Capítulo Dieciséis

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Capítulo dieciséis.

—Señorita Anderson, aquí tiene.

Alzo la vista encontrándome con un pálido Caden que me entrega un pañuelo y se sienta a mi lado en las bancas del largo pasillo del hospital. Adentro, papá se encuentra leyéndole un libro a Arthur mientras le hacen su quimio.

—Gracias, Caden ¿No deberías entrar?

—Sí, ya empezará mi quimio, pero tengo esperanza de que mamá venga —suspira—. Cuando te veo a ti y tu familia con Arthur, me hace sentir solo.

»Mamá está cansada del cáncer, al principio era muy optimista, pero este monstruo la ha desgastado y mi hermana trabaja mucho, no puede venir a tomar mi mano.

»Sé que estoy grande y que suena estúpido, pero me gustaría tener a alguien conmigo diciéndome que todo estará bien. Sé que tener un familiar o alguien que amas con cáncer es horrible, pero es doloroso tener cáncer, miedo y que no haya una mano que tomar —deja ir un cansado suspiro—. Me hace pensar que tal vez sería mejor rendirme, así ellas estarían mejor, pero soy tan testarudo que de verdad quiero vivir. No he hecho muchas cosas y quiero ser más que un chico con cáncer.

—Eres más que un chico con cáncer, Canden —Le sonrío tras limpiarme las lágrimas—. No te rindas, eres un chico admirable que logrará hacer lo que desee y no estás solo, tienes a tu súper mejor amigo Arthur y a la familia de Arthur.

» ¡Vamos! Yo tomaré tu mano —La estiro hacia él tras ponerme de pie—. Y todo estará bien.

Duda un poco, pero luego la toma. Nos adentramos al salón y Arthur lo saluda emocionado. Caden toma asiento y la enfermera prepara todo tras hacerle unas preguntas y registrar que se ha presentado. Tomando su mano me encargo de sonreírle y él me devuelve tímidamente el gesto mientras saca una revista de la mochila que trae consigo.

Abre una de las páginas y me señala a un hombre vestido de traje, con nombre imponente e involucrado en la política internacional. Hay una mueca dibujado en sus labios resecos. La página está marcada cómo si de hecho la hubiese visto muchas veces.

—Ese es mi papá, lo sabe y no le importa. Un político alemán- austriaco que finge que no existo. Ni siquiera sabe que tengo cáncer o tal vez lo sabe y no le importa.

Detallo al hombre con el que de hecho Canden comparte cierto parentesco físico mientras leo el artículo sobre el imponente político gestionando relaciones internacionales de Alemania en su visita a Austria. Es un hombre de dinero, poderoso, culto y con una sonrisa que lo hace parecer perfecto. Sin embargo, ahora sé que es un hombre que no se preocupa por su hijo y que finge.

¿Cuántas personas no van por el mundo de esa manera? Sonriendo y fingiendo una vida perfecta mientras guardan en su interior una putrefacción y malas acciones no justificables.

Soy capaz de identificar el dolor, ira y desprecio en la voz de Caden, pero también capto la incertidumbre, decepción y tristeza, después de todo es un adolescente atravesando una dura batalla y tal vez, desearía tener un papá amoroso, una red de apoyo familia que le haga más llevadera la situación.

—Tal vez no está en tu vida porque no lo necesitas —trato de consolarlo dándole con suavidad un apretón a su mano.

—No está en mi vida porque no lo quiere, señorita Anderson. Es la realidad.

Intento pensar en qué responder a su sombría respuesta, pero por supuesto Arthur salva el día.

—Oye, Caden —Lo llama mi hijo y él voltea a verlo—. ¿Quieres que te cuente un chiste súper gracioso?

La inspiración de Andrew  (BG.5 libro #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora