Sueños

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La rubia de peinado odango caminaba por los bellos jardines del Palacio Lunar, mirando hacia todos lados expectante, como si buscara a alguien y a su vez, volteaba la vista hacia la majestuosa construcción que era su casa, la sede del poder real en la Luna; lo hacía para asegurarse de que nadie la veía, especialmente su madre... ya que había conseguido salir sin que sus guardianas lo notaran.

Ella continuó avanzando hasta llegar a una hilera de arbustos, por la que cruzó agachándose teniendo cuidado que ninguna de las ramas dejara marca alguna en su largo vestido blanco

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Ella continuó avanzando hasta llegar a una hilera de arbustos, por la que cruzó agachándose teniendo cuidado que ninguna de las ramas dejara marca alguna en su largo vestido blanco. Una vez que pudo pasar, la princesa se encontró con una amplia llanura en la que a lo lejos pastaban unicornios, mientras que el cielo mostraba el firmamento y en medio de este, el planeta azul llamado Tierra.

La heredera al trono del Reino Lunar miró hacia el hogar de los humanos y no pudo evitar esbozar una triste sonrisa en su bello rostro.

- Lo siento mi querido príncipe... pero no lo puedo evitar, es más fuerte que yo - murmuraba ella en voz baja - Sé que está mal lo que estoy haciendo pero no me arrepiento - aseguró a continuación

Ni bien terminó de hablar, la rubia de ojos celestes sintió cómo unos fuertes brazos la rodeaban por la cintura. La tristeza desapareció instantáneamente dando lugar a la alegría, eso era lo que reflejaba la enorme sonrisa de su cara.

- Princesa Serenity... aquí estoy - susurró una voz masculina en uno de sus oídos

La joven cerró los ojos y se estremeció al sentir los varoniles labios besando su cuello y recorriendo a continuación una de sus mejillas, su corazón latía fuerte cuando ese par de fuertes manos hacían lo mismo sobre su vientre y ella las acariciaba mientras se pegaba lo más que podía contra quien la abrazaba. Serenity pudo notar la erección de aquella presencia sobre la base de su espalda, en la zona de su coxis y por eso el deseo despertó en ella.

Entonces él dio media vuelta a la muchacha y la abrazó contra sí mientras acariciaba su cabeza, sus firmes y redondos pechos estaban pegados contra su musculoso tórax. Tomó delicadamente la barbilla de ella y probó el dulce néctar que eran esos labios femeninos, dicho beso fue disfrutado por ambos porque ella correspondía enormemente al rodear con ambos brazos el cuello de él.

- ¿Estás segura de querer hacerlo? - susurró aquella voz varonil

- Si, necesito más y más de ti - respondió la princesa Serenity con ojos amorosos - Hazme el amor - solicitó acto seguido

Sin más palabras, ambos continuaron besándose apasionadamente y reanudaron las caricias, estas abarcaban también las partes íntimas por lo que la excitación iba en aumento. Lentamente él desató el moño de la espalda del vestido de la princesa y a continuación resbaló de igual forma aquel, despojándola así de su ropa y dejándola solo con una bombacha blanca.

La bella rubia de coletas estaba sonrojada al máximo, sin pérdida de tiempo hizo lo mismo con la ropa de su amante para que quedaran los dos desnudos. Ella recorrió con sus suaves manos primeramente el pecho y la espalda de él, acto seguido estas bajaron a las zonas inferiores mientras sus labios seguían batallando y las lenguas bailaban entre sí.

De Miel a HielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora