Capítulo Dos

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Capítulo dos.


El cliché de madre y padre de toda la vida es: nadie nace sabiendo cómo ser uno.

La verdad es que cometo errores como madre, pero aprendo de ello y trato de mejorar. Soy afortunada con un hijo maravilloso que si bien comete travesuras, él es un absoluto ángel.

Es viernes por la noche y mientras muchos están de fiesta, yo con veinte años, me encuentro viendo una película de Disney con Arthur. Estoy segura que para esta hora él tendría que estar durmiendo, pero no soy la madre perfecta y muchas veces ambos nos dormimos muy tarde, cosa que Eva suele reprocharme porque luego en el kínder mi bebé es somnoliento, pero no pasa siempre.

— ¿Por qué llora? —pregunta señalando a la pantalla de la televisión.

Continúo peinando con mis dedos su oscuro y grueso cabello negro, eso le gusta, lo pone somnoliento.

—Porque está triste.

— ¿Por qué?

—Porque a veces hay cosas que nos afligen.

— ¿Por qué?

No puedo evitar reír. Con sus casi cuatro años, Arthur es un niño curioso que siempre quiere saberlo todo, es agotador, pero me ayuda mucho a trabajar mi paciencia para darle todas las respuestas que puedo.

Con mis dedos acaricio el tabique de su nariz. A veces creo que William se quedó dormido cuando hicimos a Arthur, porque él se parece tanto a mí. Creo que lo único que tiene de su papá es la boca y ni siquiera estoy segura de si se parece más a la suya o la mía. Bromear sobre yo haciendo todo el trabajo es divertido y más si tienes en cuenta que William todavía pasa una etapa de miedo en donde acercarse a Arthur lo pone de los nervios. No asimila que es un papá y con honestidad, si no va a ser de ayuda, lo prefiero así alejado.

— ¿Por qué, mami? —pregunta de nuevo Arthur y ya olvidé su pregunta por completo.

—Hora dormir, sonrisas —Beso su frente.

Se queja y yo rio abrazándolo. Él es todo lo que está bien en mi vida.



9 de enero, 2016.

Soy licenciada en trabajo social, es la carrera universitaria en la que me especialicé al igual que mi hermana Eva y de la misma manera en la que posteriormente lo hizo Elanese. En su momento amé mi trabajo, disfrutaba ayudar y aunque a veces terminaba llorando en mi casa dejando ir todas las emociones que acumulaba mientras trabajaba, aprendí mucho de ello. Estaba a gusto con ello y era buena, sí, cometía errores algunas veces, pero hice un buen trabajo.

Sin embargo, con el paso del tiempo se crearon algunos vacíos y cuando perdí a Arthur, creo que todo colapsó. Fue una fortuna que tiempo después me llegara la propuesta de viajar a Japón cómo interprete en una importante compañía; causa un poco de gracia el hecho de que mamá siempre dijo que pagarme mi capricho de clases de japonés fuera un desperdicio y que al final fue ese trabajo el que me dio muchas ganancias monetarias y aprendizaje en general.

En la actualidad no me dedico al trabajo social, al menos no a tiempo completo, presto mi servicio de consulta para la agencia que lleva mi hermana Eva, es la manera en la que aun ejerzo mi carrera. Pero mi trabajo parcial en este momento, es blog de reflexiones, consultas, experiencias y consejos que administro. Empezó como una manera de liberar mis emociones y se hizo lo suficientemente popular para que empresas y compañías me pagaran por hacerles publicidad. Hoy en día es un blog que tiene mucho tráfico, uno del que me siento orgullosa y al que tomo muy en serio.

La inspiración de Andrew  (BG.5 libro #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora