Capítulo Cincuenta y Siete (Final)

55.4K 8.4K 12.6K
                                    


Capítulo cincuenta y siete

Tarareo una canción y con mi mano tomando la suya, hago círculos en el frágil dorso de su mano. Miro la palidez de su piel, las marcas de las agujas, lo moretones y las finas venas, es inevitable no sentir un nudo en mi garganta, porque aun así él encuentra la fuerza para aferrarse a mi agarre.

—¿Crees que mamá es bonita? —consigue preguntarme en voz muy baja.

Nadie sabe que he venido hoy ni siquiera Max, lo mantengo como mi secreto. Estoy usando el disfraz más antiguo: una gorra junto a un cuerpo bastante abrigado. No podía no estar aquí cuando en mi corazón sentí que debía venir y aunque se me rompe con esta situación, siento que es el lugar en donde tengo que estar.

Me concentro en su rostro delgado y es tan evidente que está cansando, pero pese a su mirada caída, aún hay chispa y brillo en ella ¿Cómo consigue ser tan fuerte?

Le sonrío y estiro una mano para acomodar su gorro de lana.

—Creo que tu mami es la mujer más hermosa que he visto alguna vez.

Y no miento.

—Sí, siempre le he dicho que es la más bonita —tose y lo ayudo a tomar un poco de agua antes de volverlo a acostar y sostener su mano nuevamente—. Me da miedo.

—¿Qué cosa? —susurro inclinándome para que no se esfuerce en hablar en voz alta.

—Dejarla sola. Mami siempre ha estado conmigo, no quiero que... esté sola.

No debería ser la preocupación de un niño.

Un niño no tendría que estar pasando por tanto dolor.

Un niño no tendría que estar a poco de usar morfina para calmar sus dolencias.

Él tendría que ser un niño haciendo cosas de niños.

—Leslie no estará sola. Está tu abuelo, tus tías...

—¿Es suficiente amor? Mi amor ya no estará.

—Tu amor siempre estará presente. Hay cosas que no se ven, pero se sienten.

Me mira de una manera tan conmovedora que siento mis ojos humedecerse y una lágrima consigue escaparse, la limpio con rapidez con mi mano libre porque lo último que quiero es que me vea triste, pero no sé si puedo ser tan fuerte.

—¿Puedo pedirte otro deseo? —susurra y asiento—. ¿Puedes darle parte de tu amor a mi mami? Te prometo que es muy fácil amarla.

Su labio inferior tiembla y los ojos se le llenan de lágrimas.

—No quiero que esté triste y le falte amor.

Me muerdo el labio inferior y siento mis propias lágrimas, son demasiadas para limpiarlas. Ambos lloramos.

La diferencia es que Arthur es más fuerte que yo.

—Lo prometo —consigo decir con voz afectada—. No le faltará amor y verificaré que ella esté bien.

—Podrías casarte con ella —sugiere entre lágrimas y río en medio de las mías.

—Para ello tendríamos que amarnos de una manera diferente.

—Eres el hombre, cualquiera puede amarte. Ella puede hacerlo.

—¿Eso crees?

Hace un leve asentimiento y le limpio las lágrimas del rostro antes de presionar un beso en el dorso de su mano.

La inspiración de Andrew  (BG.5 libro #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora