Capitulo 10

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Peter abrió la puerta esperando que aquel baño lo ayudará a recuperar todas las horas de sueño perdidas en las últimas dos noches. Necesitaba descansar, sino se volvería loco, más de lo que ya lo estaba haciendo. Pero justo cuando se disponía a cruzar el umbral se detuvo un momento y se miró al espejo, su reflejo lo sorprendió, a pesar del cansancio acumulado sus ojos brillaban y parecían más vivos que nunca. Sus mejillas estaban levemente sonrojadas por el calor acumulado y el vapor provocaba que de su cabello siguieran cayendo algunas gotas de agua. Se sentía vivo, y por un segundo recordó todos los años vividos en Narnia y, como no, la primera vez que vió a Caspian.

Peter sonrió ante aquellos recuerdos y salió rumbo a su habitación.







De repente Caspian se separó de Susan, quien tenía el rostro completamente colorado de la vergüenza.

—¡Lo siento! — dijo antes de que el joven príncipe tuviera la oportunidad de hablar.

Caspian asintió lentamente, intentando comprender lo que estaba pasando.

—¿Acaso yo te... —dudó sobre si continuar hablando, pero respiró hondo y se obligó a continuar—... te gustó?

—¿Que? —Susan agradeció mentalmente que aquel inocente príncipe no logrará ver el terror reflejado en su rostro— ¡No! ¡Claro que no!

Soltó una carcajada.

Caspian estaba confundido y un incómodo silencio se instalo entre ambos.

—Creo que es mejor que vaya a mi habitación —dijo luego de intentar pensar una buena excusa para escapar—, tengo sueño y mañana debo levantarme temprano y...

Susan no supo que más decir, pero no fue necesario que diga algo más ya que Caspian asintió y murmuró:

—Si, yo también, es mejor que... —señaló su habitación y sin terminar lo que estaba diciendo abrió la puerta listo para perderse adentro del único lugar donde últimamente se sentía seguro mientras Susan se daba vuelta prácticamente corriendo, lista para dirigirse a su habitación.

Ese había sido probablemente el momento más incómodo y confuso de toda su vida.

Una vez dentro de la habitación el beso de Peter vino a su mente casi de inmediato, el cual nada había tenido que ver con el dado minutos atrás. El de Susan fue tierno y lindo, pero el de Peter lo hizo sentir más vivo que nunca, provocó que partes de su cuerpo, que siquiera sabía que estaban dormidas, despertarán y lo hicieran sentir cosquillas en cada lugar de su anatomía.

Dios, estaba perdido. No lograba conseguir dejar de pensarlo y por momentos estaba tan asustado de estar equivocado que entraba en pánico, hasta que volvía a verlo y las ganas de tenerlo cerca lo dominaban.

Unas increíbles ganas de ir a buscarlo lo invadieron ¿Tan mal estaría? Podría solo ir y desearle buenas noches, después de todo, estaban viviendo bajo el mismo techo, no sería tan raro... ¿O si?

Abrió la puerta de su habitación.

Estaba mal, luego se arrepentiría. Sabía que si Peter lo echaba sería algo difícil de superar, pero aún así decidió arriesgarse.

Caminó a paso lento, muy lento, pensando en que es lo que le diría al verlo, pero nada venía a su mente. Golpeó la puerta una vez, pero nadie abrió.

¿Debería irse? Sí, quizás todo esto había sido una mala idea, pero por las dudas, solo por las dudas golpearía una vez más. Caspian volvió a apoyar sus nudillos sobre aquella madera y para su suerte, o mala suerte, está vez Peter si abrió. Le habría gustado decir algo, lo que sea, incluso desearle unas buenas noches como había planeado antes, pero al verlo tan solo con su pantalón gris de pijama y sin remera se había quedado mudo. Tenía el cabello mojado y algo despeinado, se encontraba descalzo, y a Caspian le sorprendió que no tuviera frío con tan poca ropa.

¿Cómo lo haría? ¿Cómo lo enfrentaría cuando, a su lado, le costaba más que nada en el mundo controlar su cuerpo?

—¿Está todo bien? —preguntó Peter al no ver ninguna reacción por parte del joven príncipe.

Caspian asintió.

—¿Quieres pasar?

Volvió a asentir.

Aunque le costaba admitirlo, a Peter le gustaban las visitas de Caspian a su dormitorio y en ese preciso momento le encantaba verlo tan nervioso al verlo con poca ropa.

—Lo siento yo solo venía porque...

Se quedó pensando una buena excusa, pero ninguna era lo suficientemente buena.

—Bueno en realidad no hay ninguna razón es solo que quería verte —comenzó a hablar y al ver cómo Peter intentaba ocultar una sonrisa continúo—, y a hablar sobre lo que pasó el otro día...

Se rascó la nuca algo nervioso.

—No tenemos nada que hablar Caspian —su tono de voz le había dado un escalofrío.

—Sí, sí tenemos —al joven príncipe ya se le había ido la vergüenza del momento y busco fuerzas para hablar sin titubear—. Me gusta besarte. —solto dejando al mayor de los Pevensie sin palabras.

Peter no supo que decir por lo que se limito a observarlo.

—Dime que a ti no te gusta besarme y te juro que me iré ahora mismo y no volveré a golpear tu puerta.

Parecía irreal verlo ahí parado declarándose de esa forma, y es que ¿Cómo haría? ¿Cómo haría para mirarlo a los ojos y mentirle? Peter no contesto, y Caspian, quien a esta altura ya estaba agotado de sus excusas, lo tomó de la nuca y lo besó.

Lo beso de nuevo, y lo maravilloso de esta vez fue que ninguno se resistió, porque Peter sabía que todo aquello estaba mal, pero no le importaba. No, no le importaba si su hermana lo miraría con asco o si el resto de la gente lo odiaría. Él también solo quería besarlo y está vez lo haría sin remordimientos.

Está y muchas veces más.

Caspian llevó sus manos al pecho de Peter, quien enseguida sintió como un escalofrío recorría cada parte de su cuerpo. Sus manos estaban frías pero por alguna extraña razón provocaron que la temperatura de su cuerpo subiera. Sus bocas chocaban sin parar y las manos de ambos jóvenes recorrían el cuerpo del otro.

—Espera —lo detuvo Peter de pronto—, es injusto.

—¿Que es injusto?

La cara de confusión del príncipe hizo que Peter sonriera aún más si es que era posible, tenía en frente al ser más adorable que alguna vez haya visto.

—Que tu me hayas visto sin camisa pero que yo no te haya visto a tí.

Al instante las mejillas de Caspian se pusieron igual de rojas que sus labios luego de que Peter se los mordiera. Para haber sido tan recio a dejarse llevar por sus sentimientos se veía bastante tranquilo intentando hacer que Caspian se quitará la camisa del pijama; pijama que él mismo le había prestado el día de su llegada.

El joven príncipe se veía bien en su ropa, no pudo evitar pensar Peter mientras lo observaba de arriba a bajo. Le quedaba algo grande considerando que él era más alto, pero aún así se atrevía a decir que lo lucia incluso mejor que él. Absolutamente todo le quedaba bien, a Peter le costaba pensar algo que lo pudiera hacer ver mal. 

Quizás esos pensamientos se debían a que, incluso lejos de él, Caspian lograba meterse en su cabeza como nadie más lo había hecho. Y fue por eso que no pudo evitar sonreír de oreja a oreja cuando lo escuchó hablar:

—Entonces... ¿Sin camisa?

Peter y Caspian © (Las crónicas de Narnia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora