas personas hacen eso.

— ¿Quiénes son esas pocas personas?

Siento el roce de sus labios contra mis dedos y luego rio sintiendo la lave raspadura de sus dientes cuando me muerde ¿Andrew juguetón? Me apunto.

La inspiración de Andrew  (BG.5 libro #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora