No pude conciliar el sueño, fingí hacerlo para que Hareth se relajara y consiguiera dormir, pero mi mente quedó despierta toda la noche pensando en mi encuentro con Aedus.
05:17 A.M.
Me levanté, no aguantando más la ansiedad que había despertado en mí desde que tomé esta decisión. Me dirigí al baño silenciosamente. Me tomé una ducha de agua fría para activar todos mis sentidos, con el cuerpo helado y titiritando un poco, salí envolviéndome rápidamente en una toalla. Me cepillé los dientes, apurando ese proceso para trasladarme al vestidor.
Demasiado ansiosa, proseguí a ponerme un conjunto deportivo gris y las zapatillas negras. Volví al baño para peinarme un poco, me lavé el pelo pero ni siquiera lo cubrí con una toalla. Apuré ese paso y me lo dejé suelto.
Alcancé mi crema hidratante y me apliqué un poco en el rostro. Mis labios estaban un poco resecos, uh. Odié que mi mirada se viese tan cansada, me cubrí las ojeras y tapé alguna que otra imperfección para que no me viera tan horrible.
Volví a la habitación y miré hacia Hareth por última vez, él seguía recuperando su sueño perdido plácidamente.
Él no sabía que yo había elegido este día para ver a Aedus, y era lo mejor, se alteraría bastante y su inquietud me afectaría y no me dejaría actuar como realmente quería.
Tomé aire por la nariz y lo solté lentamente por la boca, dándome ánimos antes de salir del cuarto.
La mansión seguía muy silenciosa, todos aún parecían descansar. Abrí la puerta principal sin problemas para salir, el aire mañanero golpeó mi rostro anticipándome del mal clima.
Sí, ese día estaba muy nublado, se aproximaba una tormenta. Y yo ahí, por salir a "correr".
No tuve dificultades para salir de la propiedad, los de seguridad simplemente me miraron y acataron mi orden.
Caminé alejándome rápidamente de la mansión, una presión punzante en el pecho me pedía correr lejos. Y no esperé demasiado para hacerlo, activando mi súper velocidad, cruzando el bosque en un tiempo incalculable.
Me detuve en la cascada, en el inicio de las rocas.
Dentro de la cueva, que se escondía detrás de la cascada, se encontraba un portal que guiaba a Juntos, extrañaba a mis amigos de ahí, especialmente a Aden que a estas horas ya se encontraba molestándome o contándome algunas novedades que llegaban a sus oídos.
Busqué una forma de subir y escalé hasta ubicarme a la orilla del río. Me acerqué para ver como el agua caía ruidosamente, manteniéndome durante un instante inmerso en mis recuerdos.
Detallé el horizonte desde mi altura, todo se veía muy oscuro. El brillo de un rayo me hizo tragar saliva. Aparté la vista de ahí concentrándome en el viento que soplaba contra mí, dándome escalofríos. Me alejé un poco hasta quedar bajo un árbol, apoyé mi espalda contra la base de este, con la vista fija en el río, pasándola más allá donde se daba comienzo al bosque.
Dilo.
Dilo ya, me animé.
Cerré los ojos, visualizando una suposición.
—No podré mirarlo, no podré hacerlo —dije dejándome inundar por el miedo—. No quiero ser la causa de su muerte, no quiero... dispararle.
Ya tomaste tú decisión, Rouse. Hazlo, dolerá pero sanarás, pronto dejarás de sentir todo por él. Te recuperarás y...
¿Pero qué va a ser de él? Estaba a punto de profundizar la daga en su corazón.
—¡Basta! —exclamé, reteniendo el mar de preguntas que corría por mi mente, casi ahogándome.
ESTÁS LEYENDO
ROSE |Híbridos Rebeldes II|✔
FantasyCOMPLETA | Híbridos Rebeldes II. Último libro. Un debate por el amor de dos hombres. Una decisión definitiva. El resultado de una lucha. Y para alcanzar el objetivo se atravesará AMOR, SUSPENSO Y REVELACIONES ... Este es el segundo libro de la bil...