9. Una simple oscuridad

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Ese aroma corría en el aire.

Inmediatamente supe que era: sangre. Pero no uno cualquiera, como la que nosotros adquiriríamos, sino sangre humana.

Mis sentidos se amplificaron, ese olor se metió en mis fosas nasales, encendiendo una necesidad en mi interior. Mi garganta se me secó. Pude percibir de dónde venía, aspiré en esa dirección por puro instinto. Di un paso hacia ese lado y nuevamente ese aroma me conquistó. Entonces me alejé un poco de mi grupo, no siendo muy consciente de lo que estaba haciendo. Inmediatamente Kenia se interpuso en mi camino.

—Detente—la miré, entreabrí los labios y tomé una bocanada de aire cuando volví en sí, por lo menos un poco.

Aden y Bárbara se ubicaron a mis costados.

Ese olor volvió, esa vez mucho más fuerte, el aroma se intensificó al igual que mi deseo desesperado por probarlo.

Alcé el rostro y observé en la profundidad del bosque, expandí mi oído e inmediatamente me llegaron gritos eufóricos acompañados nuevamente de ese aroma que en aquel momento consideré sumamente sabroso, mucho antes de probarlo.

—Sus ojos—reconocí la voz de Adén. Di un paso atrás y dejé llevarme por mi instinto, me dejé controlar por mis sentidos.

Pero cuando hice el ademan de moverme, de correr hacia esa dirección que me llamaba una, persona saltó sobre mí.

Era Kenia, ella me sostuvo con fuerza por los hombros, manteniéndome en el suelo.

—¡Tienes que controlarte, no te dejes dominar!—me gritó, no la escuché, solo podía percibir los gritos y la sangre.

Hice un poco de esfuerzo para deshacerme de ella, tenía que irme de allí, en otro lugar había algo mejor que la sangre de ese simple alce.

Levanté la cabeza y la miré con enfado.

—Suéltame—exigí, volví la vista por detrás de ella, constantemente mi vista siempre volvía ahí, como si temiera que mi aperitivo se fuera, que me lo arrebataran.

—No, lucha contra eso, tú debes tener el control—contestó, exigente.

Ella me retuvo con fuerza de los brazos cuando intenté moverme.

Intenté levantarme pero no pude, esa chica tenía mucha fuerza. ¿Y cómo no? Si ella era la experta, era una híbrida con todas las habilidades totalmente controladas y avanzadas, yo era una novata. Pero no una cualquiera.

Pensé en lo que quería, quise incrementar mi fuerza y eso obtuve.

Zafé mis brazos de su agarre y enderecé la espalda, queriendo ponerme de pie rápidamente, pero alguien me lo impidió. Unos fuertes brazos me sujetaron por detrás, manteniendo un fuerte agarre específicamente en mis brazos.

—Contrólate, lucha. Vamos, Rouse, no te dejes vencer.

Ese fue Aden, por un leve instante volví en sí.

—Hay que regresar, ella es una iniciada, no podrá con esto. Aún es débil, no manejará su instinto asesino si llega ahí—Bárbara dio su opinión.

Kenia estaba sentada sobre mis piernas, manteniéndome bien firme contra el suelo mientras Aden aumentó su fuerza contra mi espalda intentando retenerme cuando comencé a hacer fuerza para deshacerme de ellos.

Libré una pierna y con esa empujé a Kenia, la fuerza que usé fue tan grande que ella quedó a unos cuantos metros de mí. No me quedé quieta para procesar lo que había hecho, seguí con lo mío.

Antes de que Bárbara ocupara el lugar de nuestra líder, moví con desespero mis hombros y al final hice un extraño y desconocido movimiento ocasionando que Aden se cayera por delante de mí.

ROSE |Híbridos Rebeldes II|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora