Capitulo 14

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—En realidad sí, sí quise —continuo Susan sin notar lo tenso que se encontraba Caspian en ese momento—, pero no quise hacerlo así, de golpe. Nunca fue mi intención incomodarte.

Susan bajo la mirada al suelo, sintiendo como las lágrimas estaban a punto de salir de sus ojos. Mientras que por otro lado a Caspian se le seco la boca.

Peter estaba dentro del armario escuchando todo y aún no le había contando sobre el beso que su hermana le había robado. Sabiendo que ya no había vuelta atrás Caspian salió de la habitación cerrando la puerta detras de él, no importaba que él ya lo supiera, no quería que escuchara su conversación. Aunque quizás debería haber pensando en eso antes de abrirle la puerta a Susan...

—Susan... —comenzó a hablar sin saber exactamente qué decir—, lo siento, de verdad la hago, pero yo no...

A Caspian le costaba expresar con palabras algo que sabía que le dolería, no quería hacerlo, a pesar de que no se sintiera del mismo modo en que ella lo hacía no quería lastimarla. Susan no tardó mucho en comprender a que se debía su nerviosismo y no pudo evitar bajar la vista al suelo.

—Lo siento, no volverá a pasar —dijo dándose la vuelta lista para escapar de aquella incómoda situación.

—¡Espera! —el príncipe la tomó del brazo deteniendola— Susan, que no me gustes no significa que no seas hermosa...

Y es que lo era, Susan era verdaderamente hermosa. Tenía los ojos verdes más claros que alguna vez haya visto y su cabello solía caer en unas delicadas ondas que solo la reina de Narnia podría tener. Las pecas que tenía le daban un aire de inocencia y de sabiduría, algo que a cualquiera le gustaría, incluso a el. Pero no podía, no podía decirle todo eso para que se sienta mejor, porque entonces tendría que explicarle que la única razón que lo detenía de tener sentimientos por ella era su hermano. De alguna forma sin que él se diera cuenta, Peter se había metido en su cabeza logrando ser todo en lo que piense. Era la razón por la que sonreía en las mañanas mientras desayunaban a causa de las extrañas muecas que Peter le hacía a Lucy. Era la razón por la que ir al instituto a escuchar a alguien hablar durante siete horas se le hacía más leve.

Y sobre todo, Peter era la razón por la cual se había dado cuenta que quedarse en la misma habitación que él era mucho más divertido que cualquier salida al parque o cualquier cabalgata en los bosques de Narnia. Porque su compañía lograba que el corazón se le acelerarse como si estuviera viendo por primera vez el cielo en una noche estrellada.

Cerró los ojos intentando contener las lágrimas, en cualquier otro momento habría jurado que era imposible enamorarse de alguien en cuestión de días. Pero eso era lo que le estaba pasado, Peter se había metido en cada uno de sus pensamientos.

—Gracias —dijo Susan en un susurro.

Verla irse de esa forma lo hizo sentir mal, no quería verla sufrir por su culpa. Ella no le merecía.

Cuando Caspian volvió a entrar a la habitación pudo ver a Peter sentado sobre su cama. Tenía la cabeza gacha y ambas manos enredadas en su cabello, pero apenas lo sintió entrar se enderezó.

—¿Que haz hecho? —preguntó Peter en un hilo de voz, tenía los ojos algo rojos, como si hubiera estado llorando, y eso estrujó el corazón de Caspian.

—Yo... Lo siento, no es lo que parece —comenzó a hablar intentando explicarle todo lo mas rápido posible—. Estábamos en la pasillo y de repente se acercó a mí...

—¿Por qué no la detuviste?

Esa había sido una buena pregunta, ¿Por qué no la detuvo? No lo sabía, la verdad es que hasta que sus labios no se juntaron Caspian nunca había esperado que Susan haga algo como eso, y en cuanto lo hicieron lo primero que vino a su mente fue que no se comparaba para nada con los besos de Peter.

—¡¿Por qué?! —volvió a preguntar, está vez elevando el tono de voz y provocando que una lágrima rebelde se escapada de sus ojos.

El joven príncipe sintió como su corazón se detuvo por un momento y lo miró sin saber que decir.

—Lo siento.

Eso no había sido una explicación, aunque sabía que se la debía, pero fue lo único que salió de su boca en ese momento. Peter lo miró con decepción mientras pasaba por su lado, listo para abandonar la habitación. Y no lo detuvo. No podía hacerlo. Era como si su cuerpo no fuera capaz de reaccionar a lo que estaba pasando, como si todavía creyera que podría abrir los ojos y volver a estar en la cama junto a Peter.

Estaba perdido. Completamente perdido. ¿Y lo peor de todo? Estaba enamorado.

Al salir Peter intento contener las lágrimas sin ningún éxito, y cuando llegó a su habitación cerro la puerta tan fuerte que no le habría sorprendió romperla. No entendía como se había dejado engañar así, como había sido tan estúpido al pensar que Caspian podría sentirse de la misma forma en que él lo hacía. Desde el inicio supo que todo esto solo le podría traer problemas, pero aún así se negó a alejarse de él. Había sido demasiado ingenuo, y el príncipe ni siquiera había sido capaz de darle una explicación.

Esa noche se fue a dormir pensando en él, era obvio que su mente no podría alejarlo, no después de que logrará meterse bajo su piel.

Al otro día cuando se levantó las cosas no fueron más fáciles, verlo tanto a él como a Susan le cortó la respiración.

—Peter, ¿Te encuentras bien? —le había preguntado apenas terminaron de desayunar al ver que su hermano no había soltado palabra.

¿Cómo haría para explicarle a su hermana que ella misma había ayudado a que su corazón se rompa? Quizás era más claro y fácil de lo que pensaba. No lo haría. Ya no era necesario. Dudaba que las cosas pudieran volver a como eran antes, Caspian ni siquiera lo miraba y el día anterior tampoco se había molestado en explicarle la situación. Para él era todo más que obvio. Durante ese tiempo el príncipe solo se había dedicado a jugar con sus sentimientos, pero no podía culparlo, él era el responsable de haberse enamorado en tan poco tiempo.

Peter y Caspian © (Las crónicas de Narnia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora