Cuando Caspian se dejó ir Peter sonrió, observando sus músculos al contraerse del placer.Ahora entendía porque su madre los obligaba a ir a la iglesia de pequeños, pecar se sentía extremadamente bien, y ahora ¿Quién lograría alejarlo de aquello?
—Si sigues mordiendo tu labio de esa forma vas a lograr que sangre —murmuró Peter con la voz ronca, sin dejar de mirar su boca.
Caspian libero su labio inferior con una sonrisa, dejando al descubierto la hinchazón en esa zona.
—¿Y eso te preocupa mucho?
Peter ladeó la cabeza.
—Solo si te quejarás del dolor cuando te bese.
—Me quejaré, pero no por eso —la picardía en su voz logro que las mejillas de Peter se encendieran por completo.
—¡Cuántos modales! —se burló, ignorando el fuerte calor que recorrió su cuerpo en pleno invierno.
El príncipe soltó una carcajada.
—¿Extrañas Narnia?
La pregunta de Peter fue como sentir un chorro de agua helada en medio de una nevada. Él pertenecía a la realeza, y lo habían educado como tal. En su vida no había lugar para algo que no fuera su reino, y la duda en sus pensamientos lo congeló.
Claro que extrañaba Narnia, tendría que estar loco para no hacerlo. Pero había algo que no lo dejaba gritar que sí a los cuatro vientos.
O mejor dicho alguien.
Peter vió la indecisión en sus ojos. Era imposible no verlo. Bajó la mirada, la culpabilidad de haber arruinado el momento se mezclaba con el enojó. Quería escucharlo decir que le importaba lo suficiente como para imaginar un futuro con él, que nada podría separarlos y que sería capaz de dejarlo todo por amor. Y posiblemente ese había sido el pensamiento más hipócrita que había tenido. Porque lo que no sabía es sí él mismo sería capaz de dejarlo todo por Caspian.
Se sintió sucio.
—Lo siento, no quise...
—Esta bien —el príncipe le obsequió una sonrisa tensa, y luego de vestirse, ambos salieron en direcciones opuestas.
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Ese día el instituto se encontraba más revuelto que de costumbre. Era como si todos supieran lo que los hermanos Pevensie y Caspian estaban a punto de hacer.
— Quizás este no sea el mejor día para...
—Callate Edmund.
Por primera vez en mucho tiempo Susan estuvo de acuerdo con las palabras de Peter. No había tiempo que perder, debían tomar el dije. El plan era simple, el profesor Evans, Edmund y Peter buscarían la forma de escabullirse en la oficina del director para tomar la llave que abriría el vidrio, mientras que Susan y Caspian esperarían en los pasillos.
Apenas tocó el primer timbre Evans comenzó a caminar con Peter, y Edmund, quien iba varios paso detrás de ellos, intento pasar desaprcibido.
—¿Que has hecho esta vez Peter? —preguntó el director en cuanto el mayor de los Pevensie y el profesor Evans entraron a su despacho.
—Lo atrapé peleando de nuevo —contestó el profesor con fingida molestia.
El director se lleva un mano a la sien, masajeando la zona.
—¿Al menos puedo saber la razón?
Peter negó.
—No señor.
Segundos más tarde Evans pellizco levemente su brazo, y supo que ese era el momento. Sin el más mínimo reparo Peter se desplomó en el piso. Tenía que verse lo más verdadero posible, por lo que tuvo que contener el gemido que quiso escaparse de su boca cuando su cabeza impacto con el suelo.
—¿Que le ha pasado? —gritó el director, parándose de su asiento y rodeando el escritorio para llegar a su lado.
—¡No lo sé! —el profesor tomó el pulso de Peter— ¡Tiene que llamar a la enfermera!
El director salió del despacho y le gritó a la secretaria:
—¡Llama a la enfermera!
Al salir corriendo la mujer dió de lleno con Edmund, quien se disculpó antes de acercarse al director.
—¡Director! —lo llamó. Todos en el lugar parecían estar a punto de entrar en pánico, aunque tres de los cuatro presentes solo lo estaban fingiendo— He visto que...
—Ahora no Edmund, tu hermano...
—¡Hay dos chicos peleando en los vestuarios del gimnasio! —lo interrumpió, y tuvo ganas de reír al ver el rostro del director antes de seguirlo por los pasillos.
El profesor Evans, al ver que eran los únicos allí se levantó de golpe.
—Tú quédate ahí en caso de que vuelva —le ordenó a Peter, que se apoyo sobre sus codos para ver cómo Evans revolvía todo.
—Profesor, ¿Cómo ha llegado el dije aquí?
Él lo observó, deteniéndose por un momento.
—¡Continúa! —gritó Peter.
—Lo siento —siguió con su tarea—. Para ser sincero contigo, Peter, no lo sé con certeza... Pero si mis sueños en realidad son recuerdos... Entonces estoy seguro de que él dije debe haber llegado con el ejercito de la bruja.
Peter lo miró con asombro.
—Hace mucho tiempo envío a sus súbditos para buscarlos —continúo—, alguno de ellos debe haber robado el dije y lo dejó caer al venir aquí.
Evans abrió el último cajón del escritorio del director, encontrando un manojo de llaves.
—Lo encontré.
Ambos se levantaron y corrieron hasta donde se encontraban Caspian y Susan.
Por otro lado Edmund intentaba lidiar con un furioso director.
—¡Dónde está la pelea! —le gritó.
—¡No lo sé! Lo juro, estaban aquí.
—¿Y tú qué hacías en los vestuarios? —indagó con el ceño fruncido y las manos en la cintura.
—Vine al baño señor.
—¿Aquí?
—El resto estaba ocupado.
Su mentira era demasiado obvia.
—¡Vuelve a tu clase! —le gritó el director, haciendo que Edmund abandonará el lugar con rapidez.
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Peter y Caspian © (Las crónicas de Narnia)
FanfictionLuego de varios meses desde su última visita a Narnia los hermanos Pevensie continúan con su vida en Inglaterra, dónde la segunda Guerra Mundial aún no acaba. Todo parece ir normal en sus vidas, hasta que Peter se encuentra con Caspian, quién está...