Lucentio sin su Bianca |XIII|

308 43 32
                                    

Era un día lluvioso, de esos en los que uno solo quiere cubrirse con un millón de mantas y acostarse a ver películas comiendo helado. Ya era Marzo y ese año el invierno fue piadoso en Canadá, ósea empezó temprano y terminara temprano. Todos en la casa del canadiense aun dormían cuando Rusia abrió sus ojos. El y usa terminaron dormidos en el cuarto de huéspedes, ni el mismo se acordaba como terminaron ahí. El eslavo no quería levantarse a decir verdad. Se sentía cálido, estaba abrazando algo que emitía una temperatura reconfortante. Mas su reloj biológico le indicaba que ya eran buenas horas de levantarse. Su borrosa vista lentamente se volvió nítida y cual no fue su sorpresa al encontrarse al estadunidense cómodamente acurrucado entre sus brazos. Su corazón dio un vuelco y estuvo a punto de escaparse. Oh que feliz se sentía. De sus libros había aprendido para compensar su falta de tacto, cosas como levantarse alado del ser amado. El no entendió completamente el sentido de ese acto hasta ese momento. La cara del risueño rubio se veía relajada. El chico en si se veía indefenso. Decir que esa era la misma persona con la que ya hacía unos años tuvo la oportunidad de medir fuerzas le parecía imposible. La sensación de levantarse al lado del chico era especial. Se sentía como si USA tuviese plena confianza en él, como si el chico no estuviese tan huraño en su cercanía. La magia del momento influyo en las acciones del bailarín por lo que lentamente se levantó cubriendo al americano antes de partir. Se metió a la cocina y se propuso a preparar desayuno para todos mas no fue el único en tener esa idea.

Unos minutos más tarde ya bajaba Cuba por las escaleras de la casa con las mismas intenciones. Ambos países se propusieron a mesclar sus comidas. Asi el caribeño puso a hacer unas tortillas de cebolla, jamón y queso antes de poner a hacer café. De la misma forma en que Rusia siempre tiene vodka a mano y USA guarda una reserva de hamburguesas en su equipaje, Cuba también tenía un indispensable en su maleta de viaje. El moreno en todos sus viajes siempre se llevaba una cafetera de metal, de esas de la vieja escuela y uno que otro paquete de café Lallave. Por otro lado Rusia preparaba unos blinis, porque a Canadá le gustaban las arepas, pero a Rusia no le gustaba hacerlas con la mescla de la caja, asi que lo iba a hacer como en casa. Aparte de eso entre los dos hicieron grenki con un pan baguete que habían comprado hacía ya unos días. Aunque bueno, solo Rusia los llamaba grenkis, para cuba esos son y serán siempre torrejas. Eso lo mismo era merienda, que desayuno, que postres, era como todo en uno. Ese es probablemente uno de los mayores desacuerdos que hubo entre ambas representaciones. Tuvo que venir china, que no tenía ni idea que eran las torrejas o grinkis, para detener a ambos. Conclusión, hoy en día los dos lo dicen a su manera y dejan que el otro diga lo que quiera. Eran esa de las diez cuando ambos terminaron de poner la mesa. Canadá venia ya bajando la escalera y no pudo evitar sentirse avergonzado por hacer que le visita prepare el desayuno. Cuba acompañó al norteamericano a la mesa mientras que le hacía seña al ruso para que fuera a buscar a "su amorcito", como decía el latino para burlarse de su amigo.

Rusia indignado y sonrojado subió la escaleras de dos en dos. Se paró delante de la puerta del cuarto de invitados y respiró hondo para borrar el sonrojo antes de entrar. Estados Unidos todavía dormía como oso en invierno. Rusia lo intentó todo. Lo sacudió, le gritó, le salpicó agua en la cara, el rubio parecía muerto pero Rusia lo conocía, USA disfrutaba hacerle la vida difícil. Asi que, con una sonrisa ladina se posicionó sobre el americano y le susurró juguetonamente al oído. "USA...Si no te despiertas...me veré obligado a besarte". Decir que Estados Unidos salto se queda corto. El joven literalmente se pegó al techo como gato asustado. A Rusia le dolió un poquito que Estados Unidos estuviera tan reacio a besarlo, pero su sonrisa no se borró, su trabajo aquí estaba hecho. Le indico al joven que bajara a desayunar y aun riéndose del chiste bajo las escaleras. Lo que USA nunca sabría es que en pocas horas Cuba, Canadá, Inglaterra, China y Prusia estarían recibiendo unas fotos del chico superhéroe abrasándose a la nada como si no hubiese un mañana. "Ahhhh...Lo amo, pero...Es demasiado divertido ser el villano. Fufu", se dijo a sí mismo el ruso.

Tansty with the snow King |RusAme|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora