Caspian tomó el dobladillo inferior de la camisa y tiro de él muy lentamente. Tenía los nervios a flor de piel tan solo por mostrarle a Peter una parte de su cuerpo que cientos de personas ya había visto anteriormente; como cuando iba a cortar leña al bosque en pleno verano y se quitaba la camisa o cuando se metía al río.
Peter lo miraba impresionado, nunca habría pensado que el joven príncipe se tomaría una broma tan seriamente, pero no es como si le molestara mucho de todas formas.
Cuando Caspian tuvo que pasar la camisa por su cabeza está se atoró y Peter se acercó para ayudarlo. Tiraron los dos juntos de aquella prenda tan molesta y cuando salió ambos estaban más cerca de lo que les habría gustado admitir.
—Gracias —murmuró el príncipe en un susurro.
—De nada —contestó el otro en igual tono, no era necesario levantar la voz a tan corta distancia.
Sus labios volvieron a juntarse en un lento beso que duró tan solo segundos. Apenas se separaron Peter no pudo evitar bostezar a lo que Caspian río.
—Ya es tarde, creo que me debería ir yendo...
—Espera —Peter lo tomo del brazo con miedo a que se alejara aunque sea tan un solo paso—. Quédate, puedes volver a tu habitación en la mañana.
Caspian dudó, hace tan solo minutos Susan le había dicho que iba a levantarse temprano y no quería que se creara ninguna clase de problema por su culpa. Aunque quizás eso solo había sido una excusa para alejarse de él, pensó Caspian.
—Esta bien —dijo por fin y Peter sonrió.
Ambos se acostaron en la cama aún sin camisa y apagaron las luces. Lentamente Peter fue pasando su brazo por la cintura de Caspian para atraerlo más hacia él. Al príncipe casi se le corta la respiración al ser conciente de ese acto y sonrió en la oscuridad. Ninguno tardo más que algunos minutos en dormirse escuchando tan solo la respiración de su acompañante esa noche.
Al otro día, apenas salió el sol, Caspian se separó de Peter y con cuidado de no despertarlo se alejó de la cama, tomó su camisa y volvió a su habitación con una gran sonrisa.
Cuando Peter se levantó se sintió como nuevo, había dormido toda la noche de corrido, algo que no hacía desde hace varios días. Aún era temprano, pero eso no le impidió despertarse con más energía que nunca. Tomo la camisa que la noche anterior ni siquiera había tocado y se la puso mientras bajaba las escaleras. Ese día el frío no se sentía tanto, algo que lo sorprendió.
El día paso en completa armonía, los hermanos Pevensie habían decidido volver al parque con el joven príncipe, y esté último estaba feliz de que está vez Peter los acompañará. Se pasaron el resto de la tarde jugando y riendo hasta que la hora de acostarse llegó y cada uno lo hizo con una sonrisa en el rostro.
La mañana del lunes había llegado, y el día parecía burlarse de ellos al tener que volver a clases con el frío y la lluvia. Pero aún así todos sacaron sus paraguas y se encaminaron hacia el instituto. Al llegar, algo mojados ya que la lluvia parecía no querer cesar, enseguida se sintieron reconfortados ante el calor de aquel gran lugar.
Cada uno se dirigió hacia su clase, Susan por un lado, los dos menores por otro, y Peter y Caspian hacia la clase del señor Evans.
Esa mañana Susan tendría clases con la señora Jones y les había prometido averiguar todo lo que le fuera posible, así que se quedó en la puerta esperándola hasta que llegará. El resto de sus compañeros ya estaban adentro por lo que no se le dificultaría detenerla al llegar e intentar mantener una conversación con ella.
Al verla acercarse a lo lejos no pudo evitar observarla detenidamente, estaba casi en sus cuarenta años pero aún así lucía una hermosura natural que no podia evitar envidiar. Su cabello rubio y sus ojos azules le daban un aire jovial y el tranquilo andar que traía consigo le daba algo de paz. Cuando la mujer la vió se detuvo a su lado y la con miró intriga.
—Buenos días profesora Jones —la saludo Susan mientras sacaba una manzana que le había traído especialmente para ella, de alguna forma tendría que ganarse su confianza.
—Buenos días señorita... —la miro intentando recordar pero Susan se le adelantó.
—Pevensie.
La profesora sonrió con sorpresa al ver cómo aquella joven le entregaba una manzana.
—Solo quería contarle lo interesante que me pareció su clase la semana pasada.
Jones la observó e intentó recordarla, no tardó mucho en hacerlo, después de todo no había tardado en notar que era una de las mejores de su clase. Siempre atenta y cumpliendo con las tareas a tiempo, no le sorprendía su comportamiento. La mujer sonrió con ternura, Susan le recordaba a su hija menor.
—Muchas gracias, Susan.
Jones intento continuar su camino hacia el salón pero la joven volvió a detenerla con sus palabras.
—¿Y usted hace mucho vive en Inglaterra? —pregunto con interés.
—He vivido aquí durante toda mi vida.
Susan murmuró un leve "Ohh" a lo que Jones no pudo evitar reír.
—¿Y como es que decidió cambiarse a este instituto a mitad de año?
Esa pregunta la hizo sentir en un interrogatorio, pero intento tranquilizarse pensando que quizás no había querido sonar tan brusca, después de todo era solo una niña.
—Vine para suplantar a su profesor quien se tomó licencia por temas personales —dijo intentando volver a entrar al salon—, y si es es todo creo que ya es tiempo de comenzar la clase.
La profesora entro seguida de una Susan algo desilucionada al no poder sacarle ninguna información de utilidad.
El resto de la clase paso al igual que siempre, solo que está vez estaba algo más distraída que de costumbre ideando las próximas preguntas que le haría a su profesora.
Por otro lado Caspian nunca se había sentido tan perdido en toda su vida, tenía que admitir que la historia de Inglaterra no era tan interesante como había pensado que lo era. Lo único que hacían los profesores era entregarles trabajos para hacer y hojas que completar, los cuales Peter terminaba haciendo por los dos.
A Peter le causaba algo de gracia verlo al príncipe tan perdido, y no podría imaginarlo sentado en aquellas sillas durante años. No, lo suyo era anda a caballo y dirigir ejércitos enteros repleto de humanos, animales parlantes y una mezcla de ambos. Lo suyo era el aire libre y aprender de la experiencias, no sentado en un salón durante al menos siente horas al día.
Ahora estaban en clase de matemáticas y Peter encontraba adorable el rostro de Caspian ante la confusión al ver todos los garabatos en la pizarra. El profesor había estado al menos una hora explicando un tema nuevo y los nervios de Caspian ya habían empezado a jugarle en contra.
Peter no sabía que hacer para calmarlo y lo único que se le ocurrió en ese momento fue poner su mano izquierda sobre el muslo del príncipe. Y la intención de aquel gesto había sido completamente inocente con el fin de lograr tranquilizar a Caspian. El problema es que para él fue de todo menos tranquilizador. Las manos de Peter en su muslo solo habían llevado logrado que las ganas de besarlo ahí frente a todos lo carcomiera por dentro.
Oh no Peter, ¿Que haz hecho?
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Peter y Caspian © (Las crónicas de Narnia)
FanfictionLuego de varios meses desde su última visita a Narnia los hermanos Pevensie continúan con su vida en Inglaterra, dónde la segunda Guerra Mundial aún no acaba. Todo parece ir normal en sus vidas, hasta que Peter se encuentra con Caspian, quién está...