—¿Dónde está la llave? —preguntó Susan apenas los vio llegar.—Aquí —Evans se la entregó.
—¿Y Edmund? —Caspian miró a Peter.
—Distrayendo al director.
Susan tomó el dije y se lo entregó al príncipe.
—Es hermoso.
—Sí que lo es.
Caspian lo admiró por un momento, noches enteras había estado sin dormir, pensando en el posible paradero de ese collar, y ahora sabía que ninguno de esos lugares había sido el correcto.
El ruido de unos fuertes pasos hicieron que los cuatro giraran hacia la izquierda.
—El director está cerca, dispersense —ordenó el profesor Evans.
Peter y Susan se fueron por un pasillo, mientras que Caspian y Evans por otro.
—Va a buscarnos —susurró Peter—, el director no se quedará de brazos cruzados luego de ver qué no estoy en la oficina y que Edmund lo engañó.
—¿Y que haremos?
Peter la miró, no tenía idea de lo que harían para salir de este nuevo problema. La única razón por la que el director aún no lo había echado fue porque sabía de la ausencia de su padre, y ahora la de su madre, pero no estaba seguro de hasta cuándo sería capaz de aguantarlo.
—Susan —la detuvo de repente—. Tú vuelve a la clase, o mantente escondida en uno de los baños hasta que suene nuevamente la campana.
Si él lo encontraba junto a Susan las cosas solo se pondrían peor. Ella asintió y dió la vuelta, caminando hasta el baño más cercano.
Por otro lado el profesor Evans intentaba guiar a Caspian hasta el vestuario del gimnasio, lo más lejos posible del director. Evans ya se encargaría de hablar luego con él, pero primero tenía que poner al joven príncipe a salvó de la furia de ese señor.
A Caspian le habían entrado unas fuertes ganas de reír al ver cómo se escondian de la persona más gruñona que había conocido en la vida. Este mundo definitivamente era más loco que el suyo, pero al menos aquí no tendría que luchar con espadas.
—¿Qué la causa tanta gracia su alteza? —preguntó el profesor Evans, al verlo tan risueño en una situación como ésta.
Pero Caspian no tuvo tiempo de responder, porque unos fuertes pasos se escucharon cada vez más cerca de ellos.
—Es el director —advirtió el profesor, y sin saber que más hacer empujó al príncipe dentro del primer salón que se encontró.
—¿Seguro de que esto sea una buena idea?
Evans asintió, y segundos más tarde negó, hasta que finalmente se encogió de hombros.
—No lo sé, pero pronto lo averiguaremos.
Esa respuesta no había calmado para nada sus nervios, solo había logrado incrementarlos.
Se le hacia imposible poder dejar de pensar en Peter. Quería saber en dónde estaba y llamarlo para que venga a su lado. De repente ya no le importaba tanto si lo encontraban, porque ¿Cuál sería el problema si Peter estaba junto a él?
La culpabilidad ante ese pensamiento le dio malestar. Eso iba en contra de todo lo que alguna vez le hubieran enseñado, aunque no es como si a esta altura importará.
—¿En que piensa, joven príncipe? —preguntó el profesor en un susurro, asegurándose por la rendija de la puerta que no hubiera nadie cerca.
—Si tuviera que elegir —preguntó de repente—, entre quedarse aquí o volver a Narnia, ¿Usted qué es lo que haría?
El profesor Evans lo sopesó por un momento.
—Para ser completamente honesto con usted, príncipe, no recuerdo casi nada de mis días en Narnia, pero sí muchos momentos felices aquí.
El silencio se apodero del lugar. Caspian analizaba cuidadosamente cada una de sus palabras. Él aún era capaz de recordar la mayor parte de su vida allí, y le aterraba la sola idea de olvidarlo. Pero también le aterraba jamás volver a vivir los momentos que vivió junto a...
—Creo que el director ya se alejó —dijo Evans sacándolo de sus pensamientos.
Caspian se acercó a la puerta, prestando atención al más mínimo ruido que pudiera llegar a provenir de allí. No tardó mucho tiempo en asegurarse de que no había nadie fuera. Ya no había rastro del director, y debían salir con rapidez de aquí si no querían ser descubiertos. O peor, atrapados por una gran masa de alumnos en el medio de su receso.
—¿Crees que sea momento de salir? ¿O deberíamos esperar a Peter? —inquirió con duda, algo que no era normal en él. Se suponía que la seguridad en estas situaciones debía ser su fuerte como futuro rey.
El profesor pareció analizarlo por unos segundos.
—Creo que lo mejor será salir de aquí y buscarlos. No debemos arriesgarnos a estar separados durante tanto tiempo.
Caspian asintió, de acuerdo con sus palabras, y asegurándose una última vez que no haya nadie cerca, se acercó listo para abrir la puerta.
Pero no se abrió. Alejó la mano por un instante y volvió a apoyarla sobre el pomo con cuidado, no quería ser muy ruidoso, pero nada pasó. La puerta no parecía querer moverse de su lugar.
—¿Todo en orden?
Caspian negó.
—La puerta no abre.
—¿Cómo qué no abre?
—¡No abre!
Evans lo hizo a un lado y acercó para intentar por su propia cuenta.
—Oh no —murmuró al ver que el príncipe estaba en lo cierto.
La puerta parecía estar trabada, no importaba cuanto lo intentarán, no quería moverse de su lugar.
—¿Cómo es posible?
—No lo sé. Estas puerta no tienen trabas ni llaves, o al menos eso nos habían dicho. Es por la seguridad de los alumnos.
Caspian se revolvió el cabello, intentando pensar en una forma no ruidosa de salir del lugar, pero algo lo detuvo.
O un ruido mejor dicho.
—¿Eso es...? —pero el profesor nunca llego a terminarinar la pregunta.
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Peter y Caspian © (Las crónicas de Narnia)
FanfictionLuego de varios meses desde su última visita a Narnia los hermanos Pevensie continúan con su vida en Inglaterra, dónde la segunda Guerra Mundial aún no acaba. Todo parece ir normal en sus vidas, hasta que Peter se encuentra con Caspian, quién está...