38. La boda

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Capítulo 38: LA BODA

Hareth

Cuando ya creía que todo estaría bien, la tempestad me atropelló nuevamente. Y esta vez el golpe fue tan fuerte y potente que me tenía de un hilo.

Estaba ahogándome, un nudo inquietante presionaba mi garganta. Y no iba a conseguir respirar hasta que Mia volviese a mirarme.

A verme como suyo. Porque lo nuestro era real.

-Por favor, háblame.

Estábamos más distantes que nunca, cuando hacía el intento por conseguir hasta el más mínimo contacto, ella huía. Se escapaba de mis brazos y me resultaba muy difícil entender cómo podría lograrlo, ella estaba más determinada que nunca en castigarme.

Y lo estaba consiguiendo. Y yo todos los días me reprochaba el no haber sido sincero con ella desde un principio. Todo habría sido distinto si lo hubiera hecho.

Entre nosotros todo comenzó con deseo, pasión y mentiras.

Nunca debí permitir que este último nos atacara.

Rouse no me respondió. Transcurrieron días y yo cada vez que la veía insistía rogando conseguir una reacción de su parte. Me estaba matando, nos encontrábamos cerca, la tenía conmigo pero tan distante. El frío de un bloque de hielo me empujaba hacia atrás cuando intentaba romper esa barrera entre los dos.

-¿Cuánto tiempo más durará esto, Rouse? -increpé con dureza, ya estaba perdiendo la paciencia. Ejercí presión en mi mandíbula y respiré, viajé la vista dentro de la habitación para impedirme decir algo incorrecto. Verla incluso me hacía mal, ver esa expresión en su rostro me destruía lenta y tortuosamente.

Regresé la vista sobre ella, tenía la mirada baja. Ni si quiera se dignaba a mirarme.

Relajé mis rasgos y dejé salir un suspiro por la boca.

-No sé qué intentas, pero de mi parte no conseguirás ninguna reacción. Solo recuerda que te amo.

Abandoné el cuarto con rapidez luego de comprobar una vez más que ella no pensaba romper el hielo.

No se estaba derritiendo ante mi fuego, ni un poco.

La puerta de mi despacho formó un estruendo tras mi espalda.

Destapé la botella y me la empiné tomando un gran sorbo, hice que el segundo trago durara en mi boca mientras me reprochaba una vez más esta ridiculez. El líquido quemó mi garganta, pero nada podría desgarrarme más como su indiferencia.

Mia...

Mi mano tembló, las lágrimas ardían en mis ojos. El coraje y la insoportable impotencia me comían por dentro. Una dolorosa sensación me rompía y destrozaba el cuerpo. No podía concebir tantas promesas arruinadas.

No podía concebir que ella no es mía.

Arrojé la botella contra la pared más cercana, los vidrios rotos alcanzaron mis pies al igual que el líquido que derramó. Emití un grito frustrado con las manos apoyada en la cabeza, mis dedos se enredaron en mis hebras y tiraron con fuerza.

Cuando sentí que caería, busqué inmediatamente con qué apoyarme. Mis manos consiguieron sostener mi peso al aferrarse al borde del escritorio, me apoyé sobre él, encorvado. Mi pecho no dejaba de subir y bajar en un ritmo errático a causa de mi pesada respiración.

Estaba tan molesto, tan jodidamente rabioso con la persona que me arruinó la vida.

Neira Relish.

ROSE |Híbridos Rebeldes II|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora