Caminos de Perdición

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Nota: Créditos al autor de la imagen de Minako

Ya eran cuatro las chicas secuestradas por los malvados y se trataba de las hijas de Ralf, Clark y Endymion, hacía un largo rato que la malvada mujer les había hablado y se había retirado.

Quienes estaban inconscientes recuperaron el conocimiento y se mostraban desconcertadas por verse en un sitio que no conocían.

Por su parte, Chibiusa seguía asustada mientras que Risa mostraba temple y no se desesperaba.

- ¿Do... dónde estamos? Recuerdo haber estado en mi casa pero sentí que alguien me atrapaba y me tapaba la boca y nariz con algo pero luego me desmayaba - comentaba Lita tratando de zafarse pero no lo conseguía, había heredado la misma fuerza de su madre pero aún así las cuerdas resistían, los malvados no dejaron nada librado al azar

- Sí... lo mismo yo, estaba dormida ya en mi cama luego de dejar la comida hecha y de haber cenado yo, sentí lo mismo... algo que me tapaba la boca y nariz y luego perdía el conocimiento - decía Aya mirando el entorno en penumbras - Risa... entonces aquí te habían traído - añadió mirando a su media hermana

- Sí... creo saber dónde estamos, reconozco esta zona, es una habitación del personal de servicio... este lugar fue uno de los que inauguró Rei luego de convertirse en gobernadora por lo que sé que estamos en Ciudad Ígnea - explicó la muchacha cuyas pupilas púrpuras resaltaban en la penumbra

- Creo que voy a gritar, quizá alguien nos escuche y venga a salvarnos - argumentó Chibiusa buscando calmar sus nervios

- Sí, buena idea, cabeza hueca, así nos oyen los secuestradores y los ponemos en alerta - contestó Risa de mala gana y con ironía - Además, creo que estas paredes son gruesas y no creo que sirva gritar - agregó suspirando

- Para colmo... por más que trato de romper estas cuerdas, no lo consigo - se quejó la muchacha de corto cabello castaño oscuro forcejeando

- Pienso que ellos ya pensaron en la fuerza que pudiéramos poner en ello y buscaron una cuerda con un material resistente a fin de prevenir eso - fue la deducción de la rubia hija de Makoto y Clark

Al acabar ella de hablar, la puerta se abrió y todas giraron la vista hacia allí. Vieron entrar a un hombre joven al que no le pudieron ver el rostro pero que Risa reconoció rápidamente por su aura.

- Jedite... - murmuró la de cabello largo castaño oscuro con el ceño fruncido y a regañadientes

- Vaya... admirables las habilidades heredadas de lady Mars, se nota que no has descuidado tu entrenamiento... - respondió el recién llegado caminando hacia ellas, confirmando su identidad

- ¿Qué no era usted el jefe de guardia de Ciudad Ígnea? ¿Porqué está haciendo esto? - indagó Lita con desconcierto

- Bueno... digamos que no me conformo con ser el jefe de guardia de un distrito, quiero mucho más - se limitó a decir Jedite a quien ya podían verle el rostro al acercarse él lo suficiente

- Pero ese no es el único motivo, ¿Verdad? Seguro tienes otro más... - dijo la de pupilas amatistas incisiva - Quedaste resentido de que la princesa de Marte en el pasado no se quedara contigo y quisiste venganza - dedujo acto seguido

- ¿Entonces fue por un amor no correspondido que eres tan malvado cuando debías ser buena persona después de volver a la vida? - preguntó la princesa abriendo grande los ojos y la boca - Uno no puede forzar a la otra persona a que la ame, si no es amado es mejor abrirse y no andar haciendo maldades, eso no es amor entonces - opinó la de cabello rosado acto seguido

- Alguien sabe demasiado... y habla de más - respondió el apuesto rubio frunciendo el ceño y fastidiándose, mirando primero a Risa y luego a Chibiusa

De Miel a HielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora