Susana y el Fígaro |XXIX|

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Ya habían pasado unos minutos desde que el par de germánicos y la antigua colonia habían arribado a casa del antiguo imperio. USA conversaba amenamente con Veneciano y Romano sobre autos de carrera. El chico perecía concentrado en dicho intercambio, más le dedicaba cada cierto tiempo miradas furtivas al ruso dueño de su corazón, quien se había desplazado a la cocina y con quien no había podido cruzar palabra desde que llegó. El zarco no podía evitar sentirse hasta cierto punto irritado de la cercanía entre Prusia y Rusia. Ciertamente desconocía completamente la relación entre esos dos pero después de lo que ocurrió con Dinamarca no quería fiarse. En un principio creyó que tendría la vía libre para recuperar al euroasiático ya que todos los países siempre se mostraban atemorizados frente al Oso del Este. Nunca pensó que se hallaría luchando por la atención del mayor y menos que su oponente sería Dinamarca. Si el joven danés, que apenas lo conocía, podía enamorarse del ruso, que sería de aquellos que conocen verdaderamente al peliblanco.

USA siempre fue un país seguro de sí mismo, en sus pocos años de existencia una sola tendencia había marcado su vida: Todo lo que quiero, lo obtengo. Así pasó con su independencia, con Texas, con la guerra fría y como no, con sus conquistas románticas. Oh claro que sí, pues si algo marcó al joven Estados Unidos fueron sus años PlayBoy, los cincuenta. Los países vivían indefinidamente por lo que es evidente que en algún momento irían en busca de calor fisico, ya sea con otros países o con los humanos. Por lo que durante ese tiempo el joven e inexperto Alfred aprovechó para desencadenar sus adolescentes hormonas. Obviamente esa década fue directamente seguida de varios años de redención donde intentó arreglar esa mala conducta de la que hoy estaba arrepentido, fue una década horriblemente machista. Aparecieron después un sin mil de comedias románticas adolescentes, llenas de estereotipos y demás cursilerías, las cuales engancharon al joven USA, guiándolo para convertirse en lo que es hoy día. Pero volvamos con su lema de vida. Ya que su amor por Rusia causaba que su seguridad y la veracidad de dicha frase flaquearan y temblaran como caribeño en terremoto de rango uno en la escala de Richter. USA se sabía de memoria casi toda la información sobre Rusia desde finales de la primera guerra mundial hasta ahora. Conocía desde las fluctuaciones del Rublo hasta su número de habitantes de manera exacta. Sin embargo no sabía nada de su pasado; en eso varios europeos y asiáticos le llevaban ventaja. La parte histórica era simple, nada que una investigación de google y algunos libros no puedan resolver. Pero esa era la historia del país y no la de Rusia como persona. Eso le hacía preocuparse ya que, ahora que sabía que varios países no le temían a Ivan sino a Rusia, cualquiera podría ser un enemigo.

USA creyó que el miedo mantendría a muchos alejados del euroasiático, pero no fue así. Hasta cierto punto se sentía lamentable y asqueado de sí mismo, quería lo mejor para Rusia como persona, como pareja, pero a veces simplemente deseaba que fuera solo suyo. Hundirlo en un mundo donde todos le daban la espalda para que solo él pudiera ser su sustento y su luz, que solo él pudiera hacerlo sentirse feliz o avergonzado, quería hacerlo su propiedad privada. Pero obviamente no podía hacer eso, se reprendió sacudiendo la cabeza el blondo al ver lo alegre que se veía el de ojos amatista siendo rodeado de tanta vida. En ese momento una ligera frialdad empezó a recorrer su espalda mientras se rememoraba de esa mueca chueca que le mostraba este durante la guerra fría o esa imparcial e inamovible mirada que le brindó en su primer encuentro. No quería tener que volver a presenciar esas expresiones y menos deseaba volver a verle llorar. "Está mucho mejor así," se dijo el chico mientras suspiraba viendo como nuevamente Rusia se apoyaba sobre la cabeza de Prusia a forma de burla. Definitivamente se lo veía mejor cuando mostraba todos sus dientes y reía, no porque debía, sino porque quería. El chico reintegró nuevamente la conversación mientras sonreía ahora más relajado. Si no tenía confianza en sí mismo, entonces confiaría en Rusia.

Después de un rato de conversación un estruendo proveniente de la cocina alertó a los italianos, quienes preocupados corrieron temiendo que Prusia y Rusia los dejaran sin cena. Mientras tanto una sombra se acercó lentamente al estadounidense quien observaba su vaso de Coca-Cola como si fuese la cosa más interesante del mundo. De repente el chico sintió un escalofrió en su nuca causando que se girara precipitadamente solo para encontrarse con...nada. El chico suspiró y se burló de sí mismo diciéndose que había visto demasiadas películas de horror. No había terminado de enderezarse cuando una figura de vestido azul y aura lúgubre le hiso casi pegar un grito en el cielo. Casi, porque Bielorrusia cubrió su boca para atenuar su llamado de auxilio. La chica miró los atemorizados ojos del zarco, quien aún creía que ella estaba locamente enamorada de su hermano. Ella suspiró, no sabía cómo tratar con gente como él así que le destapó la boca, lo tomó por la parte trasera del cuello de su camisa y le arrastró hasta afuera. El todo bajo la atenta mirada de Rusia quien al cruzar miradas con su hermana no hiso más que asentir y regalarle una sonrisa. ¿Que tan malo podría ser?

Tansty with the snow King |RusAme|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora