Capitulo 7

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Quizás era un viejo alumno que había vuelto.

Quizás lo había visto cerca de su casa y eran vecinos, había muchos jóvenes de su edad rondando por su vecindario últimamente.

O quizás lo había visto en detención, a veces se ofrecía como voluntario para vigilar de cerca a los chicos castigados.

Pero el profesor Evans estaba seguro de haberlo visto. Aunque no recordaba muy bien dónde. Y estaba tan seguro que se pasó el resto de la clase distraído, intentando recordar.

Una vez que la clase termino Peter y Caspian aprovecharon el receso para ir en busca de Susan, y una vez que la encontraron los tres se encaminaron hacia un rincón donde nadie pudiera oírlos.

—Encontré algo —afirmó Susan llamando la atención de ambos jóvenes—. Dalia Jones, es la nueva profesora de ciencias exactas. Y escuchen esto... Entro al instituto el mismo día en que Caspian llegó.

Para Susan no había sido nada fácil aceptar que todo aquello quizás no había sido tan solo una coincidencia, pero después de ésto estuvo convencida.

—No creo conocerla. —murmuró el príncipe con la mirada perdida intentando recordar.

—No es necesario, es posible que se haya cambiado de nombre o que siquiera la conozcas.

Caspian asintió comprendiendo.

—Hoy no creo que lleguemos a verla, su turno termino con el comienzo del receso, y volverá al instituto recién la semana entrante.

—¿Por qué? —Caspian se encontraba confundido ¿por qué tendrían que esperar hasta la semana siguiente?

—Hoy en viernes, eso quiere decir que hasta dentro de dos días, no tendremos que volver y por lo tanto no podremos verla.

El príncipe asintió algo confundido, no terminaba de comprender por que durante esos días no tendrían que volver al instituto, pero en realidad había muchas cosas que no terminaba de entender sobre aquel extraño mundo donde los reyes de Narnia habitaban así que prefirió no decir nada. Aunque no es como si Peter y Susan no hubieran notado su confusión, quiénes también prefirieron no decir nada más.

El resto de las clases transcurrieron con normalidad y para cuando llegaron a su casa el sol ya se había ocultado casi por completo. Es por eso que Peter y Edmund odiaban el invierno, todo lo contrario a Susan y Lucy quienes lo amaban. Una vez que todos dejaron sus cosas en sus respectivos cuartos bajaron y cenaron juntos con una gran sonrisa adornando sus rostros a causa de las anécdotas contadas por Caspian. Susan no recordaba un ambiente tan relajado desde que su madre se había ido, y agradeció que incluso Peter estuviera pasando un buen rato.

Una hora más tarde los únicos que quedaban en la mesa eran Susan, Peter y Caspian ya que Lucy y Edmund se fueron al terminar la cena, mientras que los tres mayores prefirieron quedarse contando más anécdotas. Susan contó como fue la primera vez que viajaron a Narnia y lo grandes que eran antes de volver. Caspian se sorprendió, por qué no importaba que los tres tengan casi la misma edad, lo que importaba es que tanto Susan como Peter habían vividos varias décadas más que él, a pesar de que sus cuerpos no lo demostraban.

Luego de levantar la mesa y lavar los trastes Susan se despidió de los chicos y se fue a su habitación. Aún no era demasiado tarde pero ya habían comenzado a pesarle los párpados tanto a los Pevensie como a Caspian. Aunque tanto él como Peter decidieron mantenerse despiertos un rato más.

—Debe ser duro —murmuró Caspian por lo bajo mientras de dirigían al salgon.

—¿Que cosa? —Peter, quien momento antes le había dado la espalda para caminar hacia el sofá, se dió vuelta.

—Todo.

La respuesta había sido corta, sin embargo Peter nunca había estado tan de acuerdo. Últimamente era difícil. Todo era difícil.

—¿Aún... aún recuerdas todos los años que pasaste en Narnia?

Peter asintió, y odio como la compasión se reflejaba en los ojos de Caspian.

—Sigueme —exclamó el mayor de los Pevensie mientras subía las escaleras.

Caspian lo siguió y no tardó en darse cuenta hacia donde se dirigían. Cuando Peter abrió la puerta de su habitación para que ambos entrarán y la cerro detrás de ellos se removió algo incómodo. La habitación desde adentro era más pequeña de lo que parecía, y Caspian cálculo que no entrarían más de cinco personas a la vez en aquel espacio.

Peter señaló un estante repleto de libros antes de hablar.

—Cuando era un niño estás historias eran tan solo cuentos, como lo eran para el resto del mundo —tomó uno de los libros en sus manos y acarició la portada—. Pero al volver ya nada era igual. Cada uno de estas historias te deja un aprendizaje, y por más que las amemos sabemos que algún momento, luego de enseñarnos una lección, terminan —Peter dejo el libro en su lugar—. En eso se convirtió Narnia para mí. Una historia que durante muchos años me enseñó tanto como pudo, pero que tarde o temprano tendría que terminar.

La voz de Peter fue bajando cada vez más hasta que para el final de su relato Caspian tuvo que leer sus labios  para comprender lo que decía.

—¿Y...? —Caspian dudó— ¿Yo solo soy un recordatorio de una historia que debió terminar, verdad?

—No, claro que no. —Peter negó acercándose cada vez más al príncipe.

Caspian parecía dolido, y es que en cierta parte lo estaba, pero no por culpa de Peter. La situación lo ponía de mal humor, sin contar lo injusto que le parecía que ni él ni Susan pudieran volver a Narnia.

—Tú eres una de las mejores cosas de todo esto —Caspian lo miró con tanta intensidad que Peter estuvo a punto de retroceder—. Quiero decir — tartamudeo nervioso—, tú y a todos los que conocimos. Obviamente... Y...

Si el joven príncipe no hubiera estado tan concentrado en lo labios de Peter en ese momento le habría parecido graciosa la forma en la que este tartamudeaba. Y cuando Peter lo notó se maldijo mentalmente.

No, no, no y no.

Esto era un sueño, solo un sueño. Justo como la noche anterior. Debía serlo. Porque si no lo era, luego de hacer lo que estaba por hacer a continuación, sospechaba que no lograría quitar esos pensamientos de su mente nunca mas. Y para su mala suerte, estaba a punto de averiguarlo.

La lentitud con la que ambos se acercaban al otro hizo que Peter terminara de decidirse y sin dudarlo ni un segundo más pegó sus labios a los del príncipe, quien al principio parecía estar en shock pero no tardo mucho mas tiempo en responderle de la misma forma. El beso era incluso mejor que en sus sueños, y cuando Caspian termino de acortar el espacio que quedaba entre sus cuerpos, Peter lo tomo de la nuca, al igual que el príncipe lo había hecho con él en sus sueños.

Peter nunca lo pensó que un simple beso pudiera hacer que todo su cuerpo reaccionara de esa forma, estaba sintiendo demasiadas cosas que no podía explicar. Sentía su corazón latir cada vez más rápido, tanto que por un momento tuvo miedo de que esté se le salga del pecho y el oxígeno parecía no poder ingresar a sus pulmones.

Mientras tanto, Caspian se encontraba igual o incluso más confundido que Peter, pero aún así no pudo negar lo mucho que le estaba gustando. Y es que ¿Cómo podría negar las cosquillas que estaba sintiendo por todo su cuerpo, así como el calor que había comenzado a sentir en pleno invierno?

Limón, los labios de Peter sabían a limón, lo cual posiblemente se debía a la limonada ingerida durante la cena.

¿Sus labios también saldrían a limón? Y... ¿Peter también estaría disfrutando de su sabor tanto como él estaba disfrutando el suyo? Caspian no podía dejar de formular preguntas que nunca tendría el valor de decir en voz alta, aunque todo eso cambio en el momento en que Peter tomo su labio inferior con los dientes y lo chupó.

Y Peter habría estado encantado de seguir besando a Caspian durante toda la noche, pero cuando escucharon el ruido de una puerta al abriese Peter, en cuestión de segundos, empujó al príncipe lo más lejos que pudo y miro hacia la puerta asegurándose que no haya nadie ahí. Caspian hizo exactamente lo mismo, y durante algunos minutos que parecieron eternos ninguno despegó la vista de la puerta.

Peter y Caspian © (Las crónicas de Narnia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora