A la mañana siguiente, mientras los hermanos se preparaban para ir al instituto, Caspian miraba todo el movimiento de la casa sentado desde el sofá con una taza de té en la mano. Tenia la vista perdida y aun intentaba adaptarse a su nueva realidad. A pesar de que no habia estado allí mas de un dia ya se sentía como si hubieran pasado meses, no habia podido dormir en toda la noche, y no solo por el cambio de hogar tan repentino e inexplicable, sino por que, aunque para las personas aqui parecía ser algo completamente normal, desde su habitación podia escuchar el leve murmullo de la gran ciudad que parecía nunca descansar.—¿Como has dormido? —preguntó Susan acercándose a él, terminando de acomodar su corbata mientras se sentaba a su lado.
Caspian forzó una sonrisa y le dio un trago a su té.
—Muy bien, gracias por todo Susan —la noche anterior, justo antes de irse a la cama, Susan le había llevado varias mantas hasta la habitación por si las que su cama tenia no le eran suficientes, tambien se habia encargado de dejar un pequeño tazón con algunos dulces adentro, seguramente intentando subirle un poco el ánimo.
Susan asintió y cuando estuvo a punto de responderle escucho el grito de Lucy, quien parecía no encontrar uno de sus zapatos. Caspian volvio a quedarse solo en el salon principal pero esta vez, a diferencia de antes, analizó el lugar. Justo frente al sofa habia un gran hogar a leña sobre el cual se encontraba un estante lleno de fotos de la familia. Para el joven príncipe fue algo notoria la ausencia del padre en la mayoría de las fotos, en las cuales los protagonistas siempre eran los hermanos Pevensie junto a su madre. Aunque una en especial llamo su atención, donde un Peter de no mas de nueve años abrazaba a su madre con una gran sonrisa.
—Pense que los príncipes no mentian —escuchó a Peter hablar a sus espaldas.
Caspian no volteó, se limitó a seguir analizando aquella foto en la cual Peter parecía no llevar las ojeras que, por lo que pudo notar, usualmente lo caracterizaban.
—¿Quieres decir que debería haberle dicho que no he podido dejar de pensar en la razon por la que estoy aquí, sin ninguna motivo aparente, y que ademas aquellos ruidos que ustedes parecen no percibir a mí me estan volviendo loco? —su voz sonó baja sin embargo Peter logro entender cada palabra que salió de su boca.
Al ver que no respondía Caspian se dio vuelta y lo miro a los ojos, provocando que por un momento Peter pudiera ver la desesperación dentro de los ojos del joven príncipe.
—Si, eso fue lo que pensé —murmuró desviando la vista al ver a Edmund, Lucy y Susan llegar hasta Peter.
—Estamos listos, ya deberíamos ir saliendo...
—Creo que hoy me quedaré —dijo Peter sin dejar de mirar a Caspian. Susan los miro confundida mientras que Edmund y Lucy intercambiaron una mirada—. Es la primera vez que esta aquí, no deberíamos dejarlo solo, y menos encerrado. No queremos que se vuelva loco ¿Verdad? —a pesar de que lo había dicho con sarcasmo, había algo de verdad en aquella frase.
—Es cierto —afirmo Lucy acercándose para darle un beso en la mejilla al príncipe—. Hasta pronto Caspian.
—Hasta pronto Lucy.
En cuanto salieron de la casa un silencio incómodo se apoderó del lugar. Caspian se había dado vuelta para seguir observando las fotos y Peter se quedo en su lugar mirándolo. Ninguno hablo por los siguientes minutos y aunque Peter varias veces estuvo a punto de hablar, sus palabras murieron antes de lograr salir de su boca.
—No tenemos nada —se lamento Caspian—. Desde ayer que no he podido dejar de pensar en la razón por la que podría estar aqui pero...
