Capítulo veintidós.
— ¿Por qué no puedo ir a casa? —me pregunta Arthur.
Con el pulgar acaricio su pómulo, ya no reparo demasiado en su aspecto físico, para mí siempre será el niño más hermoso del mundo. No soy ciega, sé los cambios físicos que la enfermedad está dejando en él, pero resaltarlos cada vez que lo veo no nos hace ningún bien. El cáncer simplemente es una perra que ha puesto nuestro mundo de cabezas, pero estoy negada a doblegarme, somos fuertes.
—Porque debemos trabajar en mejorar tu salud, cariño.
— ¿Si digo que ya no me duele me dejarán ir?
—Cariño, ya hemos establecido que mentir no está bien. Sé que quieres ir a casa, nosotros también lo queremos, pero debemos trabajar en mejorar ¿De acuerdo?
—Quiero mi cama —Hace un puchero—. Quiero jugar en el jardín. Quiero ir a la escuela —El labio inferior comienza a temblarle— ¡Quiero que no me duela!
Y ese es solo el principio para los sollozos que comienzan a sacudir su cuerpo mientras llora y se cubre el rostro con las manos. Me muerdo el labio con fuerza porque en este momento él no me necesita llorando y no es lo que quiero hacer.
Poniéndome más cómoda sobre la cama, lo atraigo cómo puedo sin lastimarlo por la vía intravenosa, lo acurruco contra mi costado, abrazándolo y presionando su mejilla sobre mi pecho.
A veces quisiera pedirle perdón porque siento culpa de no haber podido, tal vez, darle una vida más sana, no sé, cualquier cosa que pudiese haber evitado este escenario incluso cuando suena ilógico. No quiero que sufra, me duele tanto.
—Ya no quiero, mami, ya no quiero.
Aprieto con fuerza los labios. Mi hijo ha sido excepcional, nunca se queja y siempre es optimista, verlo de esta manera solo me rompe más porque habla de cuánto dolor está sintiendo.
Su dolor, la escasez del dinero, las pocas horas de sueño y esta hospitalización está dejando sus consecuencias en mí. He bajado de peso, luzco demacrada, lloro, soy irritable y abiertamente hostil, no sé cómo evitarlo. Honestamente en este momento, no sé qué hacer y eso me tiene aterrada.
— ¡Hola, hola! —dice una voz adolescente masculina a la que nos hemos acostumbrado.
En el momento en el que veo hacia la puerta, encuentro a Caden con una sonrisa que flaquea al ver a Arthur, trae consigo unos comics, sin embargo, Caden se recompone rápido y aclarándose la garganta entra a la habitación, su tratamiento no tocaba hoy, pero no me sorprende que viniera, desde que mi bebé fue hospitalizado trata de visitarlo todos los días.
—Mira, mi amor, Caden vino y parece que trajo algo para ti.
Arthur se acurruca más contra mi cuerpo, pero de manera tentativa alza el rostro para ver a Caden quien muestra cinco comics.
— ¿Listo para adentrarnos a las aventuras de nuestros superhéroes? —Le pregunta.
—Estoy listo, Caden —responde con una leve sonrisa limpiándose las lágrimas con una de sus manos.
12 de marzo, 2016.
En mi vida he asistido a pocas bodas, bueno, solo a una de hecho y fue cuando era una adolescente, lógicamente la casi boda de Eva no cuenta porque aquello fue un absoluto desastre...El punto es que venir a esta boda despierta una emoción bastante sorpresiva en mí y es que no he tardado demasiado en descubrir que hay algo encantador sobre las bodas.
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La inspiración de Andrew (BG.5 libro #5)
RomansaLa inspiración de Andrew. ¿Quién no conoce a Andrew Wood? Es integrante de la aclamada banda inglesa BG.5. Lo llaman Santo Wood, algunos, Andu bebé y para sus Fivers él es algo más. Es hijo, amigo e ídolo. También fue un increíble hermano, solo que...