Capítulo treinta y tres.
— ¿Crees que volveré a la escuela? —Me pregunta Arthur jugando con mechones de mi cabello.
Nos encontramos en mi cama, viendo una película. Lleva una semana en casa y no puedo evitar sentir ese constante miedo de que nos hagan regresar al hospital. Él ha estado teniendo buenos días, tan buenos cómo se pueden tener cuando batallas de forma dura con el cáncer.
A veces odio no saber qué respuesta darle a sus preguntas, porque quiero ser optimista, pero tiempo tengo miedo de lo que puedo decir.
—Quisiera volver a ver mis amigos de la escuela —suspira.
He intentado que muchos de sus amiguitos de la escuela lo visiten, pero la mayoría de los padres no quieren involucrar a sus hijos en este ambiente o al menos es lo que entendí de sus excusas, solo una niña ha venido varias veces y sé cuán feliz la ha pasado esos días en lo que juega.
— ¿Por qué a mí, mami? —susurra.
Pocas veces mi hijo se queja de la injusticia que es su enfermedad, de la batalla tan dura que se le ha dado incluso verlo decaído no sucede muy a menudo porque siempre se encuentra sonriendo.
— ¿Hice algo mal? ¿Me castigan?
—No, cielo, no hiciste nada mal. A veces tenemos batallas muy grandes porque somos guerreros impresionantes.
— ¿Soy un guerrero impresionante?
—El mejor —digo abrazándolo.
—Espera, espera —pido tomando la mano de Andrew.
Él gira y enarca una ceja hacia mí, mi respuesta a su pregunta silenciosa es apretar mi agarre antes de ver a las ventanas frontales para confirmar que ninguno de sus padres podría estar viéndonos porque ellos saben que estábamos en camino.
No sé si estoy siendo ridícula, pero sin duda alguna me encuentro absolutamente nerviosa sobre esta reunión con los padres de Andrew; todo el asunto de decirle sobre nuestro bebé me tiene ansiosa. Mi familia reaccionó de manera muy favorecedora, pero tal vez se deba a que en parte ellos esperaban mi embarazo, ese siempre fue el plan, que Andrew se sumara en el camino fue un agregado del que poco a poco se enteraron, exceptuando mi papá y sin embargo, él lo ha tomado de maravilla.
Con los padres de Andrew no sé qué esperar, aun hacen duelo por su pérdida, se encuentran perdidos y desorientados, apenas me conocieron y ellos piensan que nuestra relación es muy nueva, no tenían ninguna idea de que planeábamos embarazarnos y no sé muy bien cómo se sienten con respecto a mí ¿Les gusto? ¿Piensan que soy algo pasajero? ¿Una distracción?
— ¿Amor? —dice Andrew con suavidad.
Y esa simple palabra cariñosa deshace el nudo de nervios en mi interior, bueno no del todo, pero lo aplaca lo suficiente para relajar la rigidez en mi cuerpo.
Tengo que tranquilizarme, sería triste y terrible si ellos lo tomaran mal, pero eso no cambiaría el hecho de que seremos padres y de que estamos felices por ello. Estaré encantada de tener su aprobación y que éste bebé sea aceptado, pero si ese no es el caso, eso no me quitará la felicidad... O al menos eso es lo que me digo para no angustiarme.
— ¿Estás nerviosa? —Me pregunta Andrew con una sonrisa.
—Tú también lo estás, puedo sentir tu mano húmeda de sudor.
—No podía ser perfecto —Se excusa y eso me hace sonreír.
—No lo sé... Que te suden las manos por estar nervioso parece algo muy común así que no te lo catalogaré cómo un defecto —Le sonrío antes de suspirar—, pero en serio estoy muy nerviosa ¿No lo estás?
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La inspiración de Andrew (BG.5 libro #5)
DragosteLa inspiración de Andrew. ¿Quién no conoce a Andrew Wood? Es integrante de la aclamada banda inglesa BG.5. Lo llaman Santo Wood, algunos, Andu bebé y para sus Fivers él es algo más. Es hijo, amigo e ídolo. También fue un increíble hermano, solo que...