Su mirada pasó de las fotos al suelo, y del suelo a Peter, quien lo miraba expectante, pero al ver que él no estaba dispuesto a continuar decidió hablar.
—Mira, no enloquezcas, tan solo ha pasado un día —intentó sonar tranquilo— Prometo que vamos a descubrir que está pasando, pero no lo lograré contigo de esta manera.
Caspian asintió.
—No estoy seguro de que está pasando, pero estoy de acuerdo con Lucy, alguien de este lado ha tocado el cuerno.
Ambos jóvenes se miraron y supieron que al menos ahora sabían algo, Caspian no era el único proveniente de Narnia.
De repente se escuchó la bocina de un tren indicando su llegada a la estación y el príncipe coloco sus manos en los laterales de su cabeza.
—¿Cómo es posible que vivan de esta manera? —susurro entre dientes. Peter soltó una carcajada.
—Llegas a acostumbrarte.
En ese momento Peter se dió cuenta de que hasta que Caspian no se acostumbrara a las consecuencias de vivir en Londres nunca podría tener completamente su atención, o al menos no mientras se exalte ante cada ruido.
—Tengo una idea —exclamó mientras corría hasta su habitación para tomar un par de abrigos y otro par de gorros.
El príncipe no tuvo tiempo de seguirlo ya que en tan solo segundos Peter había vuelto a su lado.
—Ponte ésto —le lanzó el abrigo mientras él se ponía el suyo.
—¿Que es esto? —pregunto poniéndoselo de forma dudosa.
—Un abrigo —respondió con sencillez.
—Oh claro que no.
—Claro que si.
—Esto no es un abrigo.
Peter se detuvo de golpe.
—Disculpé su alteza, no en todos lados las personas usan de abrigos largas capas que vuelan junto al viento —el tono sarcástico de Peter provocó que las mejillas del príncipe se tornaran de un color rojizo—. Y en mi defensa, las capas son horribles para abrigar.
El joven Pevensie tuvo ganas de reír al ver el rostro de Caspian, pero para su suerte, en cuanto le dió el gorro que debía ponerse no emitió quejas, tan solo se limitó a mirarlo con algo de asco.
Y es que él no lo necesitaba, claro que no, era un guerrero dispuesto a luchar contra quién fuera con tal de mantener sus principios y defender a su gente, como se atrevía a pensar que podría depender de algo tan simple como eso.
Aunque claro que no pensó lo mismo en cuanto salió del hogar de los Pevensie y sintió el característico frío Londinense. Si, quizás ya no era tan fuerte, y agradeció mentalmente a Peter por obligarlo a ponerse el gorro.
Caminaron por las calles abarrotadas de personas yendo y viniendo por todos lados, algunos corriendo, bebiendo café o simplemente intentando vender diarios o flores. Al principio le había parecido demasiado, pero con el pasar de los minutos Caspian no pudo evitar maravillarse con tal ciudad.
—Si, los ruidos son quizas algo excesivos, pero ni eso podría quitarle el encanto a este lugar. —explicó Peter, y Caspian no recordaba ningún otro momento en el que hubiera estado más de acuerdo con él.
Luego de varios minutos caminando llegaron a un parque completamente verde y se sentaron en una de las bancas. Caspian admiro el lugar y Peter simplemente descanso gracias a la extraña paz que sentía con el príncipe a su lado.
—¿Nunca extrañas Narnia?
La pregunta lo tomo de sorpresa y por un momento Peter volteó la cabeza para mirarlo. Dudó en responder, tanto que Caspian pensó que ya no lo haría, pero luego de varios minutos por fin lo hizo:
—Todos los días.
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Peter y Caspian © (Las crónicas de Narnia)
FanfictionLuego de varios meses desde su última visita a Narnia los hermanos Pevensie continúan con su vida en Inglaterra, dónde la segunda Guerra Mundial aún no acaba. Todo parece ir normal en sus vidas, hasta que Peter se encuentra con Caspian, quién está...