Capitulo 12

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Caspian agradeció mentalmente cuando el último timbre anunciando el fin del horario escolar sonó. Un día nunca se le había hecho tan largo como ése.

¿Cómo hacían todos esos estudiantes para soportarlo todos los días?

La caminata de vuelta a la casa con los hermanos Pevensie lo relajo bastante, pero aún podía sentir la mano de Peter en su muslo y las ganas de besarlo no se iban.

—Caspian —lo llamó Lucy—, ¿Extrañas tu hogar?

Caspian los pensó, claro que lo extrañaba pero la estadía en Inglaterra no estaba tan mal como había pensado en un principio. Ahí con la compañía de los cuatro hermanos se sentía querido y cómodo... Aunque quizás si sus padres estuvieran vivos y lo estuvieran esperando las cosas serían diferentes...

—Claro que lo hago —contestó por fin—, pero estoy dispuesto a disfrutar de Inglaterra todo lo posible.

Caspian estaba muy distraído revolviendole el cabello a la pequeña Lucy como para notar la tensión de Peter ante sus palabras, a quien le recorría un escalofrío de solo pensarlo lejos de él.

Quizás estaba yendo muy rápido, tan solo se habían besado un par de veces y él ya se ponía triste de solo pensar en su partida, no era justo.

Cuando llegaron a la casa los dos menores corrieron escaleras arriba directo a sus habitaciones.

—¡Espero que sea para hacer sus deberes! —les grito Peter viendo cómo Edmund casi se tropieza con uno de los escalones.

Susan río.

—Tú y yo sabemos que hacer los deberes es lo último de su lista —dijo acomodando su paraguas al lado de la puerta de entrada.

—Es lo único que deben hacer —contestó Peter con algo de molestia.

La única obligación que tenían sus hermanos era ir al instituto y cumplir con sus deberes, eso era lo único que le exigía.

—Son niños, Peter —le repitió Susan al igual que muchas otras veces mientras subía las escaleras.

Caspian miró el juego de ajedrez perfectamente acomodado en una punta del salón.

—¿Sabes jugar? —le preguntó.

—Edmund y Lucy me enseñaron —le contó con orgullo a lo que Peter sonrió.

—Es un juego de estrategia, supongo que debes ser bueno, haz entrenado toda tu vida para eso ¿Verdad?

Peter pudo ver como sus comisuras  formaban una sonrisa triste.

Caspian tomó el juego y lo dejo sobre la mesa.

—Quizás debas averiguarlo por ti mismo.

—Quizás lo haga.

Sus ojos se encontraron y Peter vió el brillo en ellos, estaba feliz de lograr aquello en el príncipe, sobre todo luego del día increíblemente aburrido que habían pasado en el instituto.

Peter lo ayudo a acomodar cada pieza en su lugar, él era las negras mientras que Caspian se había quedado con las blancas.

—Estoy bastante seguro de que voy a ganarte —lo molestó Peter al ver la concentración del príncipe quien la escucharlo no tardó en levantar su vista hacia él.

—¿Cómo estás tan seguro?

Caspian ya había movido y ahora era el turno de Peter, aunque al ser sus primeros movimientos no es como si tuvieran mucho que analizar.

—Juego al ajedrez desde que tengo memoria.

Caspian movió un peón, y Peter lo imitó.

—Tú mismo lo dijiste, Peter —su forma de pronunciar su nombre le provocó escalofríos—. La estrategia es lo mío.

—Pero no es lo único que necesitas.

Peter comió uno de sus peones. Y luego Caspian comió uno de los suyos.

—¿Que mas podría necesitar para ganar?

Peter comió uno de los caballos del joven príncipe, quien se golpeó mentalmente ante tal descuido.

—Experiencia.

Caspian sonrió, pero no contestó.

Siguieron jugando durante varios minutos dónde en la constante guerra sobre quién eliminaba más enemigos, iba ganando Peter.

Caspian tenía que admitirlo, el juego era más complicado de lo que esperaba.

—Si estás tan seguro de que ganarás —habló el príncipe luego de un rato—, ¿Que apostarías?

Peter abrió los ojos de par en par, estaba casi seguro de que ganaría, ¿Por qué Caspian se arriesgaría de esa forma? Sin embargo, tuvo que aceptar que encontraba su determinación toda una fortaleza.

—¿Que quieres?

Peter le comió el otro caballo, dejándolo tan solo con la reina, el rey, dos torres, un alfil y un peón mientras que él aún mantenía la mayoría de sus piezas intactas.

—¿Que ofreces?

Peter se sonrojó completamente al entender la indirecta del joven príncipe.

—Te diré algo —comenzó a hablar mientras movía una de sus piezas—, si yo ganó, esta noche dormirás conmigo.

Lo miró algo extrañado, eso no iba a ser un desafío para nada, después de todo, la noche anterior habían dormido juntos y Peter estaba encantado de volver a hacerlo. Aunque luego de algunos segundos se sintió mal al saber que Caspian no iba a poder ganar.

—Y... —continúo luego de varios segundos—, me dejaras hacer lo que yo quiera.

Peter le comió otro peón, y se preguntó a qué se debía tanta seguridad por su parte.

—¿Y que quieres hacer? —indagó algo distraído pensando en su próxima jugada.

Al ver la sonrisa de Caspian supo que se arrepentiría de aquella pregunta.

—Que quiero hacerte... —hizo una leve pausa—, sería la pregunta correcta.

Peter trago con fuerza y los ojos de Caspian se dirigieron hacia su cuello. Quizás le habían echado mucha leña al fuego porque sentía como la temperatura subía a cada segundo.

Peter asintió aceptando la apuesta mientras esperaba al próximo movimiento de Caspian.

—Esta bien, y si yo ganó...

—Jaque mate —dijo de repente Caspian, interrumpiendolo.

Peter abrió los ojos con sorpresa observando como las piezas del príncipe rodeaban a su rey a la distancia. No importaba que haga, en su próximo movimiento Caspian podría comerlo tranquilamente. Levanto la vista mirando su sonrisa de suficiencia. Había logrado distraerlo y rodearlo en cuestión de minutos.

—¡Eso es trampa! —lo acusó.

—¡Claro que no! —se defendió intentando contener una carcajada.

—Claro que si, tus distracciones me...

Peter se detuvo de golpe y se encontró con los ojos del príncipe quien lo miraba expectante.

—¿Acaso yo te distraigo? —preguntó Caspian en un susurró.

Era un juego peligroso al que estaban jugando, ambos sabían muy bien de lo que hablaban así como también sabían que en cualquier momento alguien podría volver a bajar y verlos.

—Lo haces, y mucho —dijo Peter con el mismo tono de voz.

La atracción entre ambos era cada vez más y por más que ninguno lo quisiera admitir, era cuestión de tiempo para que caigan en las manos del otro.

Peter y Caspian © (Las crónicas de Narnia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